Santa Lucía, el verdadero sueño faraónico

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Pese a que el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, presentó el proyecto del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía como una opción más viable frente a la obra de Texcoco, expertos de diferentes rubros han señalado que es todo lo contrario

José María Gijón

El Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), el proyecto de infraestructura más importante que se ha generado en la administración de Enrique Peña Nieto, fue uno de los tópicos más criticados en campaña por el ahora presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.

En un inicio, el político tabasqueño aseveró que sería cancelado en caso de obtener la mayoría en las urnas, debido a que se trataba sólo de un buen negocio para los contratistas, calificando a la obra como “faraónica” e impagable.

Tras una recepción negativa a su postura, el entonces candidato decidió que se realizaría un análisis sobre la construcción del aeropuerto, respaldándose por un dictamen técnico y una consulta pública sobre el asunto.

Asimismo, planteó una segunda opción de infraestructura: construir dos pistas de aterrizaje en la base militar de Santa Lucía, en el municipio de Zumpango, en Tecámac, Estado de México, en un tiempo estimado de 2 años. Afirmó que el traslado de los contratos del aeropuerto de Texcoco a esta nueva sede podría generar un ahorro aproximado de 200,000 millones de pesos.

“Nuestro país no está en condiciones de sufragar, de invertir tanto dinero, para resolver un problema que lo podemos atender de otra manera. Se encapricharon en hacer este aeropuerto cuando se tiene la opción de hacer dos pistas nuevas (…) A diferencia de este terreno, en Santa Lucía hay tierra firme”, aseguró.

La propuesta del denominado Aeropuerto Internacional de Santa Lucía contaría con seis niveles, de los cuales tres se destinarían a sótanos para estacionamiento, así como un entresuelo para locales comerciales, planta baja para llegadas y planta alta para salidas. Todo esto con un costo de 66,878 millones de pesos.

El proyecto también contempla la construcción de tres obras a concesionarse: un hotel con 310 habitaciones, los hangares para el mantenimiento y el almacenaje de las aeronaves y una conexión entre el Viaducto Bicentenario y el Circuito Exterior Mexiquense, lo que eleva los costos a poco más de 70 millones de pesos, de acuerdo con las estimaciones del equipo del exjefe de gobierno.

Sin embargo, los resultados del dictamen solicitado por el propio Andrés Manuel López Obrador no se muestran favorables a su propuesta ya que, de acuerdo con miembros de organizaciones de ingenieros, la construcción del NAIM cuenta con mejores aspectos técnicos y puede generar efectos positivos para la economía nacional, en tanto que operar paralelamente el actual aeropuerto y Santa Lucía elevaría los costos para su funcionamiento.

El presidente del Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM), Ascencio Medina, aseveró que cancelar la obra mandaría una señal negativa con repercusión en las inversiones, y que “la única solución factible, viable y confiable, con todos los retos por atender, es continuar con la construcción del nuevo aeropuerto».

Según las estimaciones del CICM, el costo final del proyecto de Santa Lucía sería de 385,738 millones de pesos, en tanto que para la obra en Texcoco sería de 232,230 millones.

Por su parte, el presidente de la Unión Mexicana de Asociaciones de Ingenieros (UMAI), Salvador Landeros, aseguró que el dictamen emitido es objetivo e imparcial, puesto que sólo está destinado a contribuir a los intereses nacionales.

“Tomando en cuenta las inversiones, la UMAI se inclina por continuar el proyecto si se toman en cuenta las recomendaciones”, indicó Landeros, mientras señalaba la necesidad de resolver el riesgo aviar y los sistemas reguladores que perjudican el lago Nabor Carrillo, de mitigar los problemas ambientales y de efectuar un mayor análisis en el tema geológico y geotérmico.

La Academia de Ingeniería de México, encabezada por José Francisco Albarrán Núñez, destacó que su recomendación es resolver lo relacionado con el tema hidrológico y ambiental, así como el alto costo de mantenimiento, la infraestructura de transporte y la terminación de la obra para 2023, mientras que la opción de los dos aeropuertos propuesta por López Obrador “es poco atractiva y de muy alto riesgo para el país en cuanto a costo, desempeño y tiempo”.

Respecto a estos resultados, el próximo titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Javier Jiménez Espriú, indicó que el estudio del CICM está “medio mal”, puesto que “el mismo Colegio dice que no hay suficiente información para evaluar bien (ambos proyectos) porque no hay elementos suficientes, porque está en una forma conceptual”.

En cambio, Eduardo Ramírez, presidente nacional de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), afirmó que la revisión del NAIM es “una desgracia”, pues se le calificó como una obra viable previamente. “No estamos acostumbrados a esto en nuestra organización, a estar opinando en obras que ya fueron viables, que se están licitando y llevan un avance de más del 30%, que ahora se diga si se cumplió o no”.

