Política Global

Elba Esther Gordillo va por el SNTE; no ha perdido sus ambiciones de poder; puede representar un alto costo para AMLO

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Juan Barrera Barrera

Elba Esther Gordillo ha reiniciado la estrategia para intentar “democráticamente” revivir el viejo caciquismo sindical y controlar al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, el gremio más grande de América Latina que aglutina a más de millón y medio de trabajadores, así lo anunció el miércoles a través de un video en las redes sociales, en donde dice que le toma la palabra a Andrés Manuel López Obrador.

Enfrentada con su antiguo aliado y actual dirigente del sindicato, Juan Díaz de la Torre, a quien acusa de traidor al SNTE, porque no ha sabido defender a los profesores de la agresiva ofensiva gubernamental a través de la aplicación de la reforma educativa que obliga a éstos a evaluarse y que para EEG y el presidente electo, es una medida punitiva. 

La coyuntura política le es realmente favorable a La Maestra, ya que su intención de volver a controlar al gremio magisterial, la dio a conocer en el marco del anuncio del próximo presidente de perdonar a quienes hayan cometido actos de corrupción hasta antes de su toma de posesión constitucional como presidente este 1° de diciembre. 

La noticia cayó como bomba entre muchos mexicanos que recordamos que su campaña giro en torno al combate a la corrupción y que el gobierno de López Obrador estaría evadiendo sus responsabilidades de investigar y castigar, en su caso, a aquellos personajes que hayan incurrido en actos graves de corrupción; así como la posible militarización del país con la creación de la Guardia Nacional que le otorga más poderes a los militares.

Ambición por regresar al primer plano político

Gordillo Morales, quien fue acusada de lavado de dinero y delincuencia organizada, entre otros cargos, por lo que estuvo presa por casi cinco años, ha sido uno de los personajes señalados como de los más corruptos del país, junto con el dirigente de los trabajadores petroleros, Carlos Romero Deschamps, iconos del pasado y del presente del corporativismo y la antidemocracia sindical mexicanos.

Durante los 24 años que logró controlar las riendas del SNTE, EEG acumuló un gran poder sindical y político, gracias a la relación que ha sabido manejar con los grupos de poder económico y político, de tal suerte que en la administración del presidente Felipe Calderón llegó a su máxima expresión al compartir parte del poder con el ahora ex panista, como pago político por haber puesto la maquinaria electoral del SNTE al servicio del michoacano en la elección del 2006, cuando la lideresa todavía militaba en el PRI.

La Maestra es una persona muy ambiciosa y se ha distinguido por su adicción al poder. Los dirigentes del SNTE siempre han contado con el visto bueno del presidente de la República en turno. Ella es producto de esa relación perversa sindicatos-Estado que hasta nuestros días sigue vigente y que es uno de los pendientes de nuestra incipiente democracia.

Flota en el aire la percepción de un posible acuerdo entre Elba Esther y López Obrador para pavimentar su regreso al poderoso sindicato magisterial. Se recuerda la participación de un sector de profesores afines a la profesora Gordillo en la campaña presidencial de Morena, cuyo enlace fue su nieto René Fujiguara y su yerno Fernando González Sánchez.

Elba Esther Gordillo ya demostró que es de alto riesgo para la estabilidad del país. Su único principio es ella y su ambición por el poder. Es acomodaticia y sin principios porque dado el momento se vuelve la peor enemiga y si no que se lo pregunten al presidente Enrique Peña Nieto y al mismo Felipe Calderón. 

Costo político muy alto para AMLO

En su video difundido el miércoles intenta utilizar un discurso aperturista, democrático que ciertamente no le viene a una persona como a ella cuando dice que “por encima de mis intereses particulares antepongo el interés general de todos y cada uno de los trabajadores de la educación, a ellos debo mi lucha: el futuro del SNTE está más allá de protagonismos personales, vamos unidos, vamos sin miedo, vamos por él». 

El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, ha sostenido que respetará la vida interna de los sindicatos, siempre y cuando sus dirigentes sean electos democráticamente. Esta frase Gordillo Morales la tomó como base para lanzarse con todo por el control del SNTE. Dice Elba Esther que le tomará la palabra al tabasqueño para buscar nuevos liderazgos educativos que surjan del voto libre y secreto.

No deja de ser preocupante la posibilidad del posible regreso de Gordillo Morales a la dirigencia del SNTE, en donde aún cuenta con poderosa estructura que no fue desmantelada luego de su caída en prisión y el férreo control del profesorado a través de métodos nada democráticos.

México requiere de nuevos liderazgos cierto pero Elba Esther representa la antítesis de sindicalistas de nuevo cuño, de nuevas ideas de cara a los desafíos laborales, comprometidos con su base gremial, que promuevan la participación democrática interna, de renovación de los liderazgos, de combate a la eternización en las dirigencias. México no necesita lobas con piel de ovejas. El regreso de Gordillo  Morales al SNTE sería un grave retroceso democrático y educativo para el país. Claro que los maestros tienen la primera y la última palabra, pero a través de elecciones directas, limpias y transparentes.

El miércoles mismo, además de la difusión del video de La Maestra, las autoridades electorales dieron otra noticia igual relacionada con EEG. El tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación  confirmó que el Partido Nueva Alianza (Panal) que ella fundó, perdió su registro como partido político nacional por no haber obtenido al menos el 3% de la votación en las elecciones del 1° de julio.   

EEG Ambiciona ya regresar al primer plano político y si es de la mano de AMLO que mejor. Esa posibilidad provocaría un fuerte conflicto al interior del SNTE con la radical Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que afectaría la política interna del nuevo gobierno federal. Esperemos que el presidente electo no se tropiece con esa piedra, el costo político puede ser altísimo.