Juan Barrera Barrera
El presidente electo, Andrés Manuel López y un equipo de colaboradores tendrán un importante encuentro en las grandes ligas, utilizando el lenguaje beisbolero al que continuamente recurre el tabasqueño, cuando se siente a dialogar con otro equipo más experimentado (dos años y medio en el gobierno), cuyo manager es un personaje que no le gusta perder, que no sabe perder y cuando pierde arrebata o intenta arrebatar y no respeta al árbitro.
En varios círculos políticos y académicos de este y del otro lado de la frontera norte, a uno se le ha catalogado como populista de izquierda que pregona en su agenda política el regreso del nacionalismo cardenista; y al magnate neoyorquino de ultranacionalista, ultraderechista y hasta esperan, no sin cierto morbo, un choque de trenes cuando estén cara a cara.
Este viernes habrá un primer encuentro entre funcionarios del gobierno de Washington y el presidente electo de México. A esta hora ya estarán sentados en alguna oficina de la casa de transición en la colonia Roma los enviados de Donald Trump con Andrés Manuel López Obrador para tratar asuntos como la renegociación del Tratado de Libre Comercio (TLCAN), migración, seguridad, cooperación y desarrollo. Se sabe que el tema del muro fronterizo no estará en la mesa de discusión, pero hay que tomarlo con reservas.
¿Inicio de una nueva relación?
Es un primer acercamiento a propuesta de Donald Trump, gesto que AMLO agradeció, una primera conversación de alto nivel por los personajes que están presentes. La parte estadounidense está representada por el secretario de Estado y ex director de la CIA, Mike Pompeo. También asisten otros altos funcionarios del gobierno estadounidense como Jared Kushner, yerno incómodo y consejero de Donald Trump, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin y de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen.
Por la parte mexicana estarán el futuro secretario de Hacienda, Carlos Urzúa (que en un principio se opuso diametralmente al TLC); de Economía, Graciela Márquez; Olga Sánchez Cordero de Gobernación; de Seguridad, Alfonso Durazo; y Jesús Seade que próximamente se convertirá en el jefe negociador para México del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.
Se espera que sea una reunión de intercambio de impresiones acerca de los temas bilaterales que afectan a ambos países y la forma en cómo podrían procesarlos. Sería una reunión de mesura al momento de tocar temas sensibles como el de la seguridad fronteriza. Donald Trump tal vez quiere información certera acerca del pensamiento de un personaje tan multifacético políticamente como ha sido AMLO durante toda su campaña.
En sus discursos de campaña López Obrador dijo que se sentaría a platicar con el mandatario estadounidense con el objetivo de sentar las bases de una relación de respeto mutuo. Mencionó que “Trump vio con buenos ojos la propuesta de fincar nuestra relación en la cooperación para el desarrollo”. En ese mismo tono, el próximo secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard explicó que esta reunión es un botón de muestra de “una nueva etapa en la relación de México y Estados Unidos”.
AMLO: cuidar las formas y excesos de confianza
Ya sabemos que a Donald Trump le gusta analizar, estudiar a los personajes que tiene enfrente, asestar el primer golpe, despojarlos de sus mecanismos de defensa para después golpearlos y aplastarlos. No puede haber exceso de confianza de la parte mexicana.
Tanto López Obrador como los demás integrantes de su equipo tienen que ser muy precisos en los conceptos y frases. El tabasqueño ya empezó a gobernar. Su discurso tiene que cambiar, ya no es candidato, ahora será jefe de Estado y deberá establecer con otro método de comunicación, hacia adentro como hacia el exterior. Las señales, los gestos, las gesticulaciones igualmente cuentan en los diversos escenarios, porque son reflejo del estado de ánimo de los personajes.
Donald Trump tiene como uno de sus deportes favoritos tergiversar las palabras de los demás. Es un manipulador de los discursos y dichos de sus contrapartes. Para muestra podemos recordar las falsas interpretaciones que hizo de las palabras del presidente Enrique Peña Nieto con el tema del muro fronterizo que según él, México había aceptado pagar la construcción.
Por fortuna, la administración Trump encontrará a un nuevo gobierno fuerte, altamente legitimado en las urnas y un pueblo unido en torno al liderazgo del máximo líder social de Latinoamérica. Creo que en este tenor girará en gran parte el mensaje político de López Obrador.
El hemisferio occidental necesita un líder de las clases subalternas, en horas bajas de la izquierda y de liderazgos en la región latinoamericana, y AMLO podría alzarse con ese título, pero depende del respeto que pueda ganar para México de parte del gobierno de Washington.