- Se integra la Asociación General de Trabajadores
- ¿Hacia la unidad de la clase trabajadora?
- México necesita de gremios sólidos, solidarios y democráticos
Juan Barrera Barrera
En estas semanas el movimiento obrero ha estado bastante activo, con anuncios de creación de centrales nacionales de trabajadores, las cuales pretenden la formación de una nueva cultura sindical más progresista y justa, apartada de los vicios del viejo corporativismo sindical, que tuvo su auge durante los gobiernos del PRI y en las dos administraciones que del PAN (2000-2012), los cuales se caracterizaron por sus políticas antilaborales.
Este lunes 20 de octubre quedó formalmente integrada la Asociación General de las y los Trabajadores (AGT), cuya cabeza visible, o una de las cabezas, es el diputado morenista Napoleón Gómez Urrutia y dirigente del Sindicato de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana.
La nueva central obrera está integrada por los sindicatos de mineros, de Trabajadores Telefonista de México, del sistema de transporte colectivo Metro y del Monte de Piedad, así como por la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) y la Confederación de Obreros, Campesinos y Empleados de México (COCEM) y la Federación Nacional de Sindicatos Bancarios.
Tropezón previo al anuncio de creación
Sin embargo, el recorrido de esta importante iniciativa unitaria de trabajadores no ha sido fácil. A finales de agosto tuvo un fuerte tropiezo previo a su presentación ya que varias organizaciones decidieron salirse del proyecto. La Confederación de Trabajadores de México, el Sindicato de Trabajadores de la UNAM (STUNAM), el sindicato de trabajadores de la aseguradora MetLife, el Sindicato de Trabajadores de Notimex (SUTNOTIMEX), la Asociación Sindical de Pilotos y Aviadores (Aspa) y el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS). Estos últimos pertenecen a la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) que tiene una presencia de 30 años de experiencia en la lucha por la unidad sindical.
En el seno de la UNT se discutió, aunque no lo suficiente, la pertinencia de integrarse a la nueva central obrera. Precisamente fue el dirigente del Sindicato de Trabajadores Telefonistas de México quien llevó a cabo la labor de convencimiento entre los gremios integrantes, pero sus alegatos no fueron lo suficientemente convincentes, pues se cuestionó la presencia de organizaciones como la CTM por su origen priísta y corporativo, lo mismo que al líder de los mineros Napoleón Gómez Urrutia.
La lucha por la unidad sindical en México ha tenido una larga historia. Con la caída del régimen priísta los viejos liderazgos también se han desmoronado, sin embargo, en general el movimiento obrero se encuentra en un impase después de un largo reacomodo con los cambios en el mundo laboral surgidos de la recomposición del capitalismo y de los tratados comerciales que imponen nuevos retos en los procesos de trabajo al interior de las empresas y, por lo tanto, nuevos retos y formas de organización de los gremios para la negociación de la contratación colectiva y defensa de sus derechos.
Una mejor relación con el gobierno de la 4-T
Con el nuevo gobierno surgido de la Cuarta Transformación llegaron cambios en la política laboral que me parece han sido el mejor acierto del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, especialmente en la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores con los importantes aumentos al salario que por varias décadas las autoridades mantuvieron marginales gracias a la alianza corporativa gobierno-empresarios-líderes sindicales. Hoy se hacen a través del consenso entre gobierno, sindicatos y empresarios.
Otro punto importante ha sido el derecho a la contratación colectiva y la democracia sindicaliza (el gobierno de la 4-T no tiene injerencia en la vida interna las organizaciones gremiales). El diputado guinda Napoleón Gómez Urrutia menciona que en México solo el 10.1 de la clase trabajadora está auténticamente sindicalizada, muy por debajo de la media mundial que es de 18.2 por ciento.
Lo anterior no se puede entender sin las reformas a la Ley Federal del Trabajo iniciadas en 2019, en esos documentos se plasma una nueva relación del Estado mexicano con las organizaciones sindicales, en la que e gobierno reconoce los rezagos en materia laboral y tiene la visión e iniciativa de impulsar una mejor justicia social para una mejora real de las condiciones de los asalariados.
En seis años ha habido cambios históricos en el ámbito laboral como la prohibición de la subcontratación, una modalidad muy injusta porque los patrones no otorgaban los derechos sociales, ganados históricamente, a sus trabajadores. Se ha avanzado igualmente en la igualdad salarial entre hombres y mujeres o el incremento al periodo vacacional.
¿Hacia la unidad de la clase trabajadora?
La ANT se suma a otras centrales como la Nueva Central de las y los Trabajadores (NCT) formada en 2014 a instancias del Sindicato Mexicano de Electricista (SME), cuyo dirigente Rosendo Flores es igualmente el líder de dicha central obrera. Los días 34 y 24 de noviembre la NCT celebrará su V Conferencia Nacional con el objetivo de analizar la situación nacional y consensuar rutas de trabajo que “nos permitan avanzar en la articulación del movimiento social, democrático e independiente”.
El sábado 6 de julio se constituyó la Central de Trabajadoras y Trabajadores de la Ciudad y del Campo (CTCC), con la integración de ocho organizaciones de diferentes sectores del campo y la ciudad “como una herramienta de unidad y solidaridad de clase”.
Estas dos últimas están conformadas por organizaciones consideradas de izquierda e independientes, a diferencia de la Asociación General de las y los Trabajadores que ha sumado a centrales como la CROC y CROM que por décadas estuvieron subordinadas al PRI y sus gobiernos, pero como la CTM también abandonaron el barco y ahora apoyan las políticas del nuevo régimen de Morena.
¿Para qué nuevas centrales obreras?
No es aventurado pronosticar que estas centrales de trabajadores buscaran hacerle contrapeso a la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM) que fundó el exsenador y ahora diputado federal, Pedro Haces Barba, personaje muy cercano a Ricardo Monreal. La central se ha convertido en la favorita del gobierno de la 4-T. En la ceremonia de integración oficial de la AGT, estuvo como invitado especial el vicecoordinador de la diputación morenista, Alfonso Ramírez Cuéllar.
¿Para qué las centrales obreras? Estas organizaciones coinciden en la necesidad de buscar la unidad. Sí, es un objetivo muy natural. Pero es pertinente que dejen en claro a los propios trabajadores sus objetivos y que la designación de sus dirigentes se haga de manera transparente para tener la legitimidad necesaria entre la sociedad.
México en las condiciones actuales necesita de una clase obrera solidaria y organizada, con objetivos comunes y programáticos claros, con fortaleza real para la negociación colectiva de sus mejoras salariales y condiciones de trabajo por rama productiva y superar la contratación colectiva tradicional por empresa. Asimismo, es necesaria una nueva relación con el nuevo régimen basada en el respeto mutuo y en la colaboración efectiva.
Las nuevas centrales obreras deben mirar la historia en retrospectiva para no repetir los errores en que incurrieron otros proyectos, principalmente porque los dirigentes no eran elector por la vía democrática y solo buscaban una buena relación con el gobierno y los empresarios para sus intereses políticos.