Política Global

De cinco candidatos quedan dos; Meade o el candidato bonsái; EPN: con Anaya, con AMLO o…

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Juan Barrera Barrera

Pasó el primer y ansiado debate entre los cinco candidatos presidenciales. Hay coincidencia en lo novedoso del formato. En los medios de comunicación y entre los comentócratas las opiniones son positivas para el abanderado de la coalición “Por México al frente”, Ricardo Anaya, pero aunque salió triunfante sigue abajo en las intenciones del voto con respecto a Andrés Manuel López Obrador.

El gran perdedor del encuentro del domingo 22 en el legendario Palacio de Minería fue el representante de la alianza “Todos por México”, José Antonio Meade Kuribreña, a pesar de haber tenido una participación discreta e inteligente en sus planteamientos, no fue contundente, no dio el salto que sus seguidores y estrategas esperaban de él. Después de ese día los focos rojas en su equipo de campaña se intensificaron.

No ha sido suficiente, ni mucho menos convincente la campaña de su cuarto de guerra por presentar al ex secretario de Hacienda como el ganador del debate, el que hizo las mejores propuestas. Meade tuvo una participación deslucida. Sigue en el tercer lugar en los sondeos de opinión y prevalece la percepción de que no es un candidato competitivo que le pueda ganar al puntero de la coalición de izquierda “Juntos haremos historia”.

Meade o el candidato bonsái

No se cumplieron las perspectivas para Meade Kuribreña de crecer y desplazar del segundo lugar al Anaya Cortés. Tan mal le ha ido en la campaña y precampaña al abanderado oficial que ya se habla de una posible declinación en favor del queretano; otras voces piden dimisión, pero del panista en su apoyo.

En un escenario político como el actual, la lógica indicaría que el tercero tendría que sacrificar sus aspiraciones en favor de quien está más posicionado, pero Meade ha dicho que no declinará en favor de nadie. Anaya, en ese mismo tenor ha descartado unificar su candidatura con la de la coalición que impulsa a Meade Kuribreña.

Las posiciones intransigentes de ambos candidatos ha generado preocupación entre el sector empresarial que está de acuerdo en unificar la candidatura, pero los tiene divididos pues unos quieren a Anaya, porque los ha convencido de que tiene capacidad para pelear de tú a tú la presidencia a Andrés Manuel, y Meade no los acaba de convencer, pero su verdaderos soportes (Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray) aún creen que puede dar la sorpresa y esperan un milagro en el segundo debate del 20 de mayo en Tijuana, pero tal vez sea tiempo perdido en una causa que ya está perdida ¿Si no creció en el primer debate, por qué en el segundo sí? Meade ya se está ganando el mote de candidato bonsái. No crece.

¿El presidente Peña Nieto daría su aval para renunciar a su candidato para favorecer a quién lo amenazó de meterlo a la cárcel de ganar la elección presidencial? Y ¿Anaya declinaría en favor de quien le hizo una campaña incesante de desprestigio que le afectó sensiblemente a su imagen y campaña? Seguramente no, pero la política es impredecible.

El dilema de Peña Nieto

Han sido demasiados los agravios entre PAN y PRI en esta coyuntura política, pero todavía guardan muchos rasgos en común, puesto que por lo menos en dos décadas cogobernaron con las siglas del PRIAN, entonces por qué Peña Nieto no estarían dispuesto a pactar con Anaya, acaso porque éste no le garantizaría protección política y legal después del 1°de julio, o tal vez porque está convencido de que tampoco ganará la elección presidencial.

En el peor escenario para el PRI y su candidato, el priismo nacional se empieza a cuestionar porqué apoyar a un candidato que está perdido o que no se sienten identificados con él, y en un determinado momento deberán tomar una decisión: apoyar a Anaya o a AMLO. Los gobernadores del tricolor (14) podrían reeditar la historia del 2006 cuando su candidato Roberto Madrazo estaba perdido, entonces algunos mandatarios estatales afines a Elba Esther Gordillo (en conflicto con Madrazo) decidieron operar en favor de Felipe Calderón.

Pero muchos cuadros tricolores preferirán optar por la figura de AMLO, que también lleva sangre roja en las venas, e intentarán acogerse a eso de la amnistía, propuesta vaga e inacabada del tabasqueño, y beneficiarse de ganar la elección u obtener el perdón anticipado del llamado, por Enrique Krauze, mesías tropical, como lo ha hecho con otros personajes que ha subido a su arca de campaña.

Otro factor que hay que tener muy en cuenta es el descontento de un sector del PRI desplazado en la administración peñista y ahora por las listas de candidatos a cargos de elección popular, en las cuales políticos del estado de México y ex funcionarios del círculo muy cercano a Peña Nieto son lo más favorecidos, y podrían darle su voto a Morena ahora que López Obrador ha moderado su discurso en torno a los priístas en su estrategia de sumar todo lo que sea, hasta a Manuel Espino.

La presunta alianza no escrita entre Peña Nieto y Anaya previa a la campaña electoral está rota. Cada coalición se quedará con su candidato, sobre todo si el “niño maravilla” anda muy sobrado por los buenos resultados logrados en el debate, cuya idea de que la elección presidencial será entre dos, en la que no cabe Meade, está posicionándose en el imaginario colectivo.

AMLO ha reiterado que no lo mueve el espíritu de venganza en alusión a quienes lo han defenestrado y combatido en forma feroz, luego entonces ¿Peña Nieto y su grupo estarían dispuestos a darle el apoyo al Peje, o de plano hundirse con Meade?