- Donald Trump desafiante ante el mundo, impone aranceles
- Unión Europea hace bloque con Canadá vs Estado Unidos
- México prosigue con la prudencia y aguanta hasta abril
Juan Barrera Barrera
“No estoy mirando a los mercados, estoy viendo algo más grande para los Estados Unidos”, habría dicho Donald Trump la semana pasada cuando fue cuestionado sobre los impactos negativos que provocaría su irracional política arancelaria contra todo el mundo, como una forma de evadir una respuesta que finalmente tuvo que después tuvo que aceptar: que su estrategia de incrementar las tarifas arancelarias sugirió que podría haber una recesión económica en su país durante el proceso de transición.
Más optimista se mostró el domingo su secretario de Comercio, Howard Lutnick, quien descartó la posibilidad de una recesión económica y se refirió a los aranceles como un revulsivo para la prosperidad. Pero el lunes la realidad contradijo las versiones color de rosa cuando amanecimos con la caída global del mercado de valores que provocó la ausencia de Trump en público para explicar la situación.
La fecha impuesta por Trump para subir un 25% los aranceles al acero y aluminio a todos los países se cumplió este miércoles y de inmediato la Unión Europea, que ya esperaba el golpe de su antiguo aliado, anunció que actuaría en consecuencia haciendo bloque con Canadá.
Camino a destruir el sistema comercial
El millonario republicano no resiste la menor provocación y amenazó con castigar a sus ex socios europeos con aranceles de hasta el 200% a los vinos y otras bebidas alcohólicas a la UE luego de que ésta anunciara medidas en respuesta a los aranceles anunciados por Trump. Bueno la locura total de un personaje que pretende “componer” al mundo.
El protagonista central de la Casa Blanca está esquizofrénico. Este jueves, a través de su red social Truth Social, dijo que Estados Unidos no tiene libre comercio, en clara referencia a sus socios de América del Norte, Canadá y México. “Tenemos un comercio estúpido. El mundo entero nos está estafando”, se ha quejado amargamente.
El sistema económico mundial actual que está destruyendo ahora el gobierno de Donald Trump, lo edificó su propio país junto con los europeos occidentales. La apertura de las fronteras para el libre comercio fue realmente una propuesta de las potencias estadounidense y británica en los años ochenta y noventa del siglo pasado, de ello surgieron los tratados de libre comercio, el del Norte de América fue el gran ejemplo mundial.
Hoy ese sistema ya no le satisface a al presidente de la máxima potencia, un personaje totalmente irracional, un empresario que no busca una recomposición económica global más equitativa, con mejores reglas más competitivas y transparentes. Donald Trump busca venganza y para ese fin perverso se ha propuesto construirse mentalmente al mundo como su verdadero enemigo, con mentiras a las que recurre cotidianamente.
Confrontar a Trump, buena idea
Va a cumplir dos meses en el poder y ha empujado al mundo hacia la incertidumbre, y lo pone en una situación geopolítica incierta. Su mentalidad torcida no tiene límites. No quita la mirada geográfica de Groenlandia, de Canadá, del Canal de Panamá y menos del territorio de la pisoteada, por él, Ucrania.
¿Se puede negociar con Donald Trump? Desgraciadamente creo que no y ese escenario pone en mayores predicamentos a los demás países. La Unión Europea ha optado por la estrategia confrontativa. Es un bloque amplio, aunque debilitado militarmente, pero con posibilidades de enfrentarlo.
Sin embargo, la respuesta inmediata con represalias comerciales deja pocas posibilidades para la negociación y es más posible que las medidas punitivas arancelarias sigan escalando y sin visos de solución en el corto y mediano plazos. Veamos el caso de la provincia canadiense de Ontario que reaccionó amenazando con incrementar 25% sus tarifas eléctricas a Michigan, Minnesota y Nueva York, empero la respuesta de Trump fue como siempre, rabiosa. Pero trascendió que fue solo un desplante para ocultar que fue él quien reculó a la imposición del 50% al acero y aluminio canadienses.
El gobernador de Ontario actuó de esa manera a sabiendas de la reacción trumpista. ¿Fue una acción provocadora del canadiense? Por supuesto, una demostración de orgullo. Una respuesta a que, en caso de continuar con las agresiones, el vecino peleonero tendrá respuesta. Ya no importa la derrota, pero deja muy claro que habrá confrontación, porque un personaje por muy poderoso no puede andar amenazando a todo mundo sin que pase nada.
El presidente Trump sigue machacando un día sí y el otro también contra Canadá. Al nuevo dictador mundial no le gusta que lo desafíen, porque para eso tiene la capacidad de imponer tarifas arancelarias a su gusto. Afirmó que Canadá no necesita a Estados Unidos y Estados Unidos no necesita de Canadá. En realidad, si necesita al país de la hoja de maple, por lo menos para cuidar su frontera común del trasiego de drogas.
México prefiere la prudencia…hasta el 2 de abril
México, por su parte ha preferido la cautela, la negociación, la cooperación, porque además sería uno de los países más afectados por la política económica impositiva de la administración Trump, debido a la fuerte integración comercial entre ambos países. Las exportaciones mexicanas hacia el país del norte representan el 80 por ciento de sus productos, sin embargo, la economía mexicana ha resistido los embates trumpistas que incluso la paridad peso dólar se ha mantenido estable. Eso quiere decir que la economía mexicana no anda mal.
Qué puede pasar si el gobierno de Claudia Sheinbaum continua con la estrategia de la prudencia, de sangre fría no confrontación que hasta ahora le ha dado buenos resultados y ganado reconocimiento global. Ha capoteado bien al energúmeno, aunque esa estrategia pueda verse como una posición de debilidad, la negociación uno a uno, sin aspavientos en lo inmediato podría tener mejores dividendos.
Pero Trump no hace distingos entre sus socios comerciales y no quiere verse mal con sus bases ultranacionalistas, por eso las negociaciones esta semana, del equipo de la presidenta Sheinbaum, encabezado por Marcelo Ebrard, secretario de Economía, con sus pares estadounidenses para disuadir a Washington de no aplicar el impuesto arancelario al acero y aluminio mexicanos fracasaron.
El gobierno mexicano seguirá en esa línea de cooperación diplomática para proteger a la industria nacional de aquí al 2 de abril, fecha en que entrará otra batería de impuestos arancelarios del gobierno de Washington y entonces quizá el gobierno de Claudia Sheinbaum analice las posibles represalias contra la economía estadounidense.
Mientras tanto Donald sigue acumulando odios y rechazos globales. El temor que se le tenía se ha ido disipando. Su política económica no le ha funcionado y amplios sectores estadounidenses ya empiezan a sentirlo en sus bolsillos con el temor de una posible recesión económica en ciernes.