Juan Barrera Barrera
Se espera con expectación el primer debate del domingo entre los cinco candidatos a la presidencia de la República, pero en realidad los reflectores se centrarán entre Andrés Manuel López Obrador que va muy arriba en las preferencias electorales, Ricardo Anaya Cortés, que está a 22 puntos porcentuales abajo, y José Antonio Meade muy abajo del primero con 30 puntos de diferencia. Margarita Zavala y Jaime Rodríguez comparten una posición muy marginal.
Al segundo y tercero lugar de los sondeos de opinión les urge llegar a este primer encuentro, pues ahí tienen fincadas sus esperanzas de salir de su incómoda situación electoral. Anaya de la coalición “Por México al Frente” (PAN, PRD, MC) intentará acercarse López Obrador, abanderado de “Juntos haremos historia” (Morena, PT y PES); y Meade Kuribreña, coalición “Todos por México” (PRI, PV y Panal), si está obligado a imponerse al queretano para después ir por la odisea que lo pueda convertir en serio aspirante a la silla presidencial.
AMLO el candidato a vencer
El puntero Andrés Manuel ha rebasado su techo histórico del 33 por ciento que obtuvo en promedio en las dos elecciones anteriores. La encuesta reciente del diario Reforma le da a AMLO el 48% de la votación, contra 26% de Anaya y un lejano, muy lejano tercer lugar a Meade con 18%. Margarita Zavala está en 5% y Jaime Rodríguez con 3%.
Según las casas encuestadoras de febrero a abril el candidato de Morena es quien más ha crecido en sus números, casi seis puntos porcentuales, mientras que el abanderado del Frente pierde seis puntos porcentuales terreno y el candidato oficialista de “Todos por México” se mantiene en sus números. AMLO es el candidato a vencer el domingo en el Palacio de Minería y los demás candidatos tratarán de sacarlos de sus casillas, conociendo su temperamento.
Durante la llamada precampaña AMLO estuvo siempre arriba de sus contrincantes en las preferencias electorales. Quienes decían que cuando empezara la campaña entonces la realidad cambiaría, pero nos indica que en lugar de decrecer AMLO sigue cosechando electores. En realidad es un fenómeno político inédito, aunque eso no signifique que tiene el triunfo asegurado, a pesar de su triunfalismo al estilo del viejo PRI.
No importa lo que diga, la fraseología y las formas que utilice por extremas que sean, AMLO se ha posicionado entre la población descontenta con el statu quo. La gran mayoría de los mexicanos clama un cambio, pero quienes representan un posible cambio son AMLO y Anaya, Meade es el candidato de la continuidad, del proyecto del Grupo Atlacomulco que lo impuso como candidato del PRI.
Para muchos electores el abanderado de la coalición “Juntos haremos historia” es quien representa el verdadero cambio, el único que está dispuesto a un cambio de régimen y para otro sector importante el representante de “Por México al frente” pertenece a un partido que ha sido promotor del proyecto de nación que enarbola el candidato oficial, es decir, es parte de más de lo mismo.
Entre los mexicanos se percibe coraje y rabia por el estado actual de cosas, el presidente Peña Nieto ha reconocido el hartazgo de la gente y la mayoría responsabiliza a su gobierno de la corrupción, impunidad, inseguridad, la pobreza, la desigualdad y demás males que azotan al país.
Esa rabia y coraje de los mexicanos hacia el establishment lo ha capitalizado el dirigente morenista porque están verdaderamente convencidos de su agenda de gobierno, incluso sus estridencias suelen ser aplaudidas por aquellas audiencias que sienten odio hacia el gobierno y su partido, y por eso a pesar de sus cartas personales José Antonio Meade no puede quitarse esa pesada carga tóxica.
En sus mítines Meade ya no menciona al PRI, pero no ha sido suficiente para desmarcarse del partido en el poder ni de sus jefes (Luis Videgaray y Peña Nieto). Su campaña se ha orientado a destacar su capacidad, su preparación, sus conocimientos sobre la administración pública y su trayectoria como persona honesta. Sí, pero es el candidato de Peña Nieto, de la continuidad, lo que la mayoría repudia.
Todos unidos contra AMLO
Tanto Anaya como Meade llegarán al primer debate desgastados por el conflicto que provocó el gobierno de Peña Nieto, vía PGR, entre ambos candidatos con la intención desplazar al primero del segundo lugar. Fueron varias semanas de fuerte golpeteo y los objetivos no se cumplieron, el queretano a pesar de que perdió algunos puntos continúa en el segundo lugar en las mediciones. El pleito por lo de la bodega de Anaya terminó por favorecer a AMLO que se mantuvo al margen.
Después de olvidarse del puntero y dejar de lado ese largo enfrentamiento entre PRI-PAN que llegó hasta la Organización de Estados Americanos, ambos partidos unificaron su artillería contra las posiciones de Morena y su candidato, pero no por común acuerdo o por acierto político, sino por el tema del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).
En conferencia de prensa el lunes, Carlos Slim dijo que detener las obras del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM) sería cancelar el desarrollo nacional, provocando una airada como intolerante respuesta de López Obrador porque no acepta opiniones diferentes a sus puntos de vista o porque piensan diferente a él, o porque no coinciden con su agenda de gobierno.
Virulento ataque del abanderado presidencial de Morena contra el dueño de Telmex, a quien le dijo que era marioneta del presidente Enrique Peña Nieto y de Carlos Salinas de Gortari, que sólo defendía sus intereses y que si quería construir el aeropuerto que lo hiciera con su dinero y no con el dinero del pueblo. La buena relación que había entre ambos dejó de existir.
Las reacciones fueron negativas para el de Macuspana. Anaya y Meade aprovecharon la coyuntura y coincidieron en la defensa de la continuación de NAIM y atacaron a AMLO señalándolo como el candidato que representa el retroceso, que no piensa en el desarrollo del país, que quiere cancelar 400 mil empleos.
Los empresarios igualmente hicieron causa común en torno a la viabilidad del proyecto de Texcoco y el Consejo Coordinador Empresarial y la Coparmex cancelaron la mesa de diálogo que habían concertado hace un mes en Guadalajara para tratar el tema, porque argumentaron que AMLO es intolerante y no está dispuesto a escuchar.
Para Andrés Manuel, la cancelación del diálogo por la parte empresarial es por presiones del poder político y que nunca se comunicaron con su representante, Alfonso Romo, como habían establecido. Para el político tabasqueño es necesario transparentar y revisar los contratos, pues considera que la obra es un icono de la corrupción, del tráfico de influencias y el despilfarro de recursos del gobierno.
Esta misma semana el CCE difundió en Twitter el inicio de unos mensajes denominados “México Mejor Futuro” que “están dirigidos a empleados de las empresas y población en general, y señalan que las cosas no pueden desaparecer o aparecer como si un mejor futuro dependiera de una varita mágica, y piden dejar la magia para los cuentos ya que un país no se construye de esa manera, sino con el trabajo de todos. Cierra con la frase ´defendamos juntos lo que hemos construido´” (EL FINANCIERO, 18-04-2018)
El sector empresarial ya se subió a la campaña y con toda seguridad contra el proyecto de Morena, pero ¿en favor de quién, de Anaya o de Meade?