- Elecciones europeas: ultranacionalistas avanzan, pero…
- París-Madrid, el nuevo eje del proyecto europeo
Juan Barrera Barrera
Las elecciones del domingo para renovar el Parlamento Europeo arrojan resultados novedosos en una Europa que a pesar del auge euròfobo que amenaza con minar las bases del proyecto comunitario, la ultraderecha nacionalista no logró los escaños suficientes para convertirse en una fuerte oposición.
Sin embargo, la extrema derecha logró triunfos importantes en países pilares de de la Unión Europea. En uno de los ejes más proeuropeísta, Francia, la formación liberal del presidente Emmanuel Macron fue rebasada por Reagrupación Nacional (antiguo Frente Nacional), de Marine Le Pen, aunque por la mínima diferencia (23.7% contra 22.5%).
Los electores finalmente le pasaron la factura al mandatario francés. El movimiento de protesta de los chalecos amarillos hizo su labor en pro de los euroescépticos. Ahora, engallada, la ultranacionalista Le Pen exige elecciones adelantadas, pero el partido de Macron mantiene mayoría absoluta en las Asamblea Nacional.
En tanto, en Alemania, motor de la economía europea, el gobierno de la Gran Coalición se fractura. El Partido Popular Europeo y los socialdemócratas, que siguen en caída, pierden escaños y gana la Unión Demócrata Cristiana de la canciller Ángela Merkel, y sus aliados los populares de Baviera con 29 escaños, la socialdemocracia 15, pierden 12. La ultraderecha de Alternativa por Alemania queda muy atrás con 12 diputados.
La sorpresa en Europa la ha dado el Partido Verde que tendrá 70 posiciones en la Eurocámara y escala hasta el segundo lugar en Alemania al obtener 23 eurodiputados, y en Francia sube al tercer sitio. En España, los socialistas siguen cosechando triunfos y ganan las elecciones holgadamente a los populares, por lo que el país ibérico se ubica en posición clave para la composición de la nueva estructura de la Unión Europea.
Elegir al nuevo presidente del Consejo, difícil tarea
Los comicios europeos del 26-M pueden significar el fin de la hegemonía del Partido Popular Europeo que ha mantenido las riendas del proyecto unionista de Europa desde hace tres lustros, en caso de que el bloque de los liberales encabezados por el presidente Emmanuel Macron y los socialdemócratas del Partido Socialista Obrero Español logren establecer una alianza, ya que tanto el mandatario francés como Pedro Sánchez que, aunque pertenecen a formaciones distintas, tienen amplias coincidencias en temas programáticos proeuropeos para fortalecer la viabilidad de la Unión, a través del nuevo eje París-Madrid.
España se apresta a convertirse en un jugador clave en este proceso de transición en el seno de la UE y en la conducción de la misma por los cinco años próximos. A pesar de que el Partido Popular Europeo ganó las elecciones por quinta vez consecutiva (179 escaños), liberales y socialista hacen causa común y suman 258 eurodiputados.
Sin embargo, para proponer a un candidato a presidir la Comisión Europea (la presidencia del Parlamento Europeo, del Consejo, del Banco Central Europeo y la Alta Representación de la Política Exterior, son los otros cuatro cargos a repartir) y arrebatarle al PPE ese preciado cargo que lo ha mantenido desde 2004, los nuevos socios requieren de por lo menos 376 votos. Liberales y socialistas deberán hilar fino para ampliar su coalición a la que podrían entrar los verdes, como una nueva fuerza emergente que comparte el proyecto de reformas.
No será un camino fácil, pues el debate se centra en quién debe recaer la propuesta de proponer al candidato: en el Consejo de la Unión Europea o en los eurodiputados. Se requerirá de mucho diálogo para llegar con un candidato de consenso para que sea votado a mediados de julio y asuma el cargo el 1ª de noviembre, de lo contrario el proceso entraría en una suerte de incertidumbre institucional, como advierte el gobierno español.
A la vista hay cuatro posibles candidatos a presidir la Comisión Europea: los conservadores Manfred Weber (alemán), Michel Barnier (francés), el socialista Frans Timmermans (holandés) y la liberal danesa Margrethe Vestager.
Es la hora de los socialistas.