Ciudad de México.- La tendencia de la actividad económica en México es claramente descendente y no puede atribuirse a factores temporales, por lo cual es imprescindible que se tomen medidas efectivas a la brevedad para revertir dicha tendencia.
De lo contrario, advirtió el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), hay peligro de que el magro crecimiento que la economía ha experimentado en los últimos años, y que recientemente se ha debilitado aún más, se convierta en un estancamiento persistente o en recesión.
Este riesgo es importante por sí mismo, pero puede derivar en mayores complicaciones económicas, subrayó el organismo de investigación y análisis en su publicación semanal “Análisis económico ejecutivo”.
Precisó que si bien la evolución reciente de los principales indicadores macroeconómicos apunta en esa dirección y no se puede descartar el escenario de recesión, aún no se tiene información concluyente al respecto.
La preocupación se agudiza cuando se observan factores como la disminución de la inversión, de la producción de bienes y servicios, del consumo y del empleo.
Argumentó que de persistir la baja actividad productiva y la insuficiente inversión podría presentarse una inestabilidad macroeconómica, que vendría a complicar más el entorno y abriría la posibilidad de un círculo vicioso de estancamiento o recesión con inestabilidad cambiaria y posiblemente de mayor inflación.
Ello, debido a que al mermar los ingresos públicos por un menor crecimiento surgirían presiones considerables sobre el déficit fiscal, sumándose a otros factores como la plataforma de producción petrolera muy por debajo de la programada y el creciente costo del servicio de la deuda, resultado en parte de los cambios en la calidad crediticia del sector público.
Así pues, alertó el CEESP, el riesgo es que de no contenerse la tendencia recesiva y sus consecuencias adversas por sí mismas, en el mediano plazo se sume un descarrilamiento de las finanzas públicas por una imposibilidad de mantenerlas bajo control.
Si eso llegara a suceder, sostuvo, se podría presentar una reversión de flujos de capital que a su vez desestabilizaría el tipo de cambio y resurgirían las presiones inflacionarias, con lo cual el resultado podría ser una crisis generalizada de la economía.
Ante estos riesgos, el organismo privado insistió en la urgencia de que se den las condiciones para que la inversión, como el principal motor de crecimiento, se reactive a la brevedad.
Se requiere además de un entorno de estabilidad macroeconómica y un ambiente de seguridad para los inversionistas, en este caso reglas del juego claras, cumplimiento de contratos, Estado de derecho y seguridad, afirmó.