Juan Barrera Barrea
Por lo menos desde hace un año se ha empezado a hablar de una posible injerencia rusa en la campaña presidencial en nuestro país, la cual presuntamente estaría orientada básicamente a favorecer a Andrés Manuel López Obrador, como pudo haber ocurrido en Estados Unidos, de acuerdo a las investigaciones contra el actual huésped de la Casa Blanca y varios de sus colaboradores.
El precandidato del Movimiento de Regeneración Nacional desde luego que ha negado tales versiones, pues las intenciones de relacionarlo con Vladimir Putin tienen como propósito atacarlo ya que continúa encabezando las preferencias del electorado por arriba de Ricardo Anaya, candidato de Por México al Frente, coalición integrada por el Partido Acción Nacional, Partido de la Revolución Democrática y Partido Movimiento Ciudadano.
El tema ha subido de tono luego de darse a conocer, el jueves de la semana pasada, un informe del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos que indica que “Putin «continúa consolidando una maquinaria propagandística sofisticada que le permita socavar la democracia de países vulnerables, a través de la polarización del electorado y la desinformación, a través de una serie de estrategias en redes sociales».
Apenas, a mediados de diciembre, el general H.R. McMaster, Consejero de Seguridad de Donald Trump, dijo, a través de un video, que Estados Unidos había percibido que Rusia buscaría intervenir en las elecciones de México, pero no dio datos de quién sería el aspirante presidencial beneficiado por la presunta intervención del Kremlin.
Vuelven las campañas sucias
Al asunto de una posible intervención extranjera en el proceso electoral mexicano ha llamado la atención, como es natural, de analistas nacionales, pero también de la prensa estadounidense. Recientemente en el diario The Washington Post se publicó un débil artículo de opinión sobre el presunto apoyo de Putin y Trump a López Obrador, (por cierto es el único precandidato presidencial en advertir sobre los peligros de una intervención externa en los comicios presidenciales).
El tema, de inmediato fue tomado como bandera de campaña por el Partido Revolucionario Institucional, sus aliados y su precandidato, José Antonio Meade, para atacar al aspirante de la coalición “Juntos haremos historia”. Su nuevo vicecoordinador de mensajes, Javier Lozano, quien en días pasados renunció al PAN para regresar a su antiguó partido y levantar la imagen de su amigo, a través de golpeteos, pues no levanta en las preferencias electorales.
El martes Lozano y dos voceras más (la senadora Ana Lilia Herrera Anzaldo y la diputada Mariana Benítez, en conferencia aseguró que la injerencia de Rusia en el proceso electoral es real y busca beneficiar a López Obrador, a quien se refirió despectivamente como “Andrés Manuelovich”. Alertó sobre un posible ataque cibernético y difusión de noticias falsas.
En eso de difundir noticias falsas Lozano se está convirtiendo en especialista, pues no aportó información relevante de su aseveración, ya que solamente hizo referencia a notas periodísticas. Con esa estrategia será difícil que logre subir la imagen de su candidato, y por muchos títulos y trayectoria burocrática que tenga es el abanderado de un partido totalmente desprestigiado, por el que un 60% de los electores no votaría, como documentan algunos sondeos demoscópicos.
Entre el vocero de Meade Kuribreña y el de la Presidencia de la República, Eduardo Sánchez, no hay coincidencia en esa percepción de actos injerencistas de Rusia que pretendan favorecer a AMLO. Sánchez, un día antes de lo dicho por el senador del PRIAN dijo no tener evidencia de una presunta intervención de ese país en el proceso electoral mexicano.
Está claro que el foco de los ataques y de la guerra sucia electoral será nuevamente Andrés Manuel López Obrador que sigue punteanado las encuestas electorales y ciertamente tiene apanicados a sus contrincantes que no encuentran el método para acercársele, a pesar de que todavía faltan seis meses para la elección y todo puede pasar. Muchos analistas creen que si no hay mano negra en los resultados, el tabasqueño será el triunfador.
Cuidar intenciones injerencistas externas y también las internas
Un indicativo de la presunta relación de Morena con el Kremlin, es su cercanía con el académico John Ackerrman, quien tiene una videocolumna en el medio de propaganda ruso Rusia Today (RT), y que es muy cercano a las posiciones de Morena, además de que su esposa, la investigadora Irma Sandoval, forma parte de su círculo de colaboradores, pues está propuesta por AMLO para integrar su gabinete, en caso de ganar la elección.
Sus enemigos de AMLO desde hace tiempo han convertido el caso venezolano en uno de sus frentes de ataques favoritos contra su persona y su proyecto de nación, y en este caso ni López Obrador ni Morena han hecho lo suficiente para desmarcarse del impresentable y tóxico Nicolás Maduro. En días recientes aparecieron algunas pintas en Venezuela en apoyo al líder de la izquierda en México y muchos nos preguntamos cuántos venezolanos conocerán a López Obrador.
Venezuela está en la circunstancia nacional electoral, pues López Obrador ha solicitado al INE investigar la posible participación del polémico publicista venezolano especialista en campañas sucias y proclive a la violencia, J J Rendón; a los partidos aclarar su posible relación con este personaje; y a Peña Nieto y a las televisoras que procuren que las elecciones sean limpias y libres.
No hay duda de que las potencias intentan influir en ciertos países aliados de sus enemigos. Rusia se ha ganado la fama de intervencionista, pues ha tendido sus tentáculos en las elecciones británicas que le dieron el triunfo a los eurofóbicos impulsores del Brexit y otros países de Europa, y después su mano en los comicios de Estados Unidos el año pasado, participación que ha sido muy documentada. EU, por su parte tratará de defender su territorio de influencia y procurará tener a un presidente mexicano a modo.
Ciertamente las autoridades mexicanas deben estar alertas a cualquier circunstancia que ponga en peligro la vulnerable democracia mexicana, lo mismo los partidos políticos y sus precandidatos están obligados a prever y rechazar cualquier elemento extranjero que ponga en duda su autonomía y su viabilidad legal.
Pero de igual manera, los mexicanos debemos estar alertas a la injerencia del gobierno federal en la campaña presidencial, pues tiene influencia en gran parte de los órganos electorales, como quedó exhibido en las pasadas elecciones en el Estado de México, en donde el apoyo oficial en recursos al candidato Alfredo de Mazo se volcó en pleno, ante los ojos de todo mundo, máxime si las posibilidades de triunfo del candidato oficial, José Antonio Meade, se ven muy lejanas.