- México-Estados Unidos ¿hacia una nueva relación bilateral?
- Después de los desencuentros viene la calma
- Kamala Harris impone a México la agenda estadounidense
Juan Barrera Barrera
Luego de que el gobierno mexicano había mostrado cierta rijosidad diplomática contra el de Estados Unidos, motivado por el espíritu latinoamericanista, derivado de la cuestión cubana y el cuestionamiento a la funcionalidad de la OEA, fue interpretado como un distanciamiento real hacia el vecino del norte, a pesar de su estrecha relación comercial.
Pero López Obrador no tardó en dar un vuelco a su posición aparentemente antiestadounidense y envío mensajes más colaborativos en un esfuerzo por relajar el posible enojo del presidente Biden a que había acusado de estar detrás de las manifestaciones de descontento contra el régimen comunista en varias ciudades cubanas el mes pasado.
Desde el foro de las conferencias de prensa matutinas, para disipar opiniones que afirman observar divergencias entre ambos gobiernos, AMLO aseguró que entre México y Estados Unidos hay muy buenas relaciones bilaterales. Es entendible que los líderes de las dos naciones juegan sus estrategias. Pero a veces, sin embargo, López Obrador no mide las formas en esta relación siempre complicada, terreno en el que salimos perdiendo como país.
En busca de un nuevo trato
El mandatario mexicano busca un nuevo trato de la parte estadounidense. Llamó poderosamente la atención con su discurso antiimperialista pero después desaceleró la pasión ideológica, como quedó sellado a principios de la semana en una reunión al más alto nivel con funcionarios estadounidenses encabezados por Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional de EU, para dialogar sobre el tema migratorio y la posible apertura de la frontera común cerrada temporal y parcialmente por la pandemia.
AMLO expuso que “Se está buscando tener un plan conjunto integral, que incluya al crecimiento económico de América del Norte. Yo he hecho un planteamiento en ese sentido de cómo fortalecer a América del Norte y a toda América ante el crecimiento económico comercial de Asia”.
En el encuentro que fue gestionado por Kamala Harris en una conversación por teléfono con López Obrador el lunes, también participaron Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional, y Juan González, director para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional. La delegación mexicana estuvo representada por el canciller Marcelo Ebrard.
Aparentemente el presidente Joe Biden no había mostrado interés personal en atender los temas de la agenda de ambos países, pero tampoco puede desentenderse completamente, por lo que ha delegado tareas sensibles en sus colaboradores, en especial a la vicepresidenta Kamala Harris, en un tema de interés común y de suma importancia para los EU: la seguridad, migración y tráfico de drogas.
En esa ruta de encarrilar las relaciones bilaterales, Marcelo Ebrard tiene que hacer malabares para enmendarle la plana a su jefe. El reciente nombramiento por parte del Congreso de Estados Unidos de Kenneth Lee Salazar como nuevo embajador de esa nación en México fue motivo para destacar la buena vecindad. El jefe de la diplomacia mexicana expresó que el nombramiento es una “buena noticia para las estrechas relaciones que existen entre las administraciones encabezadas por López Obrador y Biden”.
Esta declaración estuvo precedida por otra igualmente optimista de parte del nuevo embajador estadounidense, durante una audiencia, quien aseguró que “Es hora de crear un cambio transformador en la relación México-Estados Unidos marcando el comienzo de una nueva era de asociación con nuestro vecino del sur”.
Ken Salazar, de origen mexicano, tendrá una tarea interesante, pero seguramente complicada. Ahora las acciones por venir deberán coincidir necesariamente con las declaraciones de ambos gobiernos para el tratamiento de los temas más ingentes de la agenda bilateral y mandar mensajes claros de la posibilidad de un “cambio transformador”, pero eso solo se demostrará con resultados tangibles.
Kamala Harris impone agenda y nos regala vacunas
Creo que el lunes, luego de la llamada telefónica con Kamala Harris, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio el primer paso al aceptar nuevamente la agenda de la potencia y al dejar o posponer la actitud radical contra Biden y a cambio México recibirá ocho millones 500 mil dosis de vacunas en un momento crítico para el país que ha entrado de lleno a la tercera ola de contagios por coronavirus.
Pero Estados Unidos espera mayor cooperación de México en la contención de la ola de migrantes centroamericanos que pasan por nuestro territorio hacia el vecino país del norte se ha incrementado de manera alarmante, asunto por el que tanto republicanos como demócratas presionan a actuar en consecuencia a la administración Biden.
En la mesa de trabajo del martes, se fijó, asimismo, para el 9 de septiembre el restablecimiento del Diálogo Económico de Alto Nivel, rotó en 2016 por la llegada de Trump a la Casa Blanca, con el objetivo de la recuperación económica de América del Norte y el tema migratorio. El presidente López Obrador, en otro gesto colaborativo, invitó a su homólogo, Jose Biden, a visitar México el próximo mes, algo que se ve muy lejano todavía, por lo mientras el mandatario mexicano seguirá guiñándole el ojo al estadounidense ¿señal de que sí aprendió la lección política?