Política Global

Juegos de guerra mensaje contra Trump; China-Rusia consolidan poder geopolítico; ”Nueva Ruta de la Seda”, la otra guerra

731

Juan Barrera Barrera

Mientras que el presidente de la primera potencia mundial, Donald Trump, no para de andar de buscapleitos tanto en lo doméstico como en el orden internacional, las potencias emergentes asiáticas, Rusia y China, avanzan en la consolidación de su poderío geoestratégico.

Esta semana llevaron a cabo una manifestación de fuerza en esa poderosa región. Los dos líderes, Vladimir Putin y Xi Jinping presenciaron, el martes, el inicio de las maniobras militares Vostok-2018 en las que participaran más de 300 mil efectivos, en un nivel nunca antes visto en el país ruso. China participó como país invitado. La razón es muy evidente.

La confluencia de ambas potencias del antiguo bloque comunista en los ejercicios militares es un evidente mensaje para Washington que por su estrategia confrontacionista ha acelerado el acercamiento de estos dos países antes enfrentados.

El simulacro de guerra de Vostok-2018 coincide con la escalada del conflicto arancelario que Donald Trump ha abierto con el gobierno de Pekín para reducir su déficit comercial, y con Moscú por la imposición de nuevas sanciones económicas. Pero las medidas no parecen disuadir al líder ruso, todo lo contrario parece más desafiante.

Rusia y China afianzan su relación geoestratégica militar

Además de los uniformados Moscú desplegará más de mil aviones, helicópteros, aviones no tripulados, 80 buques y 36 mil tanques, blindados y otros tipos de transporte. China participará con 30 aeronaves, 900 tanques y 3 mil 200 soldados. Mongolia también fue invitada.

Los ejercicios militares se desarrollarán en cinco campos de entrenamiento del ejército, cuatro bases aéreas y sectores en el Mar del Japón, el Estrecho de Bering y en el Mar de Ojotsk, hasta el lunes 17, día en que culminan las maniobras conjuntas.

El afianzamiento de la relación bilateral estratégica entre Rusia y China tiene como objetivo hacer un frente común ante el enfrentamiento de Donald Trump con ambas naciones por sus políticas proteccionistas agresivas y su afán de contrarrestar el poderío económico y militar del dragón rojo.

La inestabilidad emocional manifiesta del mandatario estadounidense en la conducción de su país y el descontrol en una casa Blanca altamente conflictiva, es otro de los apuros de los aliados del Asia Oriental para profundizar su cooperación en lo militar como en lo económico. Atrás quedaron los tiempos de la Guerra Fría en que ambas potencias comunistas eran enemigas acérrimas, incluso por encima de Estados Unidos.

Por la dimensión sin precedentes de los juegos de guerra de Vostok 2018, pareciera que Rusia se prepara para un conflicto bélico de gran escala. Sin duda una demostración global del poderío militar, a pesar de ser un ejercicio regional, pero el tablero asiático oriental es una prioridad geoestratégica para las potencias globales.

Estados Unidos ha sido muy enfático en ese sentido. El secretario de Estado Mike Pompeo en un discurso a finales de julio dijo: “Nunca buscaremos dominación en el Indo-Pacífico y nos opondremos a cualquier país que lo haga”, sin citar al destinatario, pero se sobrentiende que se refería al gobierno de Pekín, que está expandiendo su hegemonía económica y militar en la zona.

El gobierno chino justificó su alianza militar con Rusia al dejar entrever que al profundizar la cooperación militar es para mejorar las capacidades de ambas partes y responder de manera conjunta a varias amenazas de seguridad. Pero ¿cuáles amenazas? ¿De parte de quién?

A mediados del mes pasado el gobierno de Donald Trump presentó la nueva Ley de Defensa que incrementa el presupuesto destinado a seguridad hasta una cifra record de 715 mil millones de dólares, y es posible que esta determinación sea vista en la zona Indo-Pacífico (es el nuevo concepto de la administración Trump para referirse a la región Asia-Pacífico) como una amenaza a su seguridad, como parte de la doctrina Trump de “América Primero”.

Nueva Ruta de la Seda o la otra guerra con EU

Paralelo a las maniobras militares, se celebró el Foro Económico Oriental de Vladivostok, en donde Vladimir Putin y Xi Jinping participaron, marco propicio en el que ambos líderes estrecharon sus relaciones comerciales. Para China estos foros son prioritarios como nueva cabeza del libre mercado en el área Asia-Pacífico.

Rusia y China comparten una frontera de más de cuatro mil kilómetros y quieren optimizar esa buena vecindad por la que atraviesan: “Vemos actos unilaterales y medidas económicas hostiles, pero Rusia y China son socios y buenos vecinos. Mantenemos una cooperación sólida… Entramos en una nueva era de cooperación y juntos podremos hacer frente a los desafíos y riesgos con los que nos encontramos”, expuso el mandatario chino.

Ambos países firmaron una serie de acuerdos empresariales de colaboración económica en áreas como las finanzas y el comercio electrónico. Esto reafirma los acuerdos de cooperación que firmaron XI y Putin en la Cumbre del G-7 de junio pasado, como el establecimiento de un fondo industrial de mil millones de dólares y la construcción rusa de cuatro centrales nucleares en territorio chino.

El intercambio comercial chino-ruso fue de apenas 90 mil millones de dólares el año pasado y esperan incrementarlo en 200 mil millones en el año 2020 para hacer frente a una guerra comercial estadounidense. Rusia es, además, el principal proveedor de armamento a los chinos.

China ha iniciado un proyecto muy ambicioso: “Nueva Ruta de la Seda”. Tomada de lo que fue la antigua ruta de la seda, el gobierno de Pekín pretende el desarrollo de redes de infraestructura, terrestres y marítimas, que conectaran a territorios de África, Asia y Europa con China. Esa será la otra guerra con Estados Unidos.