Semáforos de Covid-19, con los cables cruzados

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Tras la caótica la instrumentación del Semáforo Covid-19 para reactivar actividades en el país, distintas entidades federativas han tomado medidas propias para afrontar la pandemia en función de la realidad de cada estado; la CDMX aplazó brevemente su paso al semáforo naranja, pese a que los contagios van en aumento y la capital se mantiene como epicentro de la pandemia

Agustín Vargas

A principios de junio, el Gobierno de México dio por “finalizada” la Jornada Nacional de Sana Distancia y de inmediato instrumentó la denominada Nueva Normalidad para el reinicio de actividades como la minería, la construcción, la fabricación de equipo y de cerveza, entre otras.

No obstante, desde el arranque de la iniciativa, lejos de eliminar la incertidumbre gestada en torno al manejo de la pandemia, las medidas ordenadas por las autoridades propiciaron una total anarquía a lo largo del territorio nacional con la puesta en marcha del Semáforo Covid-19.

La iluminada disposición, que consiste en un sistema con cuatro tonalidades cromáticas, ha puesto en alerta tanto a los gobiernos federal, estatal y municipal, como a la población en general, acrecentando la psicosis colectiva ante la incapacidad de las autoridades para definir acciones concretas que permitan superar el confinamiento.

En principio el semáforo arrancó de la mano con la renovada realidad, estableciendo con el color rojo -de riesgo extremo- a 31 entidades federativas, exceptuando únicamente a Zacatecas como acreedor del color naranja por mantenerse “apenas” en riesgo alto.

De acuerdo con el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, los datos en torno al sistema de semáforos se estarían informando semanalmente en función de la evolución de la pandemia, dando a conocer la situación de los estados para posteriormente dar a conocer las modificaciones que imperarían la semana siguiente.

De esta forma los gobiernos locales contarían con tres días para dialogar con el federal, siendo ellos ahora los encargados de la vigilancia epidemiológica.

A raíz de esto, varios gobernadores se mostraron reticentes a la señalización epidemiológica, por lo que advirtieron que aplicarían estrategias propias para llevar a cabo la reactivación económica y de actividades en sus respectivos estados.

De forma conjunta, los mandatarios de Colima, Coahuila, Durango, Nuevo León, Tamaulipas, Jalisco y Michoacán emitieron un comunicado en el que manifestaron su inconformidad ante un semáforo que no refleja la realidad de sus entidades. “Por el contrario, pareciera ser que tiene un propósito político para responsabilizar a los estados por los muertos”.

Explicaron que el mapa inicial presentado por el Gobierno Federal traslada la responsabilidad del Covid-19 a las autoridades estatales, las cuales de paso no tuvieron conocimiento del semáforo antes de su publicación, pese al compromiso al respecto.

En función de esto, los gobiernos locales indicaron que el proceso de reapertura gradual de sus actividades se llevaría a cabo tomando en cuenta todas las medidas sanitarias y con una mayor capacidad de realizar pruebas para detectar el coronavirus.

Yucatán fue uno los primeros estados en salir del espectro más delicado del semáforo, por lo que el gobierno estatal decidió cambiar a naranja el semáforo durante la segunda semana de junio, ya que sus datos no coincidían con los de la Secretaría de Salud federal.

“Esta semana no coincidimos con los indicadores que presenta el semáforo federal ya que la información con la que los elaboraron no se encuentra actualizada ni toma en cuenta los esfuerzos adicionales que se han hecho en Yucatán para ampliar nuestra capacidad hospitalaria, tales como la habilitación como hospital temporal del Centro de Convenciones Siglo XXI y la ampliación temporal del Hospital de Valladolid”, aseveró el gobernador del estado, Mauricio Vila.

El Ejecutivo estatal se mostró incisivo respecto a las cifras manejadas desde la capital e indicó que las decisiones de Yucatán no serían tomadas desde ahí, sino que se contemplaría que sean los expertos yucatecos quienes las tomen.

