- Incertidumbre financiera pasajera por cambio de gobierno
- ¿Se devaluará AMLO con la volatilidad del peso?
Juan Barrera Barrera
Todo indicaba que el escenario estaba listo para celebrar un triunfo electoral contundente e inobjetable de Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez, con una ventaja de 30 puntos. Pero nunca falta el prietito en el arroz, en este caso los mercados financieros internacionales le aguaron la fiesta y de paso al huésped de Palacio Nacional que parece reclamar su alto porcentaje en el triunfo de Morena el 2 de junio, y golpearon al “peso fortachón”.
Como los jarritos de Tlaquepaque, los mentados mercados además de sensibles son tercos y metiches, se meten en las economías, arrastradas por el fenómeno de la globalización, sin consentimiento de las soberanías nacionales y alborotan la volatilidad en el mercado cambiario y provocan hasta fuga de capitales, lo que trae en consecuencia desestabilización en los países más débiles estructuralmente.
Incertidumbre financiera pasajera
Para los mercados, los nuevos escenarios que plantea el vasto triunfo de Claudia Sheinbaum son de incertidumbre. Morena y sus aliados en el Congreso, con mayoría calificada, pueden votar las reformas constitucionales que han venido proponiendo el presidente Andrés Manuel López Obrador y eso ha puesto nerviosos a los mercados desde las elecciones del 2 de junio ante el temor de que la nueva mayoría las apruebe con rapidez, especialmente la judicial y que la Suprema Corte de Justicia se debilite frente al poder político. A los mercados les gusta invertir en países en donde hay contrapesos en los poderes, se sienten más seguros.
El lunes, tras los resultados de los comicios, los mercados locales reaccionaron con pérdidas con la caída de la Bolsa Mexicana de Valores y la depreciación del peso frente al dólar que venía ganando terreno. Desde el 3 de junio la moneda mexicana había perdido 11 puntos cuando en un año había ganado 13 puntos frente a la divisa estadounidense y era una de las monedas más fuertes entre los países emergentes.
En este tema tanto el presidente como la presidenta electa están de acuerdo, sin embargo, Sheinbaum Pardo ha matizado en el método (propone una consulta amplia que aglutine a especialistas de las facultades de derecho, entre otros sectores) con el objetivo de calmar a los mercados financieros, sin embargo, no ha sido suficiente, como tampoco fue suficiente la conferencia del secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O.
Para algunos analistas financieros, el ambiente de incertidumbre es pasajero, que se mantendrá en lo que pasa la transición y que “es probable que los activos mexicanos continúen respondiendo a un reajuste en la percepción de riesgo en el país y presentando volatilidad hasta no tener certeza de los objetivos prioritarios de la nueva administración y cómo alcanzarlos”.
El Banco de México en caso de que la volatilidad de los mercados llegué a los extremos, podría intervenir para restablecer el orden. La gobernadora del Banxico, Victoria Rodríguez Ceja, informó que los posibles mecanismos de intervención incluyen un programa de cobertura cambiaria de 30 mil millones de dólares. Pero reiteró que la flexibilidad cambiaria sigue siendo uno de los pilares del sistema económico de México y que la institución no apuntaría a ningún tipo de cambio en lo particular.
¿Se devaluará AMLO con la devaluación?
La volatilidad del peso ha sido motivo para que algunos detractores del gobierno de la Cuarta Transformación y de López Obrador aseguren que México enfrentará una crisis económica similar a otros fines de sexenio, como el emblemático “Error de diciembre” protagonizado en la transición de poderes entre Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León en 1994 que terminó por distanciarlos políticamente. Ambos se culparon de la debacle de fin de sexenio que ya se anunciaba desde el primer día de ese año con el alzamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
En la tradición política era muy común la frase de que presidente que devalúa, se devalúa. Sin embargo, actualmente la economía nacional está estable, con finanzas sanas que le permiten al gobierno de López Obrador adelantar pago de la deuda externa para que su sucesora no tenga sobresaltos durante su primer año de gobierno.
López Obrador, con su clásica terquedad, desafía a los mercados e insiste en que, en septiembre, cuando entre la nueva Legislatura, se harán los cambios a la Constitución, el Plan C, no obstante, las sacudidas que le han propinado al peso sus declaraciones.
Las familias mexicanas de escasos recursos han tenido incrementos importantes en sus ingresos laborales por la subida a los salarios mínimos en estos últimos cinco años, pero las devaluaciones debilitan la moneda y en lo primero que impactan es en los bolsillos de los consumidores y no creo que López Obrador quiera pasar a la historia como sus antecesores que devaluaron al final de sus sexenios.
Una medida política a una crisis económica es siempre una buena medida recurrente, por ejemplo, los perfiles del equipo de colaboradores deberán ser más técnicos y de trayectoria política probada, sería una buena señal. Su disposición al diálogo con los diversos sectores y empatía con los colectivos que fueron rechazados por López Obrador, podría ser un mensaje de un cambio tangible en la nueva forma de gobernar.