Ciudad de México.– Habitar una vivienda digna, con espacio suficiente es clave para desarrollarse plenamente, sin embargo, en México la emergencia habitacional ha impedido que todas las familias tengan acceso a una vivienda con el espacio suficiente para todos los integrantes, lo que desencadena una de las problemáticas más importantes, el hacinamiento. En nuestro país el porcentaje de hacinamiento es de 9.4 por ciento; es decir, prácticamente en uno de cada 10 hogares las personas viven en un espacio reducido.
Emilia García, directora general de TECHO México comentó: “Desde TECHO tenemos el firme compromiso de contribuir y generar iniciativas que tengan como objetivo disminuir la brecha de necesidades de vivienda. Organizaciones como nosotros buscamos darles una respuesta a estas familias mediante la construcción de viviendas de emergencia, de ahí la importancia de nuestra colecta anual a la que invitamos a las personas a sumarse y con su granito hacer la diferencia para estas familias”.
Los próximos 22, 23 y 24 de octubre más de 1,350 voluntarios y voluntarias bajo el lema “Espacios Dignos” participarán en la Colecta Nacional que se realizará en siete estados de la República Mexicana de forma simultánea: Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Querétaro, Oaxaca, Jalisco y Nuevo León.
En México el hacinamiento de acuerdo con el Coneval se presenta cuando hay 2.5 habitantes por dormitorio. En el Estudio Diagnóstico del Derecho a la Vivienda Digna y Decorosa, publicado en el 2018, refiere que las condiciones de vivienda tienen impacto en la salud física y mental de los habitantes.
Por cada 55 mil pesos recaudados se construirá una vivienda que beneficiará a familias de asentamientos populares que se encuentran en hacinamiento, ayudando a mejorar su calidad de vida. Las donaciones pueden realizarse de dos formas: en el boteo en calle o en la página web https://www.techomx.org/espaciosdignos
En 2019, ONU-Hábitat estimó que por lo menos el 38.4 por ciento de la población mexicana habita una vivienda no adecuada. Esto significa que casi cuatro de cada 10 personas viven en condiciones de hacinamiento, o en viviendas construidas con materiales de desecho o donde no hay servicios de agua o saneamiento.