Política Global

Crece conflicto EEUU-Rusia; Donald Trump jr. en la trama rusa

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Juan Barrera Barrera

En menos de seis meses de habitar la Casa Blanca, el presidente Donald Trump, acumula más negativos que aciertos tanto en el ámbito doméstico como en el frente externo, cuyo escándalo en torno del rusiagate sigue creciendo e involucrando a otros actores.

El mandatario estadounidense participó por primera vez en la cumbre con los líderes mundiales más importantes de las economías desarrolladas agrupadas en el llamado G-20, pero su participación en realidad fue muy secundaria y a no ser por lo que representa Estados Unidos en el concierto internacional su estancia en la ciudad alemana de Hamburgo hubiera sido marginal.

Donald Trump demostró al mundo su baja estatura política frente a verdaderos monstruos de la diplomacia, el diálogo, la concertación y la negociación sobre diversos asuntos que tienen que ver con los derroteros económicos y políticos que puede modificar la convivencia global.

El magnate neoyorquino seguramente sintió el peso de esos liderazgos a tal grado de quedarse prácticamente sólo con su idea de devolverle la grandeza a su país a costa de pelearse con las demás naciones. Trump no busca ganarse el respeto de las demás naciones, sino que le teman por su arrojo para en la conducción de temas torales para el orbe como el problema ambiental o los acuerdos comerciales.

El presidente Donald Trump no goza de buena fama entre los europeos por sus políticas agresivas en contra de los migrantes o por el desdén y su salida del acuerdo climático de París, el apoyo al gobierno de Londres por su salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, anteponer la política unilateral al multilateralismo y su fría relación con la canciller alemana Ángela Merkel.

Se complica relación Moscú-Washington

La admiración pública de Trump hacia el líder ruso Vladimir Putin agrega más gasolina a esa impopularidad del presidente republicano, a quien la Unión Europea le ha impuesto severas sanciones por la anexión de Moscú de la península de Crimea.

La relación Washington-Moscú se ha visto empañada por las acusaciones y señalamientos de la presunta injerencia rusa en las elecciones de EEUU en las que fue electo presidente Donald Trump y que le complican más su situación política por los recientes correos electrónicos publicados por su hijo Donald en su cuenta de twitter, quien se habría reunido con una abogada del gobierno de Moscú, hace un año, que presumiblemente tenía información valiosa sobre Hillary Clinton, “como parte de un esfuerzo del Kremlin para apoyar la candidatura del magnate”.

Además de Donald jr. a dicho encuentro con la abogada Natalia Veselnitskaya, en la Torre Trump de Nueva York el 9 de junio de 2016 (cuando el Comité Nacional Demócrata era hackeado por el Kremlin) estuvieron presentes su cuñado Jared Kushner y Paul Manafort, asesor especial y ex director de la campaña del presidente Trump, respectivamente.

Cada vez que surge una información relativa al llamado rusiagate incrimina más y más al magnate inmobiliario que intenta defenderse con argumentos nada creíbles, acusando a la prensa de divulgar mentiras, pero las revelaciones que su hijo decidió publicar este martes antes de que lo hiciera The New York Times, como lo había anunciado el diario, lo tiene contra las cuerdas.

Trump Jr. a escena del rusiagate

“El principal objetivo del presidente de EEUU, Donald Trump, es evitar que la supuesta injerencia de Rusia en las elecciones estadounidenses se convierta en un obstáculo insuperable en las relaciones entre ambos países”, aseguró el secretario de Estado, Rex Tillerson, tras el primer encuentro de Trump con su par ruso, Vladímir Putin, presente en la reunión entre los mandatarios de las dos potencias mundiales en Hamburgo.

Pero con las revelaciones públicas de Donald jr. que arrojan más evidencias de la mano rusa para vulnerar el sistema democrático estadounidense, la relación bilateral tenderá a incrementar el nivel de conflictividad entre ambos líderes mundiales y al mismo tiempo complicará aún más lo que se ha llamado la trama rusa.

Por lo pronto el capital político del mandatario estadounidense sigue en picada y el escándalo sobre si miembros de la campaña de Trump se coludieron con el Kremlin, es decir, con un poder extranjero, el riesgo para la Casa Blanca es mayúsculo, pues en círculos del Partido Demócrata ya se habla de conspiración y de hasta traición, delitos muy graves.

Las agencias de inteligencia estadounidenses que llevan meses investigando el caso han llegado a la conclusión de que Moscú intervino en la campaña presidencial para favorecer a Donald Trump y causarle daño a Hillary Clinton.

Aunque no se sabe con exactitud cuál era la información comprometedora de la ex candidata demócrata que entregaría a Trump jr. la abogada que ha negado ser parte del gobierno ruso, seguramente las nuevas revelaciones serán tomadas en cuenta tanto por el fiscal especial del Departamento de Justicia, Robert Mueller, como por los órganos de inteligencia del Congreso que tienen pendiente determinar si alguno de los integrantes del equipo de campaña estuvo involucrado con el Kremlin para favorecer a Trump.

La comedia ruso-estadounidense parece no tener fin, todo lo contrario.