- El nuevo desafío independentista de Taiwán enardece a Pekín
- Amenaza China a injerencistas externos
- Mantener los equilibrios en zona asiática, pero con guerra comercial
Juan Barrera Barrera
Este lunes la isla de Taiwán (República China, nombre oficial) estreno nuevo presidente en la figura del independentista del Partido Progresista Democrático (PPD), Lai Ching-te, y con ello profundizó las amenazas del gobierno de Pekín con ejercicios militares en el estrecho de Taiwán y una advertencia a sus aliados.
Los movimientos militaristas chinos eran escenarios previsibles para Lai, de 64 año, por la tendencia del nuevo gobierno a continuar con la política de mantener la soberanía de la isla frente a China, como lo hizo su antecesora Tsai Ing-wen (2016-2024) durante los dos periodos en los que estuvo al frente del gobierno de Taipéi.
Reclama Taiwán decisión soberana sobre China
El nuevo líder taiwanés que ganó las elecciones en enero con el 40 por ciento de los votos a los nacionalistas, había afirmado que sólo el pueblo de Taiwán puede decidir su futuro y rechazó las reivindicaciones de soberanía de Pekín, al tiempo que ha ofrecido en repetidas ocasiones mantener conversaciones con China, pero se ha topado con respuestas de obvio rechazo.
La llegada de Ching-te al nuevo gobierno taiwanés representa una verdadera afrenta para la China continental que lo considera, a través de su ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, un “vergonzoso separatista” por su discurso de toma de posesión, este lunes, en el que pidió a China cese sus amenazas.
El discurso de Lai es totalmente inadmisible para los líderes del gigante asiático, pues el nuevo presidente habla como si la isla fuera un territorio realmente independiente, en parte tiene razón, y reclama a China que “afronte el hecho de la existencia” de la isla autogobernada y abandone “la intimidación política y militar”.
En respuesta a la posición secesionista del PPD, la República Popular China considera a Taiwán parte indivisible de su territorio y sostiene que cualquier contacto oficial con el gobierno e Taipéi, debe realizarse sobre la base del Consenso de 1992 y del principio de una sola China, por el que se considera al gobierno de Pekín como representante legítimo de China en el mundo, y a la isla como una “parte inalienable” del territorio.
Pero en los hechos, geopolíticamente los escenarios en esa importante zona asiática han cambiado y hay otras potencias que juegan roles indirectos en pro o en contra de ese viejo Consenso, como Estados Unidos que sigue siendo el principal apoyo global de Taiwán, en momentos en que las relaciones bilaterales con China van de choque en choque por el tema comercial.
Pekín lanza amenazas a injerencistas a EU
El apoyo abierto del gobierno de Washington a Taipéi es un asunto que ha venido a escalar las tensiones en el Mar del Sur de China y a exacerbar el anti occidentalismo chino, que los simulacros iniciados el jueves por Pekín alrededor de la isla por el discurso de Lai “…es también un fuerte castigo a los actos separatistas de las fuerzas independentistas de Taiwán y una severa advertencia contra la interferencia y provocación de fuerzas externas”, habría dicho un alto mando militar chino.
No especifica la fuente al destinatario, pero es natural que se refiere a los Estados Unidos. A finales de abril, durante una visita del secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, su homólogo chino, Wang Yi, advirtió que EU no debe interferir en los asuntos internos de China…y no debe cruzar las ´líneas rojas’ de Pekín con respecto a la soberanía, la seguridad y los intereses de desarrollo de China”.
A veces cuando ambas potencias parecen entrar en una fase de estabilización de relaciones aparecen los negativos, como la aprobación del último paquete de ayuda exterior que incluye asistencia militar a Taiwán y China lo asumió como una grave violación a “la política de una sola China”.
Conflictos comerciales y no desestabilizar militarmente
Las relaciones bilaterales entre ambas naciones han sido muy conflictivas desde la administración de Donald Trump y se han intensificado con Joe Biden y la estabilización es una tarea que continuamente ponen a prueba con “factores negativos”.
No obstante, el apoyo de Washington hacia Taiwán este no incluye la independencia de la isla con respecto a China y no lo puede hacer por sentido común, para no desestabilizar la frágil zona asiática, mucho menos en momentos en que se han encendido varios focos rojos en el mundo y es más conveniente mantener los equilibrios geopolíticos.
Les es más conveniente ser socios bajo los tres principios chinos: respeto recíproco; coexistencia pacífica; y la cooperación en beneficio mutuo, pero a través del concepto de Blinken de la “diplomacia activa” bajo el criterio de responsabilidad compartida para el desarrollo de las relaciones bilaterales. Pero esos son buenos deseos.