Política Global

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  • Brasil, México y Colombia buscan salida a la crisis en Venezuela
  • Asilo en México, la opción para superar conflicto postelectoral
  • Nicolás Maduro cada vez más aislado internacionalmente

Juan Barrera Barrera

La crisis política poselectoral en Venezuela se complica para Nicolás Maduro y su gabinete por las presiones que están ejerciendo varios países de la región latinoamericana y de la comunidad internacional que no reconocen el presunto triunfo reeleccionista del mandatario cuestionado y repudiado por los métodos de represión hacia las protestas sociales en su contra.

Este jueves, los líderes Andrés Manuel López Obrador, Gustavo Petro y Luis Inácio “Lula” da Silva, con los que todavía Caracas mantiene comunicación y relaciones diplomáticas, se pronunciaron por la verificación de los resultados electorales en el país sudamericano, contra la cerrazón del Consejo Nacional Electoral de transparentar las actas de los colegios electorales.

La Unión Europea también ha pedido que se transparente y se verifiquen las actas, pero a través de organismos independientes, Estados Unidos, por el contrario, ha reconocido al opositor Edmundo González Urrutia como el verdadero ganador de los comicios presidenciales del domingo 28 de julio, las cuales se celebraron en un ambiente tenso por las amenazas de Maduro Moro de que si no ganaba la elección entonces se derramaría sangre en Venezuela y que estaría dispuesto a encabezar otra revolución. El autócrata cumplió su amenaza: ha habido 17 muertos y más de un millar de detenidos que protestan por el fraude electoral.

Siguen perdidas las actas electorales

El Consejo Nacional Electoral (CNE) informó el domingo, sin haber concluido el conteo de votos, que Nicolás Maduro había sido reelegido presidente para un tercer mandato (2025-2030) con una ventaja “irreversible” de 51.2 por ciento de los votos frente a un 44.2 por ciento de su más cercano opositor, Edmundo González Urrutia, con tan sólo un 80 por ciento de las mesas escrutadas, pero sin mostrar las actas de los colegios electorales.

La coalición opositora argumenta todo lo contrario al denunciar fraude electoral y sostiene que su candidato arrasó en todo el país. El equipo de González Urrutia ha realizado un trabajo muy fino de recabar información de las actas, cuyos datos que han sido subidos a una página web y procesados en un 84 por ciento, dan la victoria al opositor de Plataforma Democrática con el 68 por ciento del total (siete millones 119 mil votos) contra un 30 por ciento de Maduro (tres millones 200 mil votos).

El Centro Carter, en su informe sobre el proceso electoral en el país sudamericano, concluye que las elecciones presidenciales de Venezuela “no pueden considerarse democráticas”. Esta organización participó con una misión de observación, a petición del gobierno de Caracas, la noche del martes difundió un comunicado en el que afirma que no ha podido corroborar los datos que dan por triunfador a Maduro Moro, porque “El proceso no ha alcanzado los estándares internacionales de integridad en ninguna de sus etapas relevantes y ha infringido numerosos preceptos de la propia legislación nacional…”

El régimen autoritario de Nicolás Maduro creó todo un ambiente hostil previo a la elección, a través de las instituciones que controla el propio gobierno, en contra de los actores políticos opositores, algunos de ellos ya detenidos, organizaciones de la sociedad civil y los medios de comunicación independientes del oficialismo. Las autoridades del CNE actuaron con total imparcialidad vetando a importantes protagonistas opositores como es el caso de María Corina Machado y en favor del candidato oficial.

Delirante, Maduro rompe relaciones con varios países

Al momento de redactar esta columna, a cinco días de realizados los comicios, el CNE no había divulgado los datos completos y detallados de los colegios electorales. Y no lo han podido hacer porque están metiendo las manos en los registros para cuadrarlos con el porcentaje con el que presuntamente triunfó Nicolás Maduro u ocultando información.

Nicolás Maduro que suele utilizar un falso lenguaje para tratar de engañar a la opinión mundial de que es un político comprometido con la democracia y descalificando a los opositores a quienes acusa de ser violentos y fascistas. Pero esa perorata ya dejo de funcionarle, ni los propios venezolanos se la tragan. Maduro sabe que su régimen de terror está en crisis y por tal motivo sigue creando leyes represivas contra todos aquellos que se atrevan a cuestionar a su persona y gobierno.

En el terreno latinoamericano se va aislando cada vez más. Su farsa electoral ha sido cuestionada por varios gobiernos de la región a tal grado que como resultado Maduro ha roto las relaciones diplomáticas (Argentina, Costa Rica, Chile, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay) . Maduro y su grupúsculo que gobierna en alianza con las Fuerzas Armadas, nunca ha tenido credibilidad democrática y estos comicios no son más que una mascarada, pues las instituciones electorales como judiciales las controla el régimen madurista.

¿El asilo político a Maduro, la mejor salida a la crisis?

Venezuela atraviesa por una grave crisis política. El país vive intensas protestas ciudadanas en las cuales la violencia se ha desatado dejando 17 muertos y miles de detenidos a manos de las fuerzas represivas del gobierno dictatorial. Nicolás Maduro de inmediato ha responsabilizado al candidato opositor Edmundo González y a Corina Machado para quienes han pedido sean detenidos, y acusa a la oposición de gestar un “Golpe de Estado” en su contra. Nada más inverosímil. Maduro insiste en dividir a Venezuela confrontando a los venezolanos.

Los gobiernos de Brasil, México y Colombia en un comunicado conjunto sobre el conflicto poselectoral precisan que; “Las controversias sobre el proceso electoral deben ser dirimidas por la vía institucional. El principio fundamental de la soberanía popular debe ser respetado mediante la verificación imparcial de los resultados”.

La pregunta es qué hará Nicolás Maduro ¿acatará las recomendaciones de los líderes de izquierda, se radicalizará y continuará con la represión?

Ha trascendido que los tres países que intentan la mediación se han formulado como la mejor opción de salida a la crisis es buscarle asilo político a Maduro. El país que lo acogería sería nada menos que el gobierno de México con todas las consecuencias que ello implique, sobre todo si Trump gana las elecciones en Estados Unidos y México no ganaría ninguna credibilidad, pero argumentaría en su favor que fue por una cuestión humanitaria ante el rechazo del dictador en otras naciones.