Política Global

La maestra vuelve por la revancha; AMLO-EEG aliados vs reforma educativa; el combate a la corrupción pasa por los sindicatos

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Juan Barrera Barrera

El lunes fue la reaparición pública de la profesora Elba Esther Gordillo, después de cinco años y medio de cárcel por motivos políticos más que jurídicos. Fue el comienzo del ciclo escolar, horas antes de la entrevista que sostuvieron el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y el saliente, Enrique Peña Nieto.

Su regreso fue como se esperaba, estridente, incendiario, amenazante, triunfalista. “Recuperé mi libertad y la reforma educativa se ha derrumbado”, dijo con evidente tono revanchista. En Los Pinos, López Obrador ratificó que echará para atrás lo que para Peña Nieto es la joya de las reformas estructurales logradas durante su gobierno, convenidas a través del efímero Pacto por México.

¿Con la frase “…se ha derrumbado” el señalamiento igualmente estaba dirigido a la figura presidencial? Seguramente. Si su caída política temporal se debió a su inescrupulosa oposición a la reforma educativa, su presentación pública tenía que ser triunfalista, arrogante. Ese ha sido el estilo de una lideresa prepotente (“una guerrera”), ante quien se atrevió a mandarla a la cárcel, porque Peña Nieto contaba con el poder para hacerlo, pero ahora observa cansancio y una debilidad manifiesta. Claro que es un triunfo político de Gordillo Morales sobre el régimen que la encarceló.

“Lo que no te mata, te fortalece”, dice la voz popular. En su retórica la profesora Gordillo Morales lanzó también mensajes de fortaleza, a pesar de la enfermedad que le aqueja desde hace unos años. Uno de sus principales objetivos será la recuperación de la dirigencia vitalicia del SNTE, su instrumento de poder político y económico.

El lunes AMLO dijo que sería respetuoso de la vida sindical interna. En el sindicato más grande de Latinoamérica se avizora una pugna intestina por el control de millón y medio de agremiados y no creo que el gobierno del político tabasqueño vaya a ser un mero espectador en ese caso, no puede serlo cuando la estabilidad política pudiera estar en riesgo por un grupo de interés.

AMLO y Gordillo Morales aliados circunstanciales

Ufana la señora Gordillo de que los jueces la hayan absuelto de los cargos que se le imputaban por un pésimo trabajo de la PGR, con la soberbia que le caracteriza se dice indispensable: “El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación ha vivido una larga y compleja historia, pero nunca, nunca antes, se había enfrentado a la autodestrucción, como resultado de la abyección”.

Porque, según la señora Gordillo, el grupo que la sustituyó traicionó a los maestros. Sin mencionarlo por su nombre, acusó a Juan Díaz de la Torre, actual dirigente nacional del gremio magisterial, de traidor, porque no supo defender los intereses de sus agremiados y sobre todo porque se alió con el gobierno que la apartó del poder.

Andrés Manuel y Elba Esther son aliados por las circunstancias políticas que giran en torno al objetivo de enterrar la reforma de la educación y cambiarla aún no se sabe por cuál modelo, todavía no lo hay, pues el próximo gobernante anuncia 32 foros de consulta en los estados.

La disidente Coordinadora de Trabajadores de la Educación (CNTE) tiene dudas de que el próximo presidente no cumpla con su propuesta de campaña en ese tema y aguarda impaciente el inicio de la nueva administración. De lo que resulte de los foros dependerá la posición tanto del SNTE como de la CNTE. Será un inicio de gobierno candente.

Elba Esther Gordillo quiere recuperar su papel de interlocutora y estará dispuesta al colaboracionismo con el nuevo gobierno, pero al mismo tiempo intentará cobrarle el apoyo que sus leales del SNTE le dieron en su campaña presidencial y ese es un gran desafío para López Obrador, para Morena y para la sociedad en general.

Combate a la corrupción pasa por los cacicazgos

El discurso de campaña de Morena se centró especialmente en el combate a la corrupción y la maestra Gordillo Morales es ampliamente conocida como una de las personas más corruptas del país, que no es convincente cuando trata de explicar el origen de su fortuna (su versión de que heredó una gran parte de sus millones de su mamá no es nada creíble cuando se conoce su pasado).

Una cosa es el respeto a los sindicatos en sus formas y métodos democráticos (muy cuestionables, por cierto) de elegir a sus dirigentes y otra es que tolere o se haga de la vista gorda del manejo de los dineros de las organizaciones sindicales, sobre todo cuando las partidas que los gobiernos le han entregado al SNTE son muy cuantiosas. Por décadas, los líderes sindicales “charros” han argumentado que ellos solamente le rinden cuentas a sus agremiados, de cómo se gastan los dineros que entran a las arcas sindicales. Se creen intocables.

Ningún gobierno se ha atrevido a terminar con la opacidad que rige al interior de los grandes gremios (SNTE, CTM, Petroleros, Telefonistas, Electricistas, etc.), por el contrario, los gobernantes han sido omisos pues su condición de sindicatos corporativizados al PRI le ha sido de utilidad (recuérdese los mil millones de pesos que el sindicato petrolero o su líder, Carlos Romero Deschamps, desvió a la campaña de Francisco Labastida Ochoa en el 2000).

Los sindicatos no deben estar exentos de la cruzada contra la corrupción. Los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón prefirieron hacerse de la vista gorda y evitar problemas con la fuerza caciquil sindical, y prefirieron gobernar con los líderes corruptos que el PAN cuestionaba con dureza cuando era oposición. Grave error no haberlos combatido.

Si López Obrador en un arranque de debilidad se deja seducir por la profesora Gordillo Morales (y por otros liderazgos retardatarios) y le regresa la rectoría de la educación básica, dilapidará rápidamente el gran capital político que lo sustentó en las urnas, los niños sufrirán otro retroceso incalculable en su formación educativa y la credibilidad de AMLO ante la sociedad quedará se esfumará como el humo.

Los cacicazgos políticos y sindicales representarán un fuerte y serio obstáculo para el diseño y la operación del nuevo proyecto de nación del grupo político que asumirá el poder a partir del primer día de septiembre, el cual se basa en la llamada cuarta transformación de México y retrasará la consolidación de Morena como nuevo partido hegemónico.

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