Con esta modificación autónoma, el estado del sureste permitió abrir la industria manufacturera, los servicios inmobiliarios, los servicios de venta al por mayor, despachos de profesionistas, hoteles de forma parcial y restaurantes -con 25% de capacidad- mediante reservaciones, entre otras actividades.

En días subsecuentes, el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez Servién, dio a conocer que el 17 de junio el semáforo epidemiológico de su entidad pasaría a color naranja.

El mandatario afirmó que la decisión se tomó en función de los modelos y recomendaciones del Comité Técnico en Salud, además de tomar en cuenta la opinión de sectores productivos locales como los comerciantes, los prestadores de servicios y los empresarios.

Al sumarse como otra de las entidades que no se rigieron estrictamente por las disposiciones emanadas desde Palacio Nacional, Domínguez Servián argumentó que el cambio en la señalización permitiría buscar la estabilidad económica y reactivar algunas actividades no esenciales.

Siguiendo un modelo similar al caso yucateco, con el paso al color naranja Querétaro permitió el inicio de labores para centros comerciales y templos al 25%; hoteles, gimnasios, centros deportivos y centros de masajes al 30%; para restaurantes, cafeterías, estéticas y espacios públicos al 50%; y mercados, supermercados y comercio en general al 75%. La mayoría de actividades tienen como limitación adicional la obligatoriedad de agendar citas para poder acceder a los establecimientos.

”Querétaro seguirá atendiendo su propia realidad, como hasta ahora, con soporte operativo; con blindaje técnico y jurídico; manteniendo una sana coordinación con la Federación, que apoya las medidas que implementamos y nos apoya a continuar con ellas”, puntualizó el mandatario estatal.

Por las mismas fechas la proyección de la Secretaría de Salud contemplaba cambiar a Tamaulipas a un excepcional amarillo, pero el gobierno local anunció que se mantendrían las medidas del semáforo rojo.

El gobernador Francisco Cabeza de Vaca explicó que, pese a que muchos sectores se encuentran ansiosos por abrir, su gobierno optó por lo contrario ya que la capacidad de camas con personas con Covid-19 se mantenía en un 30%, por lo que continuarían laborando las actividades esenciales y la reapertura gradual se daría en los próximos 15 días.

Hasta el cierre de esta edición, la mayoría de estados se han ubicado en el espectro anaranjado del semáforo, pero la realidad económica, social y de salud en cada entidad ha sido distinta, por lo que se prevé que los gobiernos locales continúen actuando conforme a sus propios recursos y necesidades para enfrentar pandemia.

CDMX epicentro en naranja

En la capital del país, la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum, indicó que se continuaría con el semáforo epidemiológico en rojo durante la tercera semana de junio, posponiendo la reapertura de un mayor número de actividades.

La mandataria de la Ciudad de México (CDMX) indicó que, aun cuando la tendencia del Covid-19 va a la baja, de momento sólo podrían continuar las actividades abiertas previamente, como la industria manufacturera, la finalización del Hoy No Circula temporal, el reinicio del comercio de barrio y algunas servicios profesionales relacionados con los rubros esenciales.

Entre los rubros que se tenía contemplado reingresaran a laborar en la semana del 22 al 28 de junio se encuentran los negocios del Centro Histórico, los mercados, los tianguis, los hoteles y centros comerciales al 30% de capacidad y los restaurantes al 40%.

Pese a que la jefa de gobierno no ahondara más en los motivos para dar marcha atrás al cambio en el semáforo y mencionara sutilmente una tendencia a la baja, la realidad es que hasta finales de junio la CDMX se mantuvo como la entidad que ha concentrado el mayor número de casos de Covid-19.

Hasta las últimas fechas, la capital había registrado más de 40,000 casos activos y poco más de 5,000 defunciones acumuladas, cifras que la han mantenido como el epicentro de la epidemia en el país.

Por si fuera poco, la crisis sanitaria a nivel nacional tampoco ha cedido, ya que a finales de mes se registró un nuevo máximo de contagios en un día desde el comienzo de la pandemia, con 5,062 casos nuevos confirmados en 24 horas. El dato resulta poco alentador para las pretensiones del gobierno de la capital de lograr un cambio de categoría en el semáforo a corto plazo.