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El socio más débil del TMEC o el que puede aprovechar sus oportunidades

Mario Sandoval Chávez

En una semana de interpretaciones en el ámbito internacional con Trump y los presidentes Trudeau y Sheinbaum. Esta última mandó una carta, así mismo señala que tiene grandes planes, aunque el crecimiento del PIB sigue muy por debajo de expectativas mayores al 1% para 2025. Por su parte, Trudeau tuvo una reunión de varias horas cara a cara con Trump en su casa en Florida. Los aranceles, la migración y el fentanilo. Temas clave para los 3 países. Con cerca de 38 millones de mexicanos y mexicoamericanos viviendo en los Estados Unidos, la minoría más relevante en número, pero no en ingreso per cápita. Se tiene que bordar fino y con habilidad diplomática.

La economía mexicana tiene alta dependencia de los Estados Unidos, las exportaciones anuales por 500 mil millones de dólares y las remesas mensuales que superan los 5 mil millones de dólares son clave para la generación de ingresos y para el consumo interno y las estimaciones de la SHCP y si Trump impone impuestos a ellas y si aplica los aranceles a México en enero la economía mexicana no tendrá los ingresos que estima. Si tú economía depende mayormente de los Estados Unidos tendrás que adaptar y ajustar las políticas nacionalistas y asistencialistas.

La educación y la pobreza están intrínsecamente relacionadas al desarrollo de los mexicanos en los Estados Unidos y México. A mayor nivel educativo, mayores son las oportunidades de empleo bien remunerado, mientras que la falta de acceso a una educación de calidad perpetúa el ciclo de la pobreza. En este contexto, resulta pertinente analizar cómo estas dinámicas se manifiestan en México y en la población mexicana y latina residente en Estados Unidos, explorando las diferencias, retos y posibilidades que ambos contextos presentan.

En México, el panorama educativo es preocupante. Solo el 17% de los adultos tienen un título universitario, un porcentaje que posiciona al país como uno de los más rezagados entre las naciones de la OCDE. Las causas son múltiples: desde limitaciones económicas y falta de infraestructura educativa, hasta barreras culturales e institucionales. Por otro lado, en Estados Unidos, más del 44% de los adultos han obtenido un título universitario, aunque las cifras varían drásticamente según el grupo demográfico. Por ejemplo, solo el 20% de los latinos de origen mexicano en este país han alcanzado este nivel educativo, una cifra mayor que la de sus pares en México, pero inferior al promedio nacional estadounidense. Pero inferior a los residentes cubanos y puertorriqueños que promedian 35% de grado universitario y si registramos el dato de los canadienses nuestros socios en el TMEC estos están en nivel del 50% de grado universitario en adultos.

Esta brecha educativa tiene un impacto directo en los índices de pobreza. En México, el 40% de la población vive en pobreza, incluyendo un 8% que enfrenta pobreza extrema. Aunque las cifras en Estados Unidos son mejores, aún son preocupantes: el 19% de los mexicanos residentes en ese país viven por debajo del umbral de pobreza, un porcentaje superior al promedio nacional de 12% para la población blanca no hispana.

¿Por qué, entonces, a pesar de que los latinos de origen mexicano en Estados Unidos tienen una educación superior en promedio a la de los mexicanos en su país, enfrentan niveles de pobreza tan elevados? La respuesta es multifacética. Primero, los factores socioeconómicos juegan un papel crucial. La discriminación, el acceso limitado a empleos bien remunerados y la falta de redes de apoyo son obstáculos que dificultan su progreso económico. Además, el estatus migratorio y la falta de ciudadanía complican el acceso a recursos clave como becas, préstamos estudiantiles y servicios de salud.

Por otro lado, los factores culturales también influyen. Muchos mexicanos y México americanos enfrentan presiones familiares y expectativas culturales que limitan su capacidad para priorizar la educación. Por ejemplo, las responsabilidades económicas a temprana edad pueden llevarlos a abandonar los estudios para apoyar a sus familias. Asimismo, la falta de modelos a seguir en la comunidad refuerza esta tendencia, perpetuando un ciclo en el que la educación no siempre se percibe como un camino viable hacia la movilidad social.

En México, la situación requiere una intervención decidida. La inversión en educación debe ser una prioridad, no solo para ampliar la cobertura universitaria, sino también para mejorar la calidad educativa en todos los niveles. Además, es crucial fomentar políticas que reduzcan la desigualdad regional, ya que estados como Chiapas, Guerrero, Puebla, Veracruz, Tabasco y Oaxaca enfrentan tasas de pobreza mucho más altas que regiones como la CDMX, Baja California, Coahuila o Nuevo León. Las políticas públicas en educación se han encaminado a temas de ideología y asistencialismo y no a la competencia y productividad.

En el caso de los latinos de origen mexicano en Estados Unidos, los esfuerzos deben enfocarse en romper las barreras que enfrentan. Esto incluye políticas de inmigración más inclusivas, programas de mentoría educativa y el fortalecimiento de las redes comunitarias. También es fundamental abordar la discriminación sistemática que limita su acceso a oportunidades económicas y educativas.

La relación entre la educación y la pobreza es evidente tanto en México como en la población mexicana en Estados Unidos. Aunque los desafíos son enormes, también lo es el potencial de cambio. Invertir en educación y promover políticas inclusivas no solo mejorará las condiciones de vida de millones de personas, sino que también contribuirá al desarrollo económico y social de ambos países. El mexicano tiene ADN emprendedor y conquistador de mercados, pero su enfoque en la informalidad, la no colaboración en equipo, le ha restado oportunidades frente a personas con igual o mejor preparación de centro y sudamérica en posiciones clave en las grandes empresas en México. El camino es generar mayores habilidades técnicas y de programación que abran oportunidades de empleo formal y de emprendedores en cada región y para ello se requiere un compromiso conjunto, pero los beneficios valen cada esfuerzo.