Política Global

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  • Morena no es de tribus, pero sí de camarillas políticas
  • El pleito Adán Augusto-Ricardo Monreal un botón de muestra
  • Liderazgos cuestionables del pasado lejano del PRI
  • El tabasqueño no demandará al zacatecano, porque es un bocón

Juan Barrera Barrera

La sonrisa nerviosa de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo que exhibió al referirse al conflicto entre los coordinadores parlamentarios de Morena, Adán Augusto Hernández y Ricardo Monreal por asuntos de dineros, no logró convencer a nadie, ni siquiera a ella misma, de que en el movimiento guinda hay unidad, en todo caso existe una unidad ficticia.

La mandataria había convocado los dos líderes políticos con el objetivo de dirimir los problemas entre ambos por la denuncia pública del tabasqueño, en la tribuna del Senado, contra su predecesor en el cargo de hacer negocios en el Senado por 150 millones de pesos. Ambos coordinadores llegaron del PRI conversos al perredismo y morenismo, pero con los vicios de antaño.

Falta de unidad y liderazgo nacional exhibe a Morena

No es creíble que el sainete sea el dinero, o no solo eso. El trasfondo es de índole político, relacionado íntimamente con el poder y por el control del Congreso federal y de los presupuestos. Este episodio ha desnudado la podredumbre que se esconde en los rincones del oficialista Movimiento de Regeneración Nacional.

Con la salida de Andrés Manuel López Obrador de Palacio Nacional, el poder morenista se fragmentó, incluso desde antes cuando el tabasqueño decidió otorgarles premios de consolación a las llamadas corcholatas que perdieran la encuesta de la sucesión presidencial, con la finalidad de detener cualquier descontento que pudiera salirse de control, tal como lo estaba llevando Marcelo Ebrard.

Las coordinaciones parlamentarias volvieron a quedar en manos de ex priístas de larga historia política. Adán Augusto, paisano de López Obrador, es un operador político de AMLO muy a la antigüita y hasta podríamos aventurarnos a decir que tiene contacto directo hasta el rancho de nombre muy significativo de donde salen algunas órdenes precisas para el senador: convencer a Miguel Ángel Yunes Márquez con amenazas a cambio de impunidad por su voto en favor de la reforma judicial o apoyar la reelección (a huevo) de Rosario Piedra Ibarra en la Comisión Nacional de derechos Humanos, a pesar de haber sido la peor evaluada y en contra de la voluntad de Sheinbaum que tenía su propia propuesta en Nashieli Ramírez.

Los coordinadores parlamentarios hacen grilla, no política

Monreal Ávila ha sido un factor importante en el engranaje del morenismo. Fue un colaborador muy cercano de López Obrador hasta que le cerraron la posibilidad de gobernar la Ciudad de México en 2018 y por los resultados adversos que tuvo Morena en la capital fue calificado de traidor por su ex jefe, situación que parecía que su estancia en el movimiento guinda ya era insostenible, lo que hizo pensar a muchos analistas que su futuro inmediato estaba en las filas de la oposición. Pero aguantó la andanada de cuestionamientos y decidió participar en la sucesión presidencial.

Ambos políticos, Adán y Ricardo, han sido buenos operadores políticos y los resultados legislativos allí están. Han tramitado todas las reformas legislativas. Lo cuestionable son los métodos y las circunstancias. Ya comentábamos cómo lograron la mayoría absoluta en el Senado con el voto sucio de un delincuente al que le borraron su negro pasado. Yunes Márquez ahora se ha convertido en el brazo derecho y consejero de Adán. Esas prácticas nos recuerdan al viejo PRI, nada que ver con lo que pregonan a diario los dirigentes morenistas, pero es lo que prima.

Ambos coordinadores solamente han aprovechado la fuerza del movimiento guinda en el Congreso para imponer la aplanadora Legislativa y si es necesario llegan al extremo de utilizar métodos que trasgreden las reglas elementales de la vida parlamentaria (los votos “fantasma” como el de Pedro Haces Barba que estuvo ausente en la sesión del 30 de octubre) que harían enrojecer de pena al viejo PRI.

Ni Adán Augusto ni Ricardo Monreal han mostrado un trabajo político fino. Mayoría absoluta no significa trabajo legislativo profesional. El Congreso ha servido para hacer reformas a las reformas porque ha sido un proceso reformista totalmente desaseado que deja mucho que desear.

Adán Augusto no demandará a Monreal, es un boquiflojo

Claudia solicitó a los dos coordinadores dejar atrás sus rencillas y operar con la unidad que necesita el proyecto de la C-T. Al llamarlos a la concordia les recuerda que la problemática del país es la prioridad del proyecto transformador y que ello requiere de que los coordinadores parlamentarios recuerden que están ahí no para ampliar su red de poder político en beneficio de sus intereses personales y de sus grupos.

La mandataria se ha propuesto profundizar y ampliar las bases para buscar una sociedad más justa, igualitaria y viable económicamente y para ello requiere de un movimiento realmente unido para enfrentar las amenazas del vecino incómodo, ese es el camino que parece están perdiendo de vista algunos liderazgos y prefieren seguir el más peligroso, el de continuar aceitando una maquinaria electoral con el único objetivo de las camarillas que gozan de los dividendos del poder de lograr más posiciones, acomodar a sus leales en las candidaturas, pactar alianzas con gobernadores y líderes sociales para convertirse en indispensables.

El pleito entre Adán y Ricardo es solo un botón de muestra de lo que aquí hemos observado: que el peor enemigo de la izquierda es la izquierda misma, ahí está la historia inmediata de la caída estrepitosa del PRD. Con ese tipo de liderazgos el proyecto del Segundo Piso de la Cuarta Transformación está en riesgo.

Es importante lo que planteó la dirigente nacional de Morena, Luisa Alcalde, tras la convocatoria de Palacio Nacional: “Si se detectan irregularidades se tienen que presentar las denuncias, es obligatorio. Se tienen que abrir las carpetas de investigación y, en su caso, se tienen que determinar las responsabilidades”. Esta posición fue compartida por el propio Monreal cuando citó a Maquiavelo: “El denunciado debe exigir que se presente la denuncia, porque si son bases falsas o endebles, queda en la población que sí fue cierto, cuando fue producto de una maquinación o de un invento para dañar la reputación de una persona”. La invitación del agraviado está puesta, pero seguramente Adán no va a actuar en consecuencia y quedará como un boquiflojo. Al tiempo.