- Para triunfalismos la autocrítica: Madero y Gómez
- PRIANPRD celebrar en grande un avance pírrico
- El PRI de Alito el verdadero perdedor
Juan Barrera Barrera
Desde antes de que terminará la jornada electoral, poco después de las seis de la tarde, algunos dirigentes políticos, de la alianza “Va por México”, ya adelantaban y festejaban su presunto triunfo sobre el oficialismo morenista y su líder real, el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En forma por demás irresponsable lanzaban frases de que le habían quitado la mayoría calificada a la 4-T, a sabiendas de que no la tenía y que por lo tanto habían detenido la destrucción del país. Por tal acontecimiento, sin tener la certeza de los resultados del PREP, celebraban, como si hubieran realizado una gran hazaña histórica.
Va por México: triunfalistas y soberbios
“El balance que te diría, Va por México, es un éxito la coalición entre el PRI, PAN y PRD arrojó resultados favorables como nunca, dimos un paso muy importante al detener que Morena pudiera tener mayoría calificada en el Congreso de la Unión”, afirmaría en forma desmesurada el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, cuyo sobrino, Christian Castro, perdió la elección para gobernador en Campeche.
Por su parte, Marko Cortés Mendoza, dirigente del PAN, destacó que su alianza con el PRI y el PRD, “noqueó a Morena en su corazón: la Ciudad de México, lugar donde los conocen y ya no los quieren”, dijo al diario Milenio (9-06-2021). Efectivamente lograron el triunfo en 9 de 16 alcaldías y varias diputaciones federales.
Y no se diga la euforia del líder real de la coalición tripartita, el empresario y acérrimo enemigo del presidente morenista, Claudio X. González, quien presumió que “Sí por México” logró “arrebatarle la mayoría constitucional al presidente López Obrador para constituirse en un contrapeso legislativo a los caprichos del gobierno federal”.
Y bueno, en el caso de Morena, López Obrador dijo sentirse feliz por los resultados electorales al enfatizar en que la coalición oficial seguirá manejando el presupuesto federal en favor de los más pobres sin necesidad de mediar negociación con otras fuerzas, pero no ocultó su malestar por la guerra sucia anti 4-T en los medios de comunicación y, recientemente, en algunos medios internacionales, lo que desde su percepción habría influido en la pérdida de bastiones políticos.
Un poco de autocrítica les vendría bien a la salud mental
Comprensibles las actitudes triunfalistas de unos y otros, aunque todos perdieron algo y también ganaron. Cuando ya se conozcan los resultados precisos por partido entonces veremos la verdadera dimensión de cada fuerza política, pero desde ahora se puede advertir el peso que tendrán en el Congreso federal en donde Morena seguirá con la mayoría simple, controlará 19 Congresos locales y gobernará a unos 58 millones de habitantes (46% de la población total). Entonces los falsos triunfalismos caerán por su propia realidad.
Pocos espacios para una obligada autocrítica de los principales actores políticos, como si los partidos a los que representan gozaran de buena credibilidad. Es entendible que algunos líderes quieran magnificar los resultados favorables para evitar cuestionamientos y/o que les exijan la renuncia, como en el caso del priísta Moreno Cárdenas, quien ya un sector de su partido le exige su renuncia por los magros resultados obtenidos en los comicios.
Pero entre esa vorágine de optimismos artificiales, todavía hay voces críticas, las meno, como las declaraciones de dos experimentados personajes –uno de derecha y otro de izquierda-, Gustavo Madero Muñoz y Pablo Gómez Álvarez, quienes cuestionan las posiciones triunfalistas de sus correligionarios y aceptan errores en sus derrotas.
En opinión del ex dirigente del PAN es un autoengaño pensar que se le ganó a Morena. “Los que queríamos frenar a Morena…¡tenemos muy poco que celebrar! Es un autoengaño firmar que le quitamos la mayoría calificada a AMLO para impedirle modificar la Constitución. La verdad es que en 2018 tampoco ganaron esa mayoría”-
Madero Muñoz como Javier Corral son críticos de la actual dirigencia de su partido, afín a su antecesor Ricardo Anaya. El gobernador de Chihuahua dijo que “Entre las peores cosas que hay en la política: el autoengaño. En sentido contrario, como cauce para mejorar, la autocrítica”. Coinciden en que se están magnificando los resultados de la alianza PRIANPRD y en otros casos la distorsionan como autoengaño.
Victoria aliancista pírrica; PRI: el gran perdedor
Tanto Madero como Corral Jurado pueden ser igualmente cuestionados, pero por lo menos son más transparentes y autocríticos que los dirigentes recientes del PAN. Representan todavía al sector de panistas doctrinarios en contraposición a los llamados padronistas, los que tienen el control del padrón partidista y que tienen poder de decidir candidaturas.
El senador blanquiazul reconoce que el bloque pro AMLO logró 275 curules (Mario Delgado, dirigente de Morena, asegura que son 280). “Mayoría suficiente para aprobar todas las leyes y presupuestos que quiera. Para cambios a la Constitución requerirá de 59 votos adicionales que dice poder obtenerlos con el PRI y/o con MC, PRD. Y arrasó en las gubernaturas. Ganó 11 de 15”.
De soberbios todos tienen un poco, pero los que ahora se sienten ganadores su estado de ánimo los ha desbordado. Realmente el gran perdedor fue el PRI. De 15 gubernaturas en disputa, gobernaba en ocho de ellas y las perdió, le quedan cuatro (de 44 millones de habitantes locales que gobernaba sólo le quedan 27 millones). El PAN no logró ninguna gubernatura, retuvo Chihuahua y Querétaro, pero perdió Baja California Sur y Nayarit a manos de Morena. Con relación a las diputaciones federales su socio el PAN sumará unas 31 contra 24 del PRI.
Es más la presunción de los dirigentes de “Va por México” que realmente lo obtenido en los comicios del 6 de junio. Pero para su altura política si es un gran triunfo. Bienvenida la alternancia y los equilibrios, no los triunfalismos engañosos.
Morena también necesita un poco de humildad
El caso de la izquierda crítica lo asume en este caso el veterano dirigente de izquierda Pablo Gómez: “Pensamos como siempre lo hacemos. Dijimos que nuestra fuerza electoral nos va a sacar, que somos chipocludos. Y no establecimos la comunicación necesaria. Nos perdió la soberbia”.
En este espacio hemos criticado la soberbia a la que se refiere el experimentado parlamentario y de reconocida oratoria. Pero no solo ese vicio, también la falta de democracia interna, uno de los casos más emblemáticos es el estado de México, en donde los grupos que se han repartido a Morena y las cuotas impusieron en forma descarada a sus amigos y vasallos que no tenían posibilidad alguna de triunfo. Los resultados son contundentes.
En general el morenismo no acababa de despertar del sueño que significó el triunfo histórico del 2018 y el 2021 los agarró con los pies sobre el aire y al despertar la izquierda se encontró con el monstruo. Se les olvidó la modestia y la humildad.