Economía frenada y con alta inflación

255

Estanflación es el término acuñado desde la década de los años ochenta y que ahora de nueva cuenta está de moda para describir que la economía está en un severo problema y con niveles de pobreza al alza

Agustín Vargas

Desde antes de que de concluyera el primer trimestre del 2021, economistas, analistas y académicos de México comenzaron a hablar de la “estanflación”, un término que para las nuevas generaciones es nuevo, pero es una palabra que en el país estuvo de moda en la década de los ochentas, cuando la economía estaba sumida en una tremenda crisis. Dicho término indica que la economía está en un severo problema.

A juzgar por el desempeño de los dos indicadores que la determinan, es decir elevada inflación y casi nulo crecimiento, México presentaba desde los primeros meses del año pasado la amenaza real de estanflación; y aunque la trayectoria de la inflación no se encuentra ni siquiera cercana a las lecturas de otras épocas, eso no significa que no sea un problema.

Su crecimiento rebasó en el 2021 toda expectativa, pues se ubicó en 7.36%, la tasa más alta en 21 años y muy por encima del margen máximo de Banco de México, que era de 3%. En términos sencillos, la estanflación es un fenómeno en el que se combina una inflación alta con el estancamiento económico, algunos estudiosos también añaden como causal el creciente desempleo de la economía que la sufre.

Es uno de los mayores problemas al que se puede enfrentar una economía. Prácticamente todos los economistas consideran que es quizá el mayor reto que pueda enfrentar nación alguna, porque se trata de corregir al mismo tiempo dos de los grandes indicadores para las economías actuales: crecimiento e inflación.

Desde antes de que concluyera el 2021, un buen número de especialistas afirmaron sin cortapisas que México cayó en estanflación, condición donde la economía del país se estancó y el nivel de la inflación ­–o aumento de precios– es muy alto; cuyo impacto castiga el ingreso, poder de compra y desarrollo de las familias.

Basta ver los más recientes indicadores para darse cuenta que la recuperación de la economía mexicana se frenó desde septiembre pasado; y terminará 2021 con resultados decepcionantes.

En el 2021 la economía apenas logrará un rebote de 5.4% a 5.9%; que no revierte el decrecimiento de 8.5% de 2020, causado por la crisis del Covid-19; y la inflación alcanzó niveles no vistos en casi 21 años. No hay forma, pues, de negar la estanflación en México.

Para recobrar lo perdido durante la pandemia y tratar de salir del estancamiento, la economía debió haber crecido 8.7% el año pasado; cifra que ni en el escenario más optimista se podría concretar.

Para 2022 el país logrará un desempeño económico de entre 2.5% y 3.0% que está muy lejos de la meta de 4.1% proyectada por el Gobierno Federal en los Criterios Generales de Política Económica.

Inflación toma vuelo

Sobre la inflación, que configura el segundo elemento de la estanflación, los especialistas advierten que este indicador “ya tomó vuelo” y después de nueve meses de repuntes constantes alcanzó 7.36% al final de 2021.

Se advierte que el nivel de los precios observados desde noviembre de 2021 siguió con su carrera alcista y no se detendrá tan fácilmente en las próximas semanas.

El precio del petróleo es otro agravante para la inflación; debido a que se esperan temperaturas muy bajas durante el invierno; que harían que el energético ronde o supere 100 dólares por barril y, con ello, los precios de productos y servicios sigan encareciéndose.

Aun cuando se espera que el índice inflacionario comience a descender a partir de enero próximo, será hasta diciembre de 2022 cuando llegue a niveles de 4%; siempre y cuando no haya nuevas variantes del Covid-19 que reactiven la crisis económica.

Para Gabriela Siller, directora de Análisis Económico y Financiero de Banco Base, “el estancamiento de México es resultado de las políticas del Gobierno Federal que alejan las inversiones; como la cancelación de aeropuerto de Texcoco, la prohibición del outsourcing y la reforma eléctrica; además de la crisis de los semiconductores”.

Por supuesto, en ello coinciden no sólo especialistas en economía, sino también empresarios, inversionistas nacionales y extranjeros; académicos y muchos otros representantes de la sociedad mexicana.

Pobreza al alza

La galopante inflación y el estancamiento económico que se viven actualmente se suman ahora a los elevados índices de pobreza en México, agudizados, sin duda, por la pandemia del Covid-19 y por las erráticas políticas económica, social y de salud de esta administración.

De acuerdo con los más reciente datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en sólo dos años (de 2018 a 2020), México tuvo un incremento de 4 millones de pobres, situación en la que se encuentran 58.2 millones de mexicanos, lo cual representa 43.5% de la población.

Si bien la pandemia por Covid-19 es el factor principal que, según el Coneval, detonó el incremento en el número pobres en el país (comparado con 2018), además del rezago educativo que se observa, también deja entrever que la poca efectividad de la políticas social y económica del gobierno lopezobradorista es un elemento que ha influido en el aumento de dichas estadísticas.

Según los datos del Coneval, en 2016 había en México 52.2 millones de personas en situación de pobreza (43.2% de la población); hubo una disminución en 2018, con 41.9% (51.9 millones de personas), pero en 2020 se pasó a 43.9% (55.7 millones de personas).

Según el organismo, el contexto de la situación epidemiológica por el coronavirus fue el factor que se vio reflejado en el crecimiento de pobres, ya que los datos se tomaron entre agosto y noviembre de 2020, cuando se registró un mayor número de contagios y una contracción económica.

Del total de personas pobres en el país, 8.5% (10.8 millones de mexicanos) se encuentran en el rubro de pobreza extrema, es decir, sus ingresos no les alcanzan para comprar una canasta mínima de alimentos. Asimismo, 44.9 millones de personas se encuentran en pobreza moderada.

Los datos del Coneval apuntan otro dato revelador. El incremento en el número de pobres pegó más en estados dedicados al turismo –actividad considerada uno de los motores del desarrollo y crecimiento económico–, debido al cierre del sector por el aumento de contagios del coronavirus.

Por ejemplo, Quintana Roo tuvo un aumento de 30% a 50% en número de pobres, así como Baja California Sur, por el cierre de las zonas turísticas. Por el contrario, en diez entidades se redujo el nivel de pobreza, entre ellas Nayarit, Colima, Zacatecas, Sinaloa, Oaxaca, Guerrero y Chiapas.

A juicio de la Coneval, son tres tipos de carencias las que también se incrementaron, principalmente por servicios de salud, que creció hasta 12 puntos porcentuales, así como el rezago educativo y acceso a alimentación de calidad, aumentaron 2 y 3 décimas, respectivamente.

Imaginario bienestar

Aunado al crecimiento de la pobreza en el país, el supuesto bienestar de la población al que se refiere cotidianamente el gobierno de México, no llega por ningún lado.

Esto lo reveló el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) al presentar los resultados de la primera Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado (ENBIARE) 2021, que se levantó del 3 de junio al 23 de julio de 2021, con el objetivo de producir información estadística sobre distintas dimensiones de la medición del bienestar de la población adulta de 18 y más años, alfabeta y hablante de lengua española que reside en áreas urbanas y rurales. 

El estudio destaca que el balance anímico alcanzó un promedio de 5.07 puntos entre la población adulta en México en una escala de -10 a +10. Las mujeres muestran en promedio menor balance anímico respecto a los hombres en todos los grupos de edad. La mayor brecha se observa entre hombres y mujeres de 30 a 44 años. 

Colima, Sonora y Quintana Roo son las entidades con mejores balances anímicos de su población adulta mientras que en Oaxaca, Puebla y Tabasco presentan menores valoraciones en este indicador.

El balance entre haberse sentido con energía o vitalidad en contraste con haberse sentido cansado o sin vitalidad es el indicador que presenta un menor puntaje: 4.24 en el total de adultos; 3.73 en las mujeres y 4.81 en los hombres. Es en este balance específico donde se observa la mayor brecha entre mujeres y hombres.

La proporción de población con síntomas de depresión asciende a 15.4% de la población adulta, pero entre las mujeres alcanza 19.5%. 

El estudio del Inegi captó que 19.3% de la población adulta tiene síntomas de ansiedad severa, mientras otro 31.3% revela síntomas de ansiedad mínima o en algún grado. 

Haberse quedado sin trabajo afecta más que la expectativa de no poder cubrir los gastos del mes. Sin embargo, y sobre todo anímicamente, incide más el hecho de haber pedido prestado para sufragar gastos en algún momento de los últimos doce meses.  

De acuerdo con la encuesta 14.8% de la población adulta perdió su trabajo o negocio en los últimos doce meses (entre julio de 2020 y julio de 2021) sin poder recuperarlo. 

La expectativa de no poder sufragar los gastos del mes (indicador de pobreza subjetiva), afecta a 43.4% de la población adulta, en tanto que 11.3% manifestó incertidumbre al respecto. 

El 8.9% de la población adulta con pareja reconoce no tener una buena relación con ella. Se destaca que entre las mujeres 11.9% de los casos no reconoce un aspecto positivo de su pareja, contra un 6.4% de los hombres.