Tv Educación
Ana Celia Montes Vázquez
Sin duda alguna, el decir que el mundo y la vida cambiaron a partir de la aparición del coronavirus resulta una idea más que repetida hasta el cansancio y más que trillada, pero, por desgracia, sigue siendo tan contundente como desde el primer día que se emitió. Por ello, ante el inminente regreso a clases en pleno incremento de contagios por COVID-19, siendo más letal debido a su cepa Delta, cabe reflexionar lo que ha sido la educación en México a partir de que se declaró la emergencia sanitaria en marzo de 2020, pues precisamente ha sido el rubro educativo uno de los más golpeados en muchos aspectos.
Han sido varios los organismos nacionales y extranjeros que han afirmado que casi casi la presente generación de alumnos será perdida, porque el encierro obligado de 17 meses (¡casi año y medio!) teniendo como consecuencias un evidente retraso en el aprovechamiento académico de todos los niveles del Sistema Educativo Nacional, además del lógico aburrimiento y hartazgo de los progenitores. Una generación de todo el planeta que verán sus esperanzas de una vida mejor y de desarrollo profesional todavía más complicadas, eso sin contar la violencia, la falta de oportunidades, segregación y crisis económica que ya estaban desde antes.
Y bien, ¿qué pasó en nuestro país al respecto? Al iniciar la Jornada Nacional de Sana Distancia el 16 de marzo del año pasado se adelantaron las vacaciones de Semana Santa y luego el cierre de curso a real saber y entender de alumnos, maestros, padres de familia y autoridades educativas, y a partir de entonces iniciaron unas vacaciones entre desconcierto por verse alargadas. Total, en agosto inició el ciclo escolar a distancia utilizando un recurso caído en el olvido: La televisión. Sí, esa “caja idiota” como la calificaron los sociólogos de los años 70 ha servido como instrumento para la impartición de clases para el nivel preescolar hasta bachillerato en una serie de programas titulados “Aprende en casa”, los cuales se refuerzan con los respectivos libros de texto gratuitos, aparte de todo el material y sesiones síncronas en internet.
Sin embargo y para no variar, de inmediato surgieron las críticas alegando, entre otras cosas, que sólo estresaría a los maestros y a los alumnos provocando que todavía más estén apegados a la tecnología, siendo que el utilizar la televisión para cuestiones educativas con apoyo de materiales escritos de auto aprendizaje en México no es algo nuevo y todavía existe en algunas partes de la provincia. Así es, la telesecundaria de la Secretaría de Educación Pública y el telebachillerato del Sistema Educativo Abierto (SEA) instrumentado por el Colegio de Bachilleres son ejemplos de la tele al servicio del aprendizaje durante las décadas de los 70 y 80.
Si me permiten hablar, considero como algo histórico dentro de esta emergencia sanitaria en sí misma histórica el modelo educativo retomado de esa experiencia olvidada y relegada, a lo cual agregaría una temeraria hipótesis: Que les faltó a docentes y estudiantes tiempo y capacitación para ser autogestivos, pero que esta generación de egresados adquirirán habilidades digitales y autogestivas además de las competencias establecidas por los programas de estudio oficiales, muy útiles en el mundo laboral postpandemia.