Un entorno macroeconómico más favorable y de la inversión fija bruta, que además esté acompañado de la reducción en las tasas de interés, se reflejará en un mejor desempeño del crédito bancario a pymes
José A. Medina
Un mayor dinamismo en la actividad crediticia y el ahorro bancario tendría que estar acompañado de una mayor expansión de la actividad económica, que permita incrementar de manera sostenida el empleo formal y fortalecer los ingresos de hogares y empresas.
El comportamiento moderado de esos factores en 2018 limitó el ritmo de crecimiento del crédito a las familias (particularmente al consumo) y de la captación bancaria tradicional.
De acuerdo con el informe “Situación Banca México”, correspondiente al primer semestre de 2019, elaborado por el Grupo Financiero BBVA Bancomer, en 2018 el principal impulso al crédito al sector privado no financiero provino del crédito otorgado a las empresas. Sin embargo, dicho crédito no se apoyó en el desempeño de las principales variables de actividad económica sino en un efecto dado por la sustitución del financiamiento externo por interno bancario.
Un entorno macroeconómico más favorable en términos de mayor crecimiento de la actividad económica y de la inversión fija bruta, acompañado de la reducción en las tasas de interés, se reflejará en un mejor desempeño del crédito bancario a pymes y posiblemente también en mayor dinamismo del crédito bancario que se ha observado recientemente a empresas de mayor tamaño, destaca el documento.
Esto también contribuiría a que el principal impulso al crecimiento del crédito bancario total no sólo provenga del crédito bancario otorgado a empresas de gran tamaño, sino del crédito bancario a empresas en general, apoyado en variables macroeconómicas internas.
El análisis señala que una expansión más dinámica del crédito a los hogares (consumo y vivienda) requiere que la capacidad de compra y de contratación de nuevos créditos se fortalezca de manera importante como consecuencia del incremento del ingreso real de los clientes actuales y potenciales.
Además, la expansión del crédito a las familias también requiere que el número de acreditados (o clientes actuales) aumente de manera importante, lo cual es factible si también aumenta de manera dinámica el número de personas que tienen un empleo formal y, por tanto, un ingreso recurrente y comprobable que les permita afrontar con mayor certeza sus compromisos financieros.
Motor de expansión
Se destaca en el documento que el crédito a empresas fue el principal motor de expansión, alimentado por una sustitución de fuentes de financiamiento. Sin embargo, advierte que si bien este elemento apoyó el dinamismo observado, su naturaleza coyuntural impide esperar que en el futuro continúe como la principal fuente de crecimiento del crédito.
El mejor desempeño del crédito al sector privado no financiero en 2018 se dio a pesar de que el entorno macroeconómico no fue significativamente mejor al que prevaleció el año anterior.
La principal fuente de impulso del crecimiento del crédito total de la banca comercial fue el concedido a las empresas. De los 6.7 puntos porcentuales (pp) reales que creció en promedio en 2018, el crédito a empresas aportó 5.5 pp, lo cual equivalió al 82% del crecimiento total. La aportación al crecimiento del crédito al consumo y a la vivienda fue de 0.7 pp y de 0.5 pp, respectivamente.
Al cierre de septiembre de 2018, el financiamiento total de las empresas –que incluye crédito bancario en moneda nacional (MN) y en moneda extranjera (ME), financiamiento bursátil interno en MN y financiamiento externo en ME– registró un saldo de 5.9 billones de pesos, lo que implicó un crecimiento nominal de 8.4% con respecto al mismo trimestre del año anterior (3.3% en términos reales).
Este crecimiento fue mayor al que se registró en el tercer trimestre de 2017 (5.0% anual nominal) pero menor al dinamismo de los tres años anteriores (3T14: 14.0%; 3T15: 22.8%; 3T16: 17.4%).
El crédito bancario denominado en MN fue el principal motor de este crecimiento, pues se ha consolidado como la fuente de financiamiento empresarial más importante (con una participación de 37.2%) y su tasa de crecimiento fue mayor que la de otros componentes.
Este dinamismo está estrechamente asociado a la evolución del tipo de cambio, de tal manera que la depreciación cambiaria que se registró entre 2014 y 2016 pudo haber modificado las preferencias actuales de las empresas, que optaron por obtener créditos internos en lugar de fondearse en el exterior.
A pesar de este cambio de comportamiento, los riesgos para el sistema bancario mexicano provenientes del endeudamiento a empresas se mantienen acotados, pues esta cartera mantiene bajos niveles de deterioro y las empresas más endeudadas en ME cuentan con ingresos del exterior o ligados a los movimientos del tipo de cambio, lo que les permite tener una cobertura cambiaria natural.
Vivienda y consumo
El crédito otorgado a las familias mostró un desempeño más moderado. En 2018 el crédito a la vivienda registró una tasa de crecimiento real promedio anual (3.7%) ligeramente mayor a la del año anterior (3.5%). Las expectativas de los hogares sobre futuros aumentos del precio de la vivienda y del costo del crédito pudieron haber mejorado el crecimiento de este tipo de crédito, particularmente en la segunda mitad de 2018.
Por su parte, el crédito al consumo registró un desempeño menos favorable en 2018 respecto a 2017, medido a través de sus tasas de crecimiento promedio reales anuales (2.1% vs 3.7%).
Además, la calidad de este tipo de crédito mostró un deterioro en 2018, registrando un ligero incremento en su IMOR promedio respecto al año previo (4.3% en 2017 vs 4.5% en 2018).
Este desempeño fue resultado de la contracción del salario real que se registró a lo largo de 2017 y del menor ritmo de crecimiento del personal ocupado en los sectores económicos que empezó en la segunda mitad de ese año.
Los efectos de estas dos variables sobre la calidad de la cartera de crédito se hicieron sentir principalmente en la primera mitad de 2018. La señal positiva es que el deterioro de la calidad de la cartera de crédito al consumo empezó a contenerse y revertirse en la segunda mitad de 2018.
Captación a la baja
En 2018, la tasa de crecimiento real anual promedio de la captación tradicional fue de 4.8%, 0.4 puntos porcentuales (pp) menor al promedio observado en 2017. En los primeros seis meses de 2018, las tasas de crecimiento real de la captación tradicional continuaron ubicándose por debajo del doble dígito, pero lograron revertir la tendencia a la baja que habían mostrado en el segundo semestre de 2017.
El mayor atractivo de los instrumentos a plazo ha contribuido a sostener el desempeño de los distintos agregados de ahorro, pero otros motores para impulsarlo, como el dinamismo de la actividad económica y la recuperación de los ingresos de las familias, muestran señales débiles de recuperación.
Ello, aunado a un entorno de mayor incertidumbre asociada al futuro desempeño de la economía podrían limitar a futuro un mayor dinamismo en el ahorro y con ello acotar las fuentes internas de financiamiento.