Ciudad de México.- El principal reto a futuro para el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es cerrar la brecha ingreso-gasto, donde su vulnerabilidad se encuentra entre el régimen de jubilaciones y pensiones, y el seguro de enfermedades y maternidad.
Así lo subrayó el titular del IMSS, Mikel Arriola Peñalosa, luego de presentar el informe que envió al Ejecutivo Federal y al Congreso de la Unión sobre la Situación Financiera y los Riesgos del IMSS 2016-2017.
Detalló que las vulnerabilidades son las que marcan una importante curva de gastos, como el régimen de jubilaciones y pensiones, que presentará su máximo pico hacia el año 2038.
Destacó que de aquí al año 2070 se tiene que enfrentar un pago de dos billones de pesos que rumbo al 2035 va a crecer hasta dos dígitos en lo porcentual al año, por lo que es indispensable seguir trabajando para reducir esta brecha ingreso-gasto que se avecina.
Tan solo 2017, añadió, implica un esfuerzo de 80 mil millones de pesos que en 2035 será de 110 mil millones, “entonces ese es el primer reto y solo podremos llegar a él con un equilibrio entre el ingreso y el gasto”.
En cuanto al seguro de enfermedades y maternidad, el funcionario federal detalló que en particular el gasto en enfermedades crónicas asciende a 85 mil millones de pesos y para el presente año se prevé un gasto incremental.
Es por ello que hace algunos meses inició un proyecto para migrar de la medicina curativa a la preventiva, lo que a la larga puede representar un importante ahorro al ofrecer tratamiento de primer nivel cuando se detecta a tiempo un factor de riesgo o una prediabetes.
Arriola Peñalosa subrayó que de esta manera se pueden reducir con anticipación los factores que a la larga podrían traducirse en enfermedades cardiovasculares.
Así tenemos que el objetivo es frenar el crecimiento del gasto que generan enfermedades que bien pudieran prevenirse en etapas tempranas, como en el caso de la diabetes, cuyo paciente requiere de una atención promedio de 14 mil pesos al año.
De esta manera se pasaría de una esperanza de vida de 62 años, con el modelo curativo, a una esperanza de hasta 75 años de vida, con una mayor calidad y productividad.