Respecto a la consulta ciudadana para elegir la alternativa frente a la saturación del actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), propuesta por el presidente electo, cuestionó el valor que pueda tener proviniendo de alguien que no conoce sobre ingeniería ni desarrollo económico, aunque puntualizó que de hacerse lo indicado sería demostrar “los números correctos y concretos para entonces dar una opinión objetiva. Hoy posiblemente y después de venir de una campaña electoral, algunos tal vez no están siendo muy objetivos”.

Desde el sector empresarial las opiniones no han sido muy distintas, ya que a mediados de septiembre se indicó que, con la información y los estudios disponibles, la construcción del NAIM debe seguir.

El presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Pablo Castañón, destacó que el proyecto beneficiará al turismo y al comercio, generando beneficios por más de 1,000 millones de dólares por año, a la vez que reducirá los costos para las aerolíneas y para los pasajeros.

Aunado a lo anterior, el proyecto cuenta además con ventajas en términos de capacidad de transporte de pasajeros, ya que “podría llegar hasta los 135 millones por año, en contraste con el máximo potencial de 65 millones de la opciones combinadas entre el actual aeropuerto y Santa Lucía”, expuso Castañón.

Ante la posibilidad de suspender la obra, el líder de los empresarios advirtió que representaría un costo “extremadamente alto” en cualquier fase. Actualmente esto se traduciría en 120,000 millones de pesos, sumado a 40,000 millones por multas y recargos, además de retrasar la solución a la saturación del AICM y significar un “riesgo reputacional en perjuicio de México y de futuros proyectos de gran envergadura”.

El presidente del Consejo Directivo de la Asociados Mexicana de Instituciones Bursátiles (AMIB), José Méndez Fabre, reiteró la opinión de que resulta trivial analizar el proyecto de Texcoco, puesto que ya se ha confirmado su factibilidad y el interés que genera para los inversionistas nacionales e internacionales.

“No tenemos a profundidad información del otro (Santa Lucía) para saber si va a ser o no financiable. De colocarse el aeropuerto de Texcoco tendríamos una democratización de las inversiones, como se ha hecho en Colombia o Brasil. Los mismos trabajadores acaban siendo socios de los negocios”, indicó Méndez Fabre.

Posteriormente, la Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero) destacó que el NAIM representa un crecimiento para los próximos 40 años, mientras que la propuesta de Santa Lucía traería consigo una saturación en aproximadamente cinco u ocho años.

“Si no tenemos una infraestructura adecuada que tenga esa visión de largo plazo, al final pasará que Santa Lucía va ser una visión de corto plazo o va a poner un parche en un tema que debe ser de largo plazo”, afirmó el director general de la Canaero, Rodrigo Pérez-Alonso.

Debido a que Santa Lucía sólo daría entre un 15% y un 20% más de capacidad, el tema se comenzaría a discutir de nuevo en poco tiempo, mientras que “el proyecto de Texcoco con tres pistas tiene la opción de seguir creciendo y ser dos o tres veces más la capacidad del actual aeropuerto”, señaló Heriberto Salazar, presidente del Colegio de Pilotos Aviadores de México (CPAM).

“A nosotros nos importa que se cumpla con las medidas internacionales, no se trata de hacer un simple bosquejo, no va por ahí un aeropuerto, sino diseñar de acuerdo con la envergadura del avión (…) de los dos proyectos donde esto está considerado es Texcoco y del otro sólo tenemos un gran plano sin explicación”, ahondó.

Sumado a lo anterior, el presidente del Colegio de Ingenieros Mexicanos en Aeronáutica (CIMA), Gregorio García Morales, destacó que actualmente la SCT no tiene disponibilidad de terrenos para ampliar el aeropuerto de Santa Lucía, por lo que se tendría que adquirir más para llevar a cabo operaciones simultaneas, así como reubicar instalaciones de la Fuerza Aérea Mexicana.

El presidente del Colegio de Controladores de Tránsito Aéreo de México (Coctam), Víctor Anguiano, afirmó que se suscitarían problemas en los despegues y los aterrizajes, ya que para la operación simultánea del actual aeropuerto y el de Santa Lucía se tendría que demorar las operaciones de uno para que otro funcione.

En sus declaraciones más recientes, Javier Jiménez Espriú defendió el proyecto de Santa Lucía, afirmando que se encuentra en fase conceptual ya que “no hemos tenido ni tenemos recursos para hacer el proyecto a detalle”. Pese a esto, el futuro titular de la SCT confió en que, de aceptarse esta opción y cancelarse la construcción del NAIM, se conseguiría financiamiento para su desarrollo.