Recibirá primera infancia solo 0.7% del PIB

Este gasto educativo no ha logrado traducirse en una mayor cobertura de servicios a nivel inicial y preescolar

445

Ciudad de México.- En términos de eficiencia económica, la inversión social en la primera infancia, que se refiere a la población de 0 a 5 años, posee efectos mayores en la formación de capacidades, en comparación con la inversión en etapas posteriores de la vida. No obstante, los recursos destinados a este grupo poblacional ascienden a 174 mil 565 millones de pesos (mdp) en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2020, lo que equivale a 0.7% del PIB.

De acuerdo con una investigación desarrollada por el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), de estos 174 mil 565 mdp, sólo el 1.6% se destina de manera directa a los niños de estas edades, a través de los programas Expansión de la educación inicial, con un presupuesto de 800 mdp, y Seguro médico siglo XXI, con 2 mil 784 mdp. El restante 98.4% se ejerce de manera indirecta y el programa que más presupuesto indirecto contiene, con 117 mil 526 mdp, es Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y el Gasto Operativo (FONE) Servicios personales, cuyo objetivo es cubrir la nómina de los docentes de educación básica.

Por otro lado, a pesar de que el gasto para primera infancia se compone, principalmente, de gasto educativo, en 2020 se estima que, de los 13 millones de niños de 0 a 5 años, sólo 36.7% reciben educación inicial o preescolar. Esta situación muestra que el gasto educativo en primera infancia, que corresponde en su mayoría a gastos administrativos como nómina, no ha logrado traducirse en mayor cobertura de los servicios educativos a nivel preescolar e inicial.

Thamara Martínez Vargas, coordinadora de Educación y finanzas públicas del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, afirma que los programas de atención a la primera infancia tienen efectos positivos que se extienden entre la población y a lo largo de su vida. No obstante, los niños pertenecientes a los hogares de menores ingresos se encuentran en desventaja ante la ausencia de un sistema público de atención a la primera infancia robusto, integral y articulado.