Ciudad de México.- La Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE o Comisión), presentó esta mañana el Estudio de competencia en el autotransporte federal de pasajeros, el cual identifica falta de competencia en la mayoría de las rutas que se ofrecen en el país. Ello debido, en parte, a que la regulación inhibe la participación de más agentes económicos en las distintas rutas, lo que impide la oferta de más opciones de servicios a mejores precios, en detrimento del bienestar de los usuarios.
Resultado de lo anterior, se observa una alta participación de mercado para cuatro Grupos de Interés Económico (GIE), mismos que están presentes en el 95.2% de las 5 mil 877 rutas identificadas en este estudio. Además, en 76.8% de dichas rutas participa un solo operador.
Entre los obstáculos regulatorios detectados, destaca la obligación de cumplir con requisitos y trámites que, a falta de claridad en su aplicación, dotan de amplia discrecionalidad a las autoridades en el otorgamiento de permisos de nuevas terminales. Esta falla normativa tiene un impacto negativo en los niveles de competencia porque para ofrecer una ruta se exige contar con acceso a terminales de origen y destino, lo que de inicio representa una inversión millonaria si no se tiene entrada a una terminal establecida y limita la entrada de nuevos participantes. A pesar de lo anterior, en la práctica varias empresas establecidas realizan ascensos y descensos en lugares distintos a las terminales, lo cual confirma la necesidad de actualizar el marco normativo para ajustarse a la realidad y dar posibilidad a nuevos competidores de ampliar la oferta.
Ello se agrava por legislaciones estatales que imponen criterios que favorecen a empresas establecidas, como contar con la opinión favorable de transportistas locales para autorizar el permiso de operación de una ruta a un nuevo competidor.
La regulación actual no exige a los operadores de terminales contar con reglas de acceso ni hacerlas públicas, si es que existen. Así, los nuevos entrantes a una ruta, que quieran operar desde una terminal necesitan llegar a un acuerdo con la concesionaria o empresas que controlan la central camionera, mismas que tienen incentivos para negarles el acceso o darlo en condiciones de desventaja.
Asimismo, el modelo de autotransporte mexicano es rígido, al exigir a los operadores: registrar tarifas máximas con al menos siete días de anticipación; avisar de la cancelación de la ruta con 30 días hábiles de anticipación, y utilizar el autobús autorizado en una sola ruta, sin posibilidad de poderlo mover a otra ruta con mayor demanda.
Cuando los grandes GIE coinciden en una ruta suelen ofrecer tipos de servicio distinto; por ejemplo, uno ofrece el servicio de primera clase y otro el económico.