Línea Dorada, ignominia e impunidad

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  • Línea 12, orgullo de Ebrard
  • Mario Delgado, desvío de recursos
  • Sheinbaum promete investigar

Agustín Vargas *

La Línea 12 de Metro, conocida también como la Línea Dorada, fue inaugurada el 30 de octubre de 2012, un mes antes de que concluyera la administración del entonces jefe de gobierno Marcelo Ebrard Casaubón, actual secretario de Relaciones Exteriores en el gobierno de autodenominada 4T.

La obra, cuya construcción se aceleró al máximo para que fuera inaugurada justo dentro de la gestión de Ebrard, fue durante muchos meses motivo de orgullo de la izquierda mexicana, que presumía de una histórica inversión de 1.800 millones de dólares y de que ofrecía servicio diario a casi medio millón de personas que antes no podían cruzar rápidamente una zona del oriente de la Ciudad de México al sur y centro de la capital del país.

La “Línea Dorada” era una de las grandes promesas de Ebrard Casaubón para la movilidad capitalina. El proyecto daría una gran alternativa de vialidad a los habitantes de la zona sur-oriente de CDMX, quienes no esperaban que el desarrollo presentara un gran cantidad de fallas.

Iniciaba así la historia de la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro de Ciudad de México (CDMX), acumulando casi desde el inicio de operaciones un largo y escabroso recuento de fallas e irregularidades que cobraron factura el pasado 3 de mayo, cuando un tramo entre la estación Olivos y Tezonco colapsó quitándole la vida a 24 personas y dejando decenas de heridos y desaparecidos.

La Línea 12 fue criticada desde su inauguración por tener diversas fallas. El 12 de marzo de 2014, cuando Miguel Angel Mancera (actual senador) tuvo que ser suspendida, pues se cerraron 12 de 20 estaciones –de Atlalilco a Tláhuac, pasando por Tezozomoc y Olivos– por presentar problemas en su construcción.

Una de las fallas era el desgaste ondulatorio de los rieles de la vía y problemas en más de 400 mil sostenes de las vías y se supone que se corrigieron entre agosto y octubre de 2014.
Desde entonces se alertó de los daños que presentaba la columna 69 que sostenía uno de los tramos de la línea y que el Sistema de