- Entra la OEA al proceso electoral de México
- Adrián de la Garza denuncia a AMLO ante organismo regional
- Nuevo León de especial interés para el presidente
Juan Barrera Barrera
A pesar de su desprestigio, la Organización de Estados Americanos (OEA) cobra relevancia en tiempos electorales, al involucrarse en conflictos de los cuales el presidente Andrés Manuel López Obrador es uno de los principales protagonistas, con lo que alimenta aún más las disputas entre los contendientes políticos y sus partidos.
No es la primera vez que un partido político mexicano recurre a ese organismo regional para denunciar algún asunto que considere que lesiona sus derechos políticos. El tema sobresale por la denuncia que el miércoles Adrián de la Garza, candidato de la coalición PRI-PRD al gobierno de Nuevo León lo denunció ante la OEA por presunta intromisión en la elección de ese importante estado en el que la candidata oficial, Clara Luz Flores, ha caído en las encuestas electorales del primero al tercer lugar.
El regiomontano realizaba una gira por Washington con el objetivo de entrevistarse con legisladores estadunidenses y para concertar inversiones para Nuevo León, aunque todavía no gana la gubernatura. Pero en realidad la verdadera intención era reunirse con el secretario general de la OEA, el cuestionado Luis Almagro.
Adrián de la Garza internacionaliza conflicto electoral
El encuentro entre De la Garza Santos y Almagro Lemes surge después de que López Obrador denunció insistentemente al abanderado del PRI-PRD por presuntamente llevar a cabo acciones ilegales para la obtención del voto.
Desde la semana pasada, utilizando el foro de las conferencias matutinas de Palacio Nacional, el presidente denunció a Adrián de la Garza de comprar el voto a través de la entrega de una tarjeta rosa con la que promete apoyos a mujeres, por lo que la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (FEDE) inició una investigación en su contra.
El mandatario ha tratado de justificar su intromisión en el proceso electoral de la estratégica entidad norteña al señalar que es su obligación denunciar el fraude electoral. Pero López Obrador en lugar de reparar en su actitud se radicaliza y fiel a su retórica afirma que no se quedará callado y que no está violando la ley electoral porque no puede ser cómplice del fraude electoral y por ello denunció públicamente al candidato del PRI y PRD a la gubernatura de Nuevo León, Adrián de la Garza.
AMLO intenta detener la caída de Clara Luz
El presidente realmente ha iniciado una cruzada cuesta arriba en favor de la candidata de Morena, Clara Luz Flores Corrales, quien se ha venido abajo en las preferencias del electorado. Cuando encabezaba las encuestas la ex priísta fue exhibida en un video en el que está dialogando con el líder de la secta NXIVM (Nexium) Keith Raniere.
El líder y fundador de dicha secta fue condenado, en octubre, a más de 120 años de prisión por los delitos de tráfico de personas, explotación sexual y posesión de pornografía infantil, del cual Flores Corrales había afirmado que no conocía, sin embargo, después aceptó que en esa entrevista, en 2016, su intención era tomar un curso de superación personal que le había ofrecido Raniere. Emiliano Salinas, hijo del ex presidente Carlos Salinas, también perteneció a la misma organización.
La aclaración, sin embargo, no ha sido suficiente y la idea en el colectivo de la pertenencia de Clara Luz a esa secta sentó base. Mientras que el dardo dado a conocer por Adrián de la Garza y su partido el PRI, tuvo un efecto letal para las aspiraciones de su ex compañera y ahora pelea el primer lugar con Samuel García de Movimiento Ciudadano.
Pero no ha sido la única morenista acusada de ser parte de la organización NXIVM. También el dirigente nacional del Movimiento de Regeneración Nacional, Mario Delgado Carrillo. Su estrategia de defensa giró en torno a la misma que Flores Corrales. “Asistí a programas de gestión de liderazgo y éxito corporativo de una institución a la que asistían miles de personas en el mundo”, se defendió.
AMLO tiene un interés muy especial por Jalisco y Nuevo León, así lo expuso por error la senadora María Merced González en sesión del Senado a distancia el mes pasado. Desde entonces el ambiente político se empezó a contaminar y ha subido como la espuma, a tal grado que el conflicto entre el presidente y la oposición ya ha rebasado las fronteras, y los protagonistas siguen alimentando el encono en lugar de ceñirse estrictamente a las reglas de la competencia democráticas.
La maldición de la tarjeta rosa
El asunto es que una tarjeta rosa ha provocado una serie de acusaciones y demandas entre los partidos contendientes, hecho que el presidente López Obrador se ha encargado de catapultar que incluso el consejero electoral, Ciro Murayama, ha sido consultado sobre el tema.
Para el consejero del INE la entrega de tarjetas por parte de candidatos para prometer futuros apoyos sociales no viola la legalidad, siempre y cuando éstas no contengan dinero. Sobre la denuncia ante la FGR en contra de Adrián de la Garza por la entrega de tarjetas de “salario rosa” consistente en un apoyo económico a mujeres en caso de ganar la elección, Murayama afirmó que no se ha incurrido en ningún delito: “Se tratan de meros ´cartoncillos´ de propaganda que no van en contra de la legalidad”. El consejero aclaró que es una práctica común, aprobada por el Tribunal Electoral y si los partidos cometieron falta en la fiscalización eso se resolverá pasando la elección.
En 2018 el dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya Cortés, y el candidato a la gubernatura de Coahuila, Guillermo Anaya Llamas, se reunieron con el mismo Luis Almagro para exponerle las irregularidades registradas en el proceso de renovación de la gubernatura la que finalmente fue ganada por el PRI.
Mal indicio que los procesos electorales y los conflictos derivados del juego político, en una elección de suma importancia para el futuro inmediato del país, trascienda las fronteras una vez más y pongan en duda la fortaleza del sistema democrático mexicano.
La denuncia de De la Garza mero trámite
Es del conocimiento que la OEA y su secretario general, Luis Almagro, no son del agrado del gobierno del presidente López Obrador, por su activismo regional en contra del régimen de Nicolás Maduro de Venezuela y por haber apoyado el golpe de Estado que expulsó a Evo Morales de la presidencia de Bolivia.
Adrián de la Garza acusó a AMLO ante Almagro de haber violado la Carta Democrática Interamericana, firmada por todos los países del continente en 2001, por su presunta intromisión en la elección de Nuevo León y en todo México, “por lo que existe una grave situación de riesgo para la democracia”. Pero el presidente, como respuesta, ha minimizado y hasta se ha burlado del organismo regional que, como en 2018, enviará una misión de observadores electorales para el próximo 6 de junio.
Luis Almagro tiene demasiados problemas de legitimidad por la forma en que fue reelecto y dudo que quiera echarse un pleito con un rijoso López Orador, por lo que la denuncia del candidato de la coalición PRI-PRD seguramente quedará solo en denuncia como la del PAN en 2018 y dejará el asunto en manos del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Del derrotero que tomen las denuncias y demandas de los partidos dependerá en mucho la credibilidad de los partidos y sus candidatos, y los resultados de la propia jornada electoral del 6 de junio, pero también del informe de los observadores internacionales.