Entresemana

¿Desprendimientos en Morena?

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Moisés Sánchez Limón

Me cuentan que en el Congreso de la Unión por lo menos un legislador muy cercano a Andrés Manuel López Obrador pulsa salirse de la bancada de Morena.

Este personaje ha pedido discreción porque no quiere ser considerado parte de otros legisladores que han manifestado su decepción con la forma de gobernar de Andrés Manuel López Obrador.

Sólo hay que recordar la renuncia de Clara Torres Armendáriz, como responsable del programa de Estancias Infantiles de la Secretaría del Bienestar. ¿La causa? No estuvo de acuerdo con el recorte presupuestal y los cambios en el sistema ordenados por López Obrador, quien procedió con un pueril berrinche contra la senadora Josefina Vázquez Mota y pasó por encima de una suspensión provisional de amparo de forma tal que se hará su voluntad de entregar los recursos en mano a las madres de familia. ¿Eso es gobernar?

Bueno, del legislador que le cuento refirió que apoyó con todo a López Obrador en esta lucha por llegar a la Presidencia de la República; aportó tiempo y recursos, se comprometió con la causa y fue parte de ese grupo cercanísimo, que a toda costa busca encabezar Mario Delgado en la Cámara de Diputados y le pelea presencia, cercanía y confianza con el Presidente al senador Ricardo Monreal.

Pero, igual que en este político de alto nivel, en el sector empresarial priva la decepción e incluso hartazgo con la forma en que López Obrador arrancó su gestión y, en menos de dos meses complicó el escenario económico y político, con la polarización social entre “el pueblo bueno” y aquellos a los que califica fifís, conservadores y hasta golpistas.

“Me han comentado empresarios que en público muchos no se atreven a disentir de los anuncios y descalificaciones del presidente López Obrador, por temor a represalias, a ser linchados y descalificados públicamente por el propio presidente”, comentó una fuente legislativa cercana a la presidencia de la Mesa Directiva encabezada por Martí Batres Guadarrama.

Y es que, acotó, lo hemos visto con Guillermo Ignacio García Alcocer, comisionado presidente de la Comisión Reguladora de Energía, se atrevió a disentir y le echaron encima acusaciones graves, incluso el mismo López Obrador anunció desde ese espacio de privilegio que tiene en las conferencias de prensa mañaneras, que lo estaban investigando por conflicto de intereses.

“Está haciendo lo mismo que hicieron los gobiernos que él acusa. Utiliza a la hoy Fiscalía General de la República y a la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, para perseguir a los que él llama contrincantes no enemigos políticos”, comentó la fuente consultada.

“¿Qué podemos hacer?, se preguntó un alto dirigente empresarial. Y se respondió: Nada, tenemos que aceptar en público lo que negamos en privado. No estamos de acuerdo con esas decisiones como la del Nuevo Aeropuerto y la del Tren Maya del que no hay nada; se han perdido miles y miles de millones de pesos y el Presidente dice que no pasa nada, que no hay pérdidas. No, definitivamente no estamos de acuerdo pero no nos atrevemos a disentir por temor a represalias. Y ya vimos de lo que es capaz López Obrador”, compartió la plática esta fuente que le comento.

Y sí, en efecto, en las ligas mayores del equipo de Andrés Manuel López Obrador y en el Congreso de la Unión, donde la mayoría legislativa, morenista por supuesto, se asume dueña del poder, ha comenzado a transitar poco a poco el hartazgo, la decepción de quienes apoyaron a la causa del tabasqueño, hoy ungido Presidente de la República, porque han visto más ruido que nueces; excesos verbales e inocultables y ofensivos cobros de facturas políticas o represalias contra quienes disienten y lo hacen público y en público.

No comulgan con esa forma de gobernar que se centra en el linchamiento del contrincante, en observar por el espejo retrovisor y culpar a los gobiernos neoliberales de todos, absolutamente todos los males del país, pero retoma programas y acciones de tiempos idos del más radical y suicida populismo del echeverrismo, con actitudes dictatoriales y unipersonales del diazordacismo.

¿Ya chole con López Obrador y su homilía con el linchamiento nuestro de cada día? Bueno, pues hay elementos para considerar que esas renuncias en el equipo lópezobradorista por no comulgar con esa especial forma de gobernar, que a don Daniel Cosío Villegas habría dado material de sobra para escribir una nueva praxis de fenomenales pinceladas echeverristas, con todo y su amigo del alma y protector de aquellos días del Arriba y Adelanta y la Solución Somos Todos, Ignacio Ovalle Fernández que recuperó el Sistema Alimentario Mexicano de esos tiempos con apenas el cambio en una palabra.

¿Ya chole? Mire usted.

Frente a una pléyade aleccionada que el domingo último abucheó al gobernador de Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis, Andrés Manuel López Obrador reiteró su populachera expresión “¡Ya chole!”, eufemismo con el que manifestó hartazgo por asuntos que han ocurrido en torno suyo en el breve tiempo que lleva investido Presidente de la República.

¡Ya chole!, espetó el pasado 29 de enero cuando en San Luis Potosí le pidieron opinar acerca de la sanción aplicada al coordinador estatal de Programas de Desarrollo Integral del gobierno Federal, Gabino Morales, por misoginia.

¡Ya chole!, dijo  en Cuernavaca, Morelos, el 4 de octubre del año pasado, a los morenistas que peleaban cargos en el naciente gobierno de Cuauhtémoc Blanco.

Igual en octubre de 2018, en Campeche, López Obrador aludió a una encuesta que apoya al proyecto del Tren Maya que estaba siendo criticado por “conservadores” y la “prensa fifí” pero, atajó, “ahora la mando, la mandó a hacer el Gobierno del Estado (de Campeche), se las voy a entregar, ya ojalá que esto ayude, o sea ya, ya chole” (…) Ya los conozco a los de la prensa fifí, desde hace muchos años, aunque se disfrace, aunque simulen. Quienes se oponen porque son muy conservadores y no quieren que nos vaya bien, que salga adelante nuestro Gobierno”.

¿Ya chole? Pues, creo que sí, es el ya basta o estamos hasta la madre del gobierno mediático y revanchista que desaparece estancias infantiles y albergues para madres golpeadas y jóvenes acosadas, pero le mete 300 millones de pesos a la promoción del beis, porque le gusta al señorpresidente. ¡Ya chole! ¿Antes de los cien días? Digo.

MARTES. De acuerdo con las más recientes encuestas, Alejandro Armenta Mier es el más competitivo en la contienda interna de Morena en Puebla; el de mayor rentabilidad electoral seguido del reincidente y preferido de la señora Yeidckol, Miguel Barbosa, quien arrastra a favor las menciones negativas.

Y en la pista del Senado, tres nombres se mencionan para ocupar el espacio que dejó el comisionado del Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (INAI) Carlos Alberto Bonnin Erales, quien falleció de manera trágica en la Ciudad de México. La terna quedó integrada por el experredista Javier Santiago; Ernesto Villanueva, quien presume el apoyo de Andrés Manuel López Obrador y el doctor Veracruzano José Guadalupe Luna Hernández, actual comisionado Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de México y Municipios (Infoem). Luna Hernández, maestro en Derecho Constitucional y Derechos Humanos por la Universidad Panamericana, graduado con mención honorífica es, además, licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la UNAM. Pregunta para Ricardo Monreal: ¿Será el veracruzano? Conste.

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