Producción de vacunas como en guerra: OCDE

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  • Vacunación y crecimiento económico
  • Clamor por estímulos fiscales
  • Vivienda, recuperación errática: Inegi

Agustín Vargas *

Laurence Boone, economista jefe de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), de la cual México es integrante, planteó la visión y preocupación mundial sobre el desarrollo inmediato de la economía de la mayoría de los países para su eventual crecimiento: los programas de vacunación y las medidas de estímulo fiscal deben ir de la mano.

Desde París, Francia, sede del organismo multilateral, el especialista afirmó que “la vacunación generalizada de la población adulta constituye la mejor política económica con la que contamos actualmente para que nuestras economías y el empleo vuelvan a crecer”.

 

Más aún, dijo, “si libramos una batalla contra el virus debemos abordar la producción de las vacunas como si de una guerra se tratase, proporcionar los recursos necesarios y acelerar su despliegue por todo el mundo”.

Y advirtió: “Si no conseguimos vacunar a un número suficiente de personas lo bastante rápido para poder retirar las restricciones, la recuperación será más lenta y socavaremos los beneficios del estímulo fiscal”.

En el contexto actual de lo que sucede en México con la economía y el plan de vacunación del gobierno de la 4T, las palabras de Boone suenan huecas y menos cuando en todo momento la actual administración ha hecho caso omiso a cualquier recomendación que sea contraria al pensamiento, capricho u ocurrencia del gobernante.

No ha habido, ni habrá apoyos fiscales suficientes para que el sector productivo del país detenga su deterioro y frene el desempleo; la vacunación va lenta y está envuelta en un plan electorero, fraguado desde la Presidencia de la República con el único fin de hacerle llegar votos en las elecciones de junio próximo al partido Morena, del cual el presidente de la República es el líder moral, espiritual y real.

Esperemos que en algún momento, no tan lejano, se adopten políticas públicas efectivas y serias en México, que se ajusten a un auténtico y no populista plan de vacunación, acorde a la altura de las circunstancias de emergencia que se viven el país.

Aunado a ello, proporcionar el apoyo fiscal que mucho ha demandado el sector productivo, con el único fin de conservar el empleo y las empresas mientras se supera la emergencia sanitaria.

Vivienda, errática

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que preside Julio Santaella, dio a conocer que el sector de la vivienda en México, si bien es uno de los más dinámicos, pues aporta el equivalente al 6% del Producto Interno Bruto y se sitúa por encima de la contribución de la industria automotriz, que es de alrededor del 4% del PIB, actualmente presenta un comportamiento errático.

Pero más que errático, lo que se ha observado es que el sector de la vivienda (en general el de la construcción), es una gran inestabilidad no vista desde en más de una década, acentuada en los últimos dos años debido a diversos factores, principalmente por recortes presupuestales y la falta de inversión pública. De ello, los propios representantes de la industria de la construcción y de la vivienda han dado cuenta en diversas ocasiones.

En el caso de la vivienda, la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi), cuyo presidente es Gonzalo E. Méndez Dávalos, dio a conocer que en 2019 la Industria de la vivienda generó un billón 50 mil millones de pesos constantes y 2.5 millones de puestos de trabajos y su participación dentro del PIB es de alrededor de 6.0%.

Debido a la interrupción de las actividades por la pandemia del Covid-19, tanto la construcción en general como la edificación mostraron una severa caída en abril respecto a marzo y una recuperación errática de mayo a diciembre de 2020.

Más grave aún es, sin duda, el abandono de las viviendas, lo que conlleva un grave deterioro físico de las unidades y por ende pérdidas económicas millonarias.

Según los datos del Inegi, casi 6 millones 156 mil viviendas han sido abandonadas por sus moradores y la tendencia sigue en aumento. Las causas, aunque no las especifica el organismo, se pueden imaginar, pues van desde el deterioro de los ingresos de las familias y la lejanía con los centros laborales, hasta la inseguridad de las zonas en donde fueron construidas las casas.

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*Periodista, director de la Revista Hábitat Mx