Política Global

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  • “Alito” Moreno da otro golpe, pero a su partido
  • Su periodo en el PRI se amplía hasta el 2024
  • Alejandro Moreno, una suerte de “dictador” partidista”

Juan Barrera Barrera

“Alito” Moreno es de esas personas que extienden la mano derecha como una forma de expresar su amistad y apoyo, pero tiene la otra con el puño cerrado listo para asestar un severo golpe. Algo similar sucedió este lunes durante el Consejo Político Nacional, en el que impuso una reforma estatutaria que amplía su mandato al frente del PRI más allá de las elecciones presidenciales del 2024.

Cuando el diputado Alejandro Moreno Cárdenas era cuestionado por los resultados negativos en las elecciones en las que su partido, el PRI, perdió diez gubernaturas, y sus correligionarios lo exhortaban a dejar la presidencia de su formación política, el campechano aseguraba que terminaría su periodo para el cual fue electo por más de dos millones de votos y refutaba con un “yo no fui impuesto por ningún presidente”. Aseguró que no tenía intenciones de prorrogar su dirigencia.

Alejandro Moreno traiciona a la militancia

Alejandro Moreno fue electo para un periodo que concluye el 18 de agosto de 2023, dos meses después de las elecciones para gobernador del estado de México. Sin embargo, este lunes el CPN reformó el artículo 83, fracción 37 de los estatutos del PRI con 458 votos a favor y ninguno en contra, como en los tiempos añejos de ese instituto político. Miguel Ángel Osorio Chong y Claudia Ruiz Massieu se ausentaron como rechazo a las intenciones de su dirigente.

El citado artículo del reglamento del PRI quedó de esta forma, con la reforma aprobada en sesión extraordinaria del Consejo Político: “Determinar la prórroga del periodo estatutario de la dirigencia nacional en los casos en que la renovación concurra con un proceso electoral dentro de los noventa días hábiles previos a este”.

Moreno Cárdenas había traicionado a sus socios de la alianza “Va por México” al votar la reforma de Morena para que las Fuerzas Armadas continúen realizando trabajo de seguridad pública hasta el 2028 y así salvar su pellejo, después de haber sido presionado por el gobierno de la 4-T y con la esperanza de que apoyara la reforma constitucional en materia electoral del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El legislador provocó una crisis dentro de su coalición opositora, no obstante aguantó las críticas de sus propios dirigidos, de los partidos aliados y de su líder Claudio X. González. Ante el desconcierto opositor, Moreno siguió insistiendo en que la alianza seguía vigente para el PRI y después de un breve periodo parece ser que “Va por México” va en Coahuila y estado de México.

Moreno Cárdenas una suerte de “dictador” partidista

Alejandro Cárdenas decidió sumarse nuevamente a la oposición en el rechazo a la reforma electoral del presidente López Obrador por considerarla que atenta contra el INE, porque estaba contra el albazo y el mayoriteo, después de haber participado en la marcha en defensa de ese órgano electoral, sin embargo, impuso una reforma a su partido para beneficiarse él y su grupo de consejeros políticos que atenta contra la voluntad de la militancia priísta.

“Alito” controla el Consejo Político Nacional por eso lo utilizó en lugar de convocar a la Asamblea Nacional que es el máximo órgano de decisión del Revolucionario Institucional. Una vez, más él y su grupo hegemónico podrán decidir las candidaturas en los comicios de Coahuila y estado de México. El líder prorrogado, además, se blindará con una senaduría plurinominal.

El dirigente del PRI le asestó un duro golpe a sus socios políticos y éstos después los arroparon y defendieron de los embates de Morena y su gobierno, porque se decía víctima de la persecución política, a quienes les dio también un mazazo al regresar al bloque de contención opositor. Ha faltado a los compromisos con sus compañeros ex dirigentes a quienes aseguró que no buscaría ampliar su presidencia en el partido.

Ese es Alejandro Moreno Cárdenas de cuerpo entero, que se ha mostrado muy hábil políticamente ante tirios y troyanos, pero se reafirma como un personaje simulador, traidor, convenenciero y carente de palabra. Suele hablar fuerte, porque no tiene otro método para convencer ni a los de casa ni a los de afuera.

El dirigente tricolor manipula a un partido débil

Moreno Cárdenas es dirigente de un partido débil, rebasado por la historia. Es un dirigente perdedor de elecciones, aunque para su ego las derrotas representan triunfos reales. “Alito” es dirigente de un partido de tercera tabla, mantiene tres gubernaturas y posiblemente perderá otro en el 2023, el icónico estado de México, pero refrendará el norteño Coahuila gracias a que Morena eligió al peor candidato, al senador Armando Guadiana,

Desde hace tiempo algunos analistas han intentado adelantar los funerales del PRI, peo se han topado con un partido resiliente y en ese trance parecería prolongar su agonía. El nuevo PRI ya no cuenta con los pilares que lo hacían un partido fuerte, robusto, Los tradicionales sectores, Obrero, Campesino y Popular envejecieron con su instituto político. Ahora son cascarones, cuyas sedes solo sirven para recordar que fueron fundamentales en el desarrollo y consolidación del régimen priísta y del partido prácticamente único. El PRI de “Alito” sobrevivirá de las alianzas que pueda entable con cualquier partido.

Lo peor de todo es que el ex gobernador de Campeche dirige una formación política cuya militancia está pasmada, desorientada, desamparada, inmovilizada a falta de liderazgos alternativos, regionales o estatales. El PRI de “Alito” Moreno es un partido desfigurado ideológicamente. El PRI ya no es desde hace tiempo el portador del nacionalismo revolucionario, dejo de ser el partido de las banderas de la euforia neoliberal. El partido tricolor también se perdió en una vaga idea de la socialdemocracia. Le sirvió solamente como gafete ideológico en la escena internacional.

El “nuevo” PRI es el de “Alito” y sus socios (Rubén Moreira y esposa, verbigracia) que se dedicarán a administrar lo que queda del antiguo partidazo y repartirse lo que puedan. Tal vez algunos militantes conscientes votarán en contra de sus candidatos. Un dirigente que resta en lugar de sumar ¿le serviría a una coalición electoral?.