Política Global

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  • Estados Unidos rompe con aliados europeos, se alinea con Trump
  • La caída de Ucrania será una derrota para occidente y el mundo
  • El factor chino, la verdadera preocupación del magnate anaranjado

Juan Barrera Barrera

En los hechos Donald Trump ha sacado a Estados Unidos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), una alianza política y militar que fue creada, en abril de 1949, para garantizar la libertad y la seguridad de sus países miembros por medios políticos y militares.

El presidente Trump le ha dado la espalda a sus aliados europeos en el tema de la invasión militar de Rusia a Ucrania que sigue en la puja para que la acepten en el seno de la organización para poder protegerse de eventuales agresiones, principalmente de su vecina Rusia.

A decir verdad, en estos momentos no se ve factible un acuerdo favorable para el gobierno de Kiev que se encuentra en plena defensiva y con sus soportes occidentales muy debilitados por la consistente y agresiva política exterior de la Casa Blanca contra sus socios del viejo continente.

Donald Trump traiciona a la OTAN

Para muestra un botón de que Estados Unidos ha dado un vuelco en las relaciones internacionales y ahora anda en busca de un realineamiento con gobiernos antes repudiados por Washington, Rusia y Corea del Norte. El lunes 24 (al cumplirse tres años de la agresión rusa) estas naciones votaron en contra de que la comunidad internacional condenara (como México) la invasión rusa a Ucrania. Trump en su intento de congraciarse con Putin, sigue acusando a Volodimir Zelensky de dictador y a Ucrania de ser responsable de la guerra.

No obstante, antes previo a esa resolución, Estados Unidos y Rusia sufrieron dos derrotas en la Asamblea General de la ONU, en donde están representadas 193 nacionales, pero a diferencia del Consejo, sus resoluciones no tienen carácter vinculante, solo un poder simbólico de la comunidad internacional.

La primera fue una resolución de Kiev para la retirada inmediata de las fuerzas rusas de territorio ucraniano aprobada por 93 países, 65 se abstuvieron y 17 votaron a favor, incluyendo a Estados Unidos y Rusia. La segunda fueron dos enmiendas a una resolución de EU que omitía señalar a Rusia como agresor, que cambian la expresión “el conflicto Rusia-Ucrania” por “la invasión a gran escala de Ucrania por la Federación Rusa” y subrayan la necesidad de respetar la soberanía e integridad territorial de Ucrania. Lo cuestionable es que a pesar de que las enmiendas fueron aprobadas, en el Consejo de Seguridad Francia y Reino Unido optaron por no vetar la resolución.

La rendición de Ucrania será derrota para Europa

Aunque los líderes europeos siguen otorgándole apoyo a Ucrania no deja de ser meramente simbólico, saben que el país invadido ya perdió la guerra y en consecuencia también los países occidentales que están desorientados por falta de liderazgos claros y decididos, hay un Macron que rema en solitario y no encuentra puntos de coincidencia efectivos con sus socios en recientes reuniones. La división entre los europeos pega fuerte, mientras que el nuevo enemigo, Donald Trump, no parece tener dique alguno en su aventura de pisotear el orden internacional que su país ayudó a edificar en 1945 después de la guerra.

La historia es muy ilustrativa y vale la pena que la humanidad y especialmente los aliados occidentales la tengan muy presente en sus cabezas si no encuentran canales que los pueda unificar a la hora de que los vencedores de la invasión se sienten a repartirse el territorio ucraniano sin ellos y sin representación diplomática del país agredido. Si los líderes comunitarios no piensan en una nueva nomenclatura OTAN-UE, su miopía los hará perder más guerras en otros terrenos.

Los estrategas militares del Pentágono han dicho que Ucrania debe abandonar el “objetivo ilusorio” de recuperar todo su territorio y olvidarse de ser parte de la OTAN. Trump y Putin ya tienen “un plan de paz” como un traje a la medida del invasor y su nuevo amigo. Para Estados Unidos la explotación de las tierras raras y para el ruso los yacimientos de litio en el Donbás.

El factor chino, principal preocupación de Trump

En la búsqueda de alinearse con la agenda militarista del autócrata Vladimir Putin, el presidente republicano ha marcado línea con sus otrora aliados geopolíticos sobre los cuales prefiere aplicar la diplomacia del más fuerte que someterse a los formatos multilaterales. Los europeos ahora tienen que aprender a defenderse con sus propias armas después de que se acostumbraron demasiado al protectorado global americano. Ya no hay amistad que valga. De qué sirve ahora que Estados Unidos sea el mayor inversor en Europa y viceversa.

Pero hay un jugador geoestratégico que mira de lejos los acontecimientos y que en cualquier momento puede saltar a la cancha y eso es lo que Donald Trump quiere evitar porque es el enemigo por vencer: la China Continental. Xi Jing Ping ha reiterado los fuertes lazos de amistad con el Kremlin y nada le motiva a romperlos, más aún, está dispuesto a defender su relación exclusiva ganada a base de apoyos en los momentos bélicos más álgidos de Moscú.