- Rubén Moreira, interlocutor válido de la 4-T en reforma eléctrica
- PRI difiere de sus aliados y se abre al diálogo
Juan Barrera Barrera
Con la aprobación del proyecto de Presupuesto de Egresos para la Federación del próximo año, se ha abierto una fase más de cuestionamientos al gobierno de la 4-T y a su principal activo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien sus críticos, oposición y medios de comunicación, lo califican como un gobernante autócrata.
La alianza opositora está que trina y truena porque los legisladores oficialistas y socios aplicaron la mayoría absoluta (50% más uno de los votos, como lo establece la Constitución). En una democracia las mayorías prefiguradas suelen imponer su jerarquía. El consorcio opositor PRIANPRD se queja que no hubo negociación, que Morena dejo de lado 200 reservas que le habían hecho al documento para reasignar el presupuesto, al que no se le quitó ni una coma.
El show político que escenificaron los diputados durante los debates intensos en la Cámara de Diputados el fin de semana, es un ejemplo más de la polarización política que priva en la vida pública del país, por lo tanto se preveía que la propuesta pasaría tal cual como la quería el presidente.
El PRI y el PAN han sido protagonistas centrales del mayoriteo cameral, cuando la aplanadora priísta pasaba sin contemplación sobre sus endebles opositores, que también pegaban de gritos porque tampoco los escuchaban, menos los tomaban en cuenta. Quienes detentan el poder lo ejercen, no lo comparten y en el Congreso federal también se gobierna.
PRI abierto al diálogo reformista de Morena
A López Obrador le urge el cambio de régimen y está dispuesto pasar por encima de cualquier obstáculo y la oposición se ha convertido en eso, en un obstáculo pues carece de propuestas novedosas que atraigan la mirada de los electores. Los opositores, a pesar de que actúan a través de una alianza, se encuentran desarticulados. Se han estancado en las críticas comunes (tren Maya, Aeropuerto Santa Lucía, Refinería Tres Bocas, inseguridad) a la 4-T y al presidente.
López Obrador, Morena y los partidos aliados no iban a permitir que una modificación al Presupuesto de Egresos de la Federación, por mínima que hubiera podido ser por parte de los partidos opositores, al otro día los medios de comunicación críticos de su proyecto la hubieran magnificado y publicitado como un triunfo de los dirigentes políticos “democráticos” sobre el autoritarismo oficial.
No hay flexibilidad para los acuerdos con relación a las reformas estructurales que son indispensables para avanzar en la consolidación del proyecto presidencial, máxime que la oposición ha dicho y reiterado su rechazo total a la iniciativa constitucional que reforma al sector eléctrico. La aprobación del Presupuesto de Egresos endureció la posición de la alianza opositora tripartita “Va por México” que vaticinó la muerte de la reforma eléctrica, en voz del legislador panista Jorge Triana.
Pero la voz discordante en el bloque opositor la alzó el coordinador del grupo parlamentario del PRI, Rubén Moreira, luego de que López Obrador lo cuestionara en una conferencias de prensa, al matizar la posición de su partido: “Pero nosotros hemos dicho que esperamos el parlamento abierto para el debate, no somos como ellos, ni estamos a revanchismos”.
Moreira, interlocutor válido d la 4-T
Es decir, a pesar de que Morena no utilizó el Presupuesto de Egresos como herramienta para negociar con el PRI un hipotético respaldo a la iniciativa de reforma eléctrica de López Obrador, un sector del priísmo está dispuesto a la negociación, lo que podría entenderse que en las filas de ese instituto político los liderazgos entre Alejandro Cárdenas y Moreira Valdez hay serias diferencias (la esposa de Rubén, la también diputada Carolina Viggiano, estuvo en la boda de Santiago Nieto y Carla Humphrey).
De ser así, la división de opiniones en el PRI sobre temas polarizantes afecta en consecuencia la uniformidad de posiciones en la agenda legislativa de los aliados opositores al régimen morenista. En este contexto, Moreira, quien gustaba de viajar en el avión privado de Alonso Ancira, que tiene pendientes con la justicia por la venta fraudulenta de la empresa Agronitrogenados, está asumiendo un papel más protagonista en el seno del bloque opositor y al mismo tiempo se convierte en interlocutor válido del gobierno de la 4-T y de Morena.
El miércoles el PRI y Movimiento Ciudadano se sumaron las críticas contra el INE por “la desmedida y excesiva burocracia” y al igual que Morena demandaron una revisión de sus gastos y aplicar una política de austeridad, pero se manifestaron en contra del recorte presupuestal al organismo electoral de cinco mil millones de pesos para el 2022. Se sorprendieron de la existencia de varios fideicomisos que tiene el INE por mil 300 millones de pesos, de los que AMLO había informado en una conferencia de prensa mañanera.
No hay fecha precisa para la discusión de la iniciativa de reforma constitucional del sector eléctrico, pero por los tiempos seguramente se vaya hasta principios del 2022, año que se avizora políticamente candente y muy ríspido. Las posiciones en el PRI, ya convertido en el partido bisagra, podrían cambiar diametralmente y acaso llegar a una ruptura.