- Una alianza opositora a tropezones
- PRI-PAN refrendan su histórica alianza bipartidista
- ”Va por México” desmejorada, desorientada, simuladora
Juan Barrera Barrera
Ya nos hemos referido en este espacio que el renacimiento de la coalición “Va por México” se inició con una posición ventajosa de parte del PAN y del PRI sobre su más débil socio, el PRD, por ser el partido que apenas representa electoralmente el 3% a nivel nacional y en la elección venidera podría perder su registro que le impediría llegar al 2024.
Hoy, lo que queda de aquel enjundioso y prometedor proyecto político para un sector importante de México, se tiene que conformar con lo que sus abusivos, porque son segunda y tercera minoría, aliados le propongan, o le den del pastel que se repartirán de candidaturas en las elecciones del estado de México y de Coahuila.
Desde que las tres fuerzas opositoras volvieron para conformar un bloque político amplio y poder enfrentar a Morena, las desavenencias se hicieron patentes, ya que a todas luces el acuerdo era un documento bipartidista entre el PAN y el PRI. Desde entonces ya se anunciaba una alianza que tropezaría continuamente por las ambiciones de liderazgo primero y operativas, después.
PAN-PRI refrendan su tradicional alianza bipartidista
El miércoles la alianza bipartidista, más el PRD, volvió a pisotear al partido más pequeño. Las dirigencias el PAN y del PRI dieron a conocer un comunicado en el que destaca la exclusión del partido fundado por Cuauhtémoc Cárdenas en 1989, de las decisiones importantes en la elección de candidatos para los comicios de este año, lo que volvió a provocar descontento en la dirigencia del PRD. La reacción de Jesús Zambrano, presidente de ese instituto político fue tal que se corrió la especie de que abandonaría la coalición “Va por México”.
Lo que hicieron PAN y PRI no fue más que refrendar los acuerdos de fin de año en los que los azueles se responsabilizarán de conducir el proceso de candidatos a la presidencia de la República del 2024 de la jefatura del Gobierno de la Ciudad de México. Es algo lógico ya que por los votos obtenidos les corresponde ese derecho. Así lo ha entendido Zambrano Grijalva. El tema, sin embargo, está en el trato que se le ha dado al PRD.
Pero la situación del PRD no está como para exigirle a sus aliados un trato igualitario en cuanto al reparto del número de candidaturas, pero sí uno más equitativo y amable, no discriminatorio, como al que ha estado sometido en esta segunda etapa de la alianza “Va por México”. El PRD juega un papel meramente testimonial y tiene que asirse a otras fuerzas políticas para su sobrevivencia, dada su condición extrema de partido en vías de perder su registro.
Es triste decirlo, pero los escenarios para el perredismo, o lo que queda de esa formación política, no son nada positivos, cada vez se se acerca a su ocaso. Es un partido que ya no es oferta electoral. Sus electores han emigrado a las filas de Morena principalmente. Su principal fundador, Cuauhtémoc Cárdenas está confrontado con
López Obrador desde hace varios lustros. En la conferencia mañanera del jueves el Presidente arremetió contra él sin tener la más mínima información sobre su participación en la nueva organización “civil” “México-Colectivo”. AMLO volvió a hablar con el estómago al ubicar, de bote pronto, al ingeniero como su enemigo.
Si el PRD no quiere seguir soportando más actitudes soberbias de sus socios políticos le quedan todavía opciones. Morena de inmediato le ofreció su casa a los perredistas, porque los une un pasado ideológico común. El dirigente del partido guinda, Mario Delgado, se preguntó por qué un partido que “se fundó con un origen tan noble, va a ser una rémora de la derecha corrupta”.
Morena también ha hecho esfuerzos por atraer a aquellos priístas que aún se reconocen en la corriente del Nacionalismo Revolucionario que por décadas fue la bandera que le dio identidad al PRI posrevolucionario, de la cual el presidente Andrés Manuel López Orador parece que le guarda cierta nostalgia. El PRD igualmente puede acercarse a Movimiento Ciudadano, aunque éste ha reiterado su decisión de ir en solitario en los próximos comicios de este año y del próximo. Pero nada está escrito todavía y los escenarios políticos, como los capitales de portafolio, son muy volátiles.
Alianza opositora simuladora
Después del amenazante posicionamiento del PRD, por la tarde del miércoles, las tres fuerzas aliancistas intentaron disipar cualquier rumor de la salida de los perredistas de “Va por México” y divulgaron una misiva en la que la coalición “Va por México” integrada por el PAN, PRI y PRD “se mantiene unida y fuerte para ganar las elecciones de 2023 y 2024, al representar el proyecto que les regresará la paz y la tranquilidad a los mexicanos, con oportunidades para todos y un mejor País donde se respete la libertad, las instituciones y se garantice una mejor calidad de vida para las familias”.
Por la noche del miércoles los dirigentes de los tres partidos opositores coaligados se reunieron para posteriormente publicar la foto del encuentro con la frase “Así lo quiere la gente. ¡Vamos juntos!”.
Dicen que una foto dice más que mil palabras. Pero detrás de la foto en cuestión se advierte una coalición opositora a trompicones, desconectada, desorganizada, desorientada y con un puñado de líderes, azules y tricolores, que se asegurarán su futuro inmediato con alguna diputación o senaduría, mediante un engañoso discurso aperturista a la sociedad civil.