Si me permiten hablar

361

Libre libertad

Ana Celia Montes Vázquez

Una vez más y para no variar los dichos y afirmaciones del presidente Andrés Manuel López Obrador encendieron la mecha, y no podía ser que en su cotidiana conferencia matutina, mejor conocida en los ámbitos periodísticos, y no tanto, como la Mañanera. ¿Por dónde empezar? Por la propia Mañanera. Como en alguna ocasión lo comenté, se debe tener muy en cuenta que la Mañanera de López Obrador de ninguna manera constituye un reality show o algo por el estilo, ni se trata del espacio de lucimiento personal del individuo Andrés Manuel López Obrador (AMLO) por todas sus ansias protagónicas y controladoras; nada de eso.

Sencillamente se trata del espacio informativo que toda dependencia del gobierno federal tiene derecho a tener y la obligación de realizar, sólo que en el caso de la actual Presidencia y por disposiciones de su titular se lleva a cabo de lunes a viernes y, ojo, se transmite en algunos canales de televisión abierta, sobre todo los de Estado mexicano.

Y claro que por supuesto que esta modalidad comunicativa institucional ha sido motivo para criticar y defenestrar al presidente y a toda la 4T, además de todos los motivos de burlas y críticas, siendo que, de verdad, no hay ningún incumplimiento de la ley, como sí lo hubo cuando Vicente Fox, siendo presidente y como parte de sus primeras acciones, claro que por órdenes de sus asesores, fue el de seccionar el escudo mexicano resultando la famosa “águila mocha” para el logotipo oficial, a quienes algunos nombramos la bota de Fox, pues así se veía al ponerla de cabeza; por cierto, hasta donde recuerdo no hubo tanta alharaca y de manera tan continua y reiterada como en estos morenistas tiempos.

Ahora bien, sale a cuadro López Obrador porque es el titular del Ejecutivo y aborda los temas que cree conveniente y son oportunos; el hecho de que sea, reitero, público le ha retribuido cantidad de enemistades como es el caso de los ataques a periodistas y medios de comunicación masiva, en mucho por haber hacer público el ingreso anual de Carlos Loret de Mola, un periodista, un comunicador famoso. Lógicamente, respingó el susodicho y todo el gremio llevando a cabo acciones de protesta como marchas y no hacer preguntas en algunas Mañaneras como forma de protestas, amén de ríos de tinta y horas al aire.

Es en este punto en donde surge la siguiente interrogante: ¿Acaso el presidente de la República no tiene derecho a la libertad de expresión? ¿Acaso no puede emitir una interrogante sobre alguna cuestión, como los ingresos de comunicadores conocidos, quienes, además de su trabajo periodístico, también tienen negocios y aparecen en publicidad de productos y servicios? Obvio, no es un delito tener varias fuentes de ingreso, pero tal vez sea benéfico para las audiencias, entre las que estamos todos, el tener en claro que quienes se ostentan como críticos son personas probas, lo cual también abre el debate sobre la inequidad salarial y condiciones de trabajo en el gremio periodístico, pero eso se tratará en la próxima…