Política Global

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  • El imperialismo ataca de nuevo, ambiciones geopolíticas de Trump
  • América para MAGA, de la Doctrina Monroe a la Doctrina Trump
  • Honduras y Panamá enfrentan con firmeza las amenazas de Trump

Juan Barrera Barrera

La bicentenaria y repudiable Doctrina Monroe (ideada por el secretario de Estado, John Quiny Adams y anunciada por el presidente James Monroe) caracterizada por la frase “América para los americanos” pareciera que va siendo superada al calor de la violencia verbal y amenazante ofensiva global del presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump y su acelerado asesor Elon Musk.

La mencionada Doctrina, elaborada en 1823, fue el eje de la política exterior estadunidense de no permitir la intervención de potencias europeas en países americanos, de lo contrario lo asumiría como un ataque a los Estados Unidos y actuaría en consecuencia. Estados Unidos en los hechos se asumía como “protector” y “dueño” del territorio del Río Bravo hasta la Patagonia, por mucho tiempo considerado su patio trasero, en términos neocolonialistas.

México fue de los pocos países, y tal vez el único, que a principios del siglo pasado estableció su propia doctrina (La Doctrina Estrada), durante el gobierno de Porfirio Díaz, que se oponía a la estadounidense por imperialista, ya que defendía la libertad y autodeterminación de los pueblos que por décadas fue la bandera de la política exterior mexicana y reconocida internacionalmente y a México como un país pacifista.

La Doctrina Monroe pierde vigencia

En ese entonces la potencia que todavía no era potencia militar, pero utilizó su doctrina para justificar sus intervenciones en los países latinoamericanos recién independizados y paulatinamente la fue modificando con enmiendas igualmente con intenciones expansionistas en todo el hemisferio occidental, a través de los llamados “corolarios”.

La Doctrina Monroe fue fundamental en la estrategia geopolítica estadounidense en Latinoamérica durante la Guerra Fría en su lucha contra “el comunismo”, ya sea apoyando y promoviendo golpes de Estado y dictaduras en la región y en su defecto, apoyando movimientos contrarrevolucionarios, como fue el caso de Nicaragua en los años 80 del siglo pasado contra los sandinistas.

Pero al mismo tiempo los Estados Unidos han sido omisos y obviado su mentada doctrina en caos específicos como la invasión de Gran Bretaña a las Islas Malvinas en 1833, territorio de Argentina, o la intervención francesa en México en 1862, acaso porque el país vecino se encontraba ocupado y preocupado en su guerra civil secesionista.

Pero la potencia también tiene sus momentos de misericordia y en 2013 el gobierno del presidente Barack Obama, a través de su secretario de Estado, John Kerry, declaró ante la OEA el fin de la doctrina, sin embargo, eso no le restó influencia en la región latinoamericana, a través del Comando Sur. Con la llegada del nuevo gobierno en 2016, en su primera presidencia Donald Trump retomó discursivamente la Doctrina Monroe.

La nueva Doctrina Trump: “América para MAGA”

En sus recientes declaraciones Donald Trump no tiene empacho en evidenciar sus intenciones descaradas. Sugerir que Canadá se convierta en el estado 51 de Estados Unidos, que quiera recuperar el Canal de Panamá y adquirir Groenlandia incluso por la fuerza, es una clara señal ominosa de que el próximo mandatario estadounidense quiere convertirse en un dictador mundial, comparable con Adolf Hitler por sus delirios de dominación global.

El mes pasado Trump declaró que “la propiedad y control” de Groenlandia, que intentó adquirir durante su primera presidencia, es una “necesidad absoluta” para la seguridad nacional estadounidense. En su primera estancia en la Casa Blanca Trump retomó la Doctrina Monroe en su discurso, pero ahora la idea la extiende hacia territorios europeos. El Ártico es rico en tierras raras y e importante ruta marina que le vendrían de perlas a los planes colonialistas de Trump y su círculo y al mismo tiempo serviría de escudo a su país ante cualquier intento de ataque militar.

El próximo presidente de la potencia occidental, que se convertirá en el primer presidente declarado delincuente, sí, delincuente, con la nueva idea geoestratégica de una suerte de Doctrina de América Primero o América para MAGA (por sus siglas en inglés, Hagamos grande otra vez a Estado Unidos) su movimiento ideológico ultraderechista, pero recargada y con ojos puestos más allá del Atlántico.

Los países latinoamericanos deben enfrentar con firmeza a Trump

Las presiones sobre México, especialmente sobre el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo, de que en México gobiernan los cárteles de las drogas que dominan la mayor parte del territorio nacional, tienen el objetivo de doblegar a las autoridades locales para que sirvan de contención migratoria, lograr un aliado estratégico contra China y permitan a sus agencias el libre pasó a territorio nacional con el falso argumento de “combatir” a las organizaciones criminales.

El magnate neoyorquino, desafiante, se cree con derechos adquiridos sobre territorios extra fronteras, lo mismo el haber obtenido un triunfo contundente hacen suponer a su consejero, el propietario de satélites Starlink, Elon Musk, que puede interferir en la política interna de otros países. Al tiempo que se ha puesto una estrella en la frente por provocar la caída de su socio comercial canadiense Justin Trudeau que dimitió en forma humillante, en los momentos en que su partido, el Liberal, está a punto de perder las elecciones generales por la crisis económica de su país, problemas de migración y tráfico de drogas en su frontera con Estado Unidos.

El joven gobernante canadiense fue un ejemplo de debilidad. Justin Trudeau literalmente se puso de a pechito frente a un despiadado como detestable personaje como Donald Trump, que lo acribilló políticamente con su patrón discursivo. Giorgia Meloni, lideresa del Partido Hermanos de Italia (HDI), tal vez no conoce el historial misógino de Trump. Debería mirar la triste experiencia del liberal canadiense.

En el polo opuesto, es de reconocer la valentía de los mandatarios de Honduras y de Panamá. La presidenta Xiomara Castro respondió, con firmeza, a la actitud hostil de Trump que, de cumplir su amenaza de expulsar masivamente a los hondureños, su gobierno podría cerrar las dos bases militares de Estados Unidos en su país que por décadas no han pagado un centavo.

La dignidad de las naciones pequeñas también tiene un gran valor que debe reconocerse. A personajes como Trump hay que enfrentarlos con decisión, por muy poderosos que sean.