Ciudad de México.- Las debilidades que han mostrado los sistemas de salud de los diferentes países del mundo se han evidenciado a través del impacto generado por la pandemia del Covid-19. Fue el 30 de enero del año 2020 cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció que el brote del síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) constituye una emergencia de salud pública de importancia internacional y más tarde, el 11 de marzo, el “coronavirus” fue declarado como pandemia.
No obstante, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ya había establecido en su informe de “Panorama de la Salud 2019” que desde el año 2015 en 19 países disminuyó la esperanza de vida y en años recientes las enfermedades respiratorias cobraron más vidas, particularmente en la población de mayor edad. Lo anterior refleja que, antes de la pandemia, el desempeño de los sistemas de salud presentaba importantes rezagos e inequidades en la calidad, oportunidad, suficiencia, cobertura y demanda de servicios de atención médica, afectando negativamente el estado de salud de la población.
Esta pandemia también nos ha dejado enseñanzas: ha originado una clara oportunidad para reflexionar individualmente y nos ha situado en la verdadera dimensión de lo que somos y tenemos; la pandemia afecta el ámbito social, económico y ambiental, es decir, el desarrollo sostenible; destacándose el impacto en la educación, la ciencia y la cultura, la industria, el empleo, las energías, la movilidad y el transporte, el clima y la naturaleza, la vivienda, el desarrollo de las ciudades y el campo, solo por citar algunos sectores o nichos, por tanto, la pandemia ha creado el mayor espacio de tiempo jamás existido para pensar colectivamente, en todo y por todos; y ha sido el mayor motivo de influencia hacia la construcción de cambios repentinos, forzosos y en gran medida de estilos y calidad de vida antes desconocidos.
Los sistemas sanitarios no han sido la excepción y han reajustado el complejo abanico de sus tecnologías para la salud (ET´S), a través de procesos complejos, lentos y de prueba-error, tratando de adaptarse a un permanente cuestionamiento de mejores prácticas tanto en la planeación como en la gestión y la suficiencia presupuestal. Solo las políticas públicas de algunos países han tenido éxito en el cruce de esta pandemia, mientras la mayoría de las naciones sufre y lucha para mejorar su imagen pública y credibilidad social tratando de encontrar soluciones que reduzcan las implacables tasas de mortalidad, indicadores de propagación y niveles de ocupación de la infraestructura.
El reto de corto plazo, hacia una nueva normalidad, además del proceso de vacunación, es continuar administrando su impacto, reduciendo los índices de contagio y letalidad, al tiempo de acoplar el déficit acumulado de atención ordinaria durante esta pandemia. Como retos de mediano y largo plazo, los sistemas de salud deberán de mejorar los desequilibrios acumulados durante décadas en la prestación de los servicios de atención médica, prepararse para las siguientes pandemias y continuar orientándose a los ODS-2030.
Estos desafíos requieren abordarse con una nueva mentalidad, con estrategias de cambio disruptivos e innovación, estableciendo políticas públicas que se alejen de la limitada inteligencia humana, demeritada por la lucha del poder político, supeditada por los intereses económicos de unos cuantos, por la imposición ideológica de diversos grupos sociales y por la indiferencia en el avance del cambio climático.
Además la pandemia también nos muestra la urgente necesidad de regenerar la salud, reorientando las políticas públicas de los sistemas de salud, convirtiéndose en una ventana de oportunidad para un cambio de paradigma hacia los retos futuros. Como una línea tendencial, el desarrollo tecnológico ha evolucionado en forma exponencial orientándose a la denominada Revolución 4.0, una etapa que vislumbra transformaciones asombrosas en la ciencia y su respectivo impacto en los estilos de vida, incidiendo directamente en el estado de la salud de las personas. La rápida producción de la vacuna anti-covid es un ejemplo de ello.
Esta etapa cuenta con un portador de futuros que es ajeno o poco influenciable por la debilidad humana y que aun cuando su cuestionamiento filosófico es vigente, mantiene un desarrollo dinámico y eficiente. El mayor portador de futuros hasta hoy conocido es la Inteligencia Artificial (AI).
La Sociedad Mexicana de Arquitectos Especializados en Salud (SMAES), la Federación Internacional de Ingeniería de Cuidados para la Salud (IFHE), en coordinación con la Conferencia Interamericana para la Seguridad Social (CISS) y prestigiadas instituciones, invitan a todos los sistemas de salud del mundo, a los organismos públicos y privados, a especialistas, profesionistas, expertos, a la academia, medios de comunicación y al público en general a participar y asistir al 18° Congreso Internacional SMAES “Hospital del Futuro” y el Seminario Internacional de Prospectiva IFHE, evento que se llevará a cabo en formato mixto (virtual y presencial) del 6 al 10 de noviembre del 2021, teniendo como sede la Ciudad de México.
Ser un espacio de exposición y transmisión de ideas, experiencias, reflexiones y opinión en torno a los retos futuros para mejorar las políticas públicas de los diversos sistemas de salud, enfocando los contenidos al potencial beneficio que aporta, en la evaluación de las tecnologías para la salud (ET´s), la infraestructura, la arquitectura, el avance y desarrollo de la Inteligencia Artificial (AI).