Perfiles Políticos

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El Grito y Desfile de la 4T

Francisco J. Siller

El presidente Andrés Manuel López Obrador dio su especial sello a la ceremonia del Grito y al desfile militar conmemorativo del 209 Aniversario de la Independencia de México. Llamó la atención la noche del 15 que no hubiese invitados a Palacio Nacional, lo que refrendó al día siguiente. Primero, tras de tañer la Campana de Dolores, solo apareció en el balcón central con su esposa Beatriz Gutiérrez Müller. Sin hijos, ni familia.

Luego, durante el desfile, envió al balcón a su izquierda a las presidentas de las cámaras de Diputados y Senadores y al Presidente de la Suprema Corte. ahí estaba además el titular de la SRE. Con él, los secretarios de la Defensa Nacional, Marina y Seguridad Ciudadana. ¿Relegó a las representantes del legislativo, por ser panistas? ¿Al Magistrado Presidente de la SCJN, por los reveses legales?

Tras la austera Ceremonia de Grito, vimos desfilar tras la Guardia Nacional –a la que se denominó como el contingente de la Cuarta Transformación–, a ex ninis y viejitos en carros alegóricos a los programas sociales, a las pipas compradas durante lo más álgido del combate al huachicol. Desde luego a las leales fuerzas armadas, a las delegaciones invitadas, a los bomberos y a los charros.

Para López Obrador no pasa un instante sin la intención de promover sus programas sociales y usó el desfile militar y continuar con lo que le ha dado en llamar las cuatro transformaciones en la historia de México, La última representada por su llegada al gobierno. Uno que apenas esta en gestación, que apenas acaba de cumplir nueve meses y medio y que está al punto del alumbramiento. Muy aventurado aún.

El tabasqueño se compara con personajes de la talla de Hidalgo, Juárez y Madero –Independencia, Reforma y Revolución–, sin pensar que a la gesta de la independencia tomó 11 años, 14 a Juárez para lograr la restauración de la Republica y Madero, el precursor de la Revolución Mexicana, fue asesinado siete años antes de que viera cumplido su sueño anti reeleccionista. 

Señalo esto porque nueve meses es nada. Transformar a México requiere algo más que buenos deseos. Los mexicanos queremos el cambio, lo exigimos en las urnas el 1 de julio de 2018. Cansados de la corrupción gubernamental y de la desigualdad social votamos por aquel que por años levantó la voz. Ese que parecía entendernos, el que sería promotor del cambio, no en nueve meses, sino en seis años –o más–, en su único mandato presidencial.

No es tiempo de calificar si lo que ha hecho a partir del 1 de diciembre pasado es correcto, porque en estos meses, los tropiezos, los errores, saltan a la vista. Situaciones que desde el Palacio Nacional no se quieren ver, que se franquean y que llegará el momento en que tengan que enfrentarse, porque en ello esta en juego la Cuarta Transformación y el paso a la historia de su promotor. Es el juego de ganar o perder.

Pero regresemos a la ceremonia del Grito y las 20 vivas lanzadas desde el balcón central. Todas muy correctas y coreadas por miles de voces en el Zócalo. Una llamó la atención, aquella de ¡Viva la Fraternidad Universal..! Habrá que preguntarle en alguna de sus “mañaneras” a que se refirió con ello. Fraternidad Universal como una doctrina religiosa propia de cristianos y evangélicos, o a la que es la esencia de las Logias Masónicas.

Las interpretaciones a esto han sido variadas, pero solo él sabe que es lo que quiso decir con esa arenga. Si en ello va implícito un sentido religioso, es porque quizá se olvido que México, por mandato constitucional tiene un gobierno laico. Si quiso enaltecer a los masones, habría que reconocer que varios presidentes de la República, lo han sido. Comenzando con Benito Juárez –a quien admira–, que ostentó el grado 9 (1862) y fue gran maestro de la Gran Logia del Rito Nacional Mexicano en 1869. Bueno o malo, usted decide.

Por cierto que tanto en la ceremonia del 15, como en el desfile, López Obrador cantó el Himno Nacional y saludo a la bandera al estilo militar, como le corresponde al Jefe de las Fuerzas Armadas. También usó la Banda Presidencial por segunda ocasión desde la toma de poder en San Lázaro, cuando Enrique Peña Nieto se la entregó y que debió usar por protocolo en la recepción de cartas credenciales del Embajador de los Estados Unidos.

Otro punto interesante fue el espectáculo preparado en el Zócalo precedente al acto central. Al pueblo “Pan y Circo” y eso le salió estupendamente. El recorrido cultural por los confines de la patria, fue impresionante. Del bailazo con la Banda Limón, ni se diga. La plaza lució llena desde la tarde. Nadie se quería mover. Se calculó que habrían unas 80 mil personas. Fue un lleno impresionante.

Como siempre hay quien busca los titulares y Mario delgado, el coordinador de Morena en la Cámara de Diputados no se quedo atrás. Aseguró que el grito de López Obrador tuvo un significado histórico. ¿Cuál?, que fue el primer grito que no tuvo acarreados. “Por primera vez en muchos años, pues no van a llegar camiones del Estado de México o de otros lugares a llenar…”

Que manera de descalificar a ese pueblo que cada año acude a festejar la Independencia de México, que va a pasar de todo, desde la falta de transporte público, hasta la lluvia y el sol, para disfrutar de la verbena popular y gritar “Viva México” y por que no, a mentarle la madre y sumarse a la rechifla al presidente en turno y disfrutar de la pirotécnia, clásica en un 15 de septiembre. Los de antes, acarreados y borregos.

P.D.

Después de que el presidente López Obrador avalara a su manera a la misoginia del subdelegado del ISSSTE en Michoacán, la institución dio carpetazo a los insultos proferidos por el doctor José Manuel Mireles Valverde. Su director Luis Antonio Ramírez Pineda se limitó a decir que “Yo lo doy por cerrado, espero que el doctor Mireles haya aprendido la lección…” Curioso, una disculpa por las redes sociales y un cursillo para reprimir su misoginia. 

Debe estar carcajeandose y pensando en “pirujas” y “nalguitas”. Las cosas nunca cambian, solo se adecuan…

Francisco J. Siller
CEO y Editor de Infórmate