La reforma fiscal que viene

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  • Todos a pagar más: Herrera
  • Tratos preferenciales minan recaudación
  • Desconfianza empresarial

Agustín Vargas*

Una de las más grandes prioridades del gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido el impulso a los programas de asistencia social. Para lograrlo ha echado mano del discurso de la austeridad, recortando el gasto gubernamental para redirigirlo en forma de apoyos a distintos sectores de la sociedad.

No obstante, cada vez se agudiza un problema que puede jugar en contra de los propósitos del mandatario y empezar a generarle mayores quebraderos de cabeza a su Cuarta Transformación: la recaudación tributaria respecto al Producto Interno Bruto (PIB).

De acuerdo con el reporte anual Estadísticas de Ingresos Tributarios 2019 realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que encabeza José Angel Gurría Treviño, México ocupa el último lugar de los países miembros en el rubro, con una recaudación del 16.1% en 2018.

El resultado, producto de la desaceleración en el ritmo de la tributación y un menor desempeño de la economía, queda muy por debajo del promedio recaudado por los países de la OCDE, pues éste asciende al 34.2% del PIB.

De las causas de esa baja recaudación identificadas por el organismo y por lo mismo sugiere cambios o de plano eliminarlos, son los tratos preferenciales en rubros como el Impuesto al Valor Agregado (IVA), el Impuesto Sobre la Renta (ISR), los gravámenes al comercio exterior y las contribuciones a la seguridad social, los cuales están minando la recaudación fiscal.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que dirige Alicia Bárcena, considera a su vez que la inversión productiva y el gasto social deberían fondearse con los recursos de una reforma tributaria.

Cabe destacar que a finales de octubre del año pasado, el Congreso de la Unión aprobó modificaciones al Código Fiscal de la Federación (CFF), a la Ley del Impuesto sobre la Renta (LISR), a la Ley del Impuesto al Valor Agregado (LIVA), y al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (LIESPS), entre otros apartados, con el objetivo de elevar la recaudación tributaria.

Todos a pagar más

Aun con estos cambios a la legislación tributaria, el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera Gutiérrez, anunció un plan a corto plazo para salir del estancamiento visto en 2019 y confirmó la elaboración de una reforma fiscal, aunque no precisó cuándo entraría en vigor ni si hay avances en la materia, ya que es un tema que se debe ir estudiando.

“No queremos adelantarnos mucho, porque lo que queremos es que haya una discusión amplia de todos. Dado que todos vamos a pagar más, de una forma o de otra, sí queremos que sea una decisión muy consciente tomada por todos los mexicanos”, comentó el Herrera Gutiérrez.

Al sector empresarial y a la sociedad en general, le ha quedado claro que la estrategia del Gobierno Federal es recaudar más mediante mayores cobros y de forma más eficiente a los contribuyentes, pero no hay forma de que la economía crezca sólo con una política de terrorismo fiscal.

La verdadera reforma fiscal sería la promoción y apoyos para que micros y pequeñas empresas puedan crecer y con eso se genere mayor actividad económica y, en consecuencia, mayor recaudación. Desafortunadamente ese enfoque no se ve todavía.

Desconfianza empresarial

El pasado lunes el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que preside Julio Santaella, dio a conocer cifras interesantes que reflejan el estado de ánimo de los inversionistas, sobre todo los nacionales, que a 15 años del nuevo gobierno no alcanzan aún a definir cuál es el rumbo que tomará la economía, ya no digamos en el largo plazo, sino este año.

Los Indicadores de Confianza Empresarial correspondientes al segundo mes de 2020, elaborados por ese el instituto, dan cuenta que los empresarios mantienen la desconfianza e incertidumbre, igual que hace 15 meses y lo preocupante es que la percepción no logra revertirse.

Las cifras destacan que dicho indicador para el sector manufacturero cayó en 0.8 puntos en el mes de febrero con relación a enero, lo que significó una baja de 5.8 puntos respecto al mismo mes del año pasado.

Los empresarios de la construcción son los que más deterioro muestran, pues la caída en el indicador fue de menos 1.1 puntos, y sólo los del comercio mostraron una leve recuperación de 0.5 puntos respecto a enero, pero con un retroceso de 3.1 puntos respecto a un año atrás.

Mucho se ha comentado que la curva de aprendizaje de diversos funcionarios ya se prolongó y es urgente que ya se complete, pues diversos proyectos de infraestructura e inversiones están detenidos, con el consecuente riesgo de que se agrave la desconfianza y la incertidumbre si no se despiertan dentro del gobierno. La economía y la población requieren y merecen ya de un crecimiento sostenido.

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*Periodista, director de la Revista Hábitat Mx