Río de Janeiro.- Nueve petroleras, incluyendo la brasileña Petrobras, las estadounidenses ExxonMobil y Chevron y la anglo-neerlandesa Shell, se adjudicaron este martes 34 concesiones subastadas por Brasil, entre ellas 19 en una polémica región marina próxima a la desembocadura del Amazonas.
Entre las vencedoras en la subasta promovida por la Agencia Nacional del Petróleo (ANP, regulador) también figuran la noruega Equinor, la australiana Karoon, la portuguesa Petrogal, la china CNPC y el grupo brasileño Dillianz.
En total la ANP concedió 34 de las 172 áreas que ofreció en la subasta, 33 en yacimientos marinos y una terrestre, a nueve empresas vencedoras que pagaron un total sumado de 989,3 millones de reales (unos 180,4 millones de dólares o 156,4 millones de euros) por las licencias.
Las vencedoras se comprometieron a hacer una inversión mínima de 1.456,9 millones de reales (unos 265 millones de dólares o 230 millones de euros) en la exploración de las áreas que se adjudicaron, cuya extensión sumada es de 28.359 kilómetros cuadrados.
Petrobras, asociada en consorcios en partes iguales con ExxonMobil, se adjudicó 10 concesiones en una polémica región marina próxima a la desembocadura del río Amazonas y otras 9 concesiones en esta región, llamada Foz do Amazonas, se las adjudicó un consorcio integrado por Chevron (65 %) y CNPC (35 %).
En la cuenca marina de Santos, en donde están los principales yacimientos del país, fueron concedidas 11 de las 48 áreas ofrecidas por el regulador.
Karoon se quedó con 6 concesiones en esta cuenca, Shell con 4 y Equinor con 1.
Y en la cuenca marina de Pelotas, un prometedor horizonte aún no explorado en el sur de Brasil, solo generaron interés tres concesiones, que se las adjudicó un consorcio liderado por Petrobras (65 %) y del que también hizo parte la portuguesa Petrogal (35 %).
La subasta fue realizada en medio de una intensa polémica debido a que los grupos ecologistas consideran que las concesiones en la región frente a la costa amazónica, pese a tratarse de bloques marinos en aguas profundas, están ubicadas en un área vulnerable.
La exploración de petróleo en la región es vista con preocupación por el impacto que un posible derrame podría tener en la zona, considerada de «extrema sensibilidad socioambiental», pues alberga pueblos indígenas y una rica fauna y flora, con manglares, arrecifes de coral y especies en peligro, como el delfín gris y el manatí.
Ante tal riesgo, Petrobras aún no ha conseguido la licencia ambiental necesaria para realizar su primera perforación en un concesión que se adjudicó en esta misma región hace doce años.
La subasta fue precedida de una protesta de indígenas, ecologistas y ambientalistas que aseguran que, además de poner en riesgo un área en el litoral de la Amazonía, el proyecto contradice las propuestas de descarbonización de Brasil como organizador de la Cumbre Climática COP30, prevista para noviembre próximo en la ciudad amazónica de Belém.
El Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva defiende la exploración en la región y alega que este nuevo y prometedor horizonte petrolero puede reponer las reservas de Brasil y garantizar la financiación de la transición energética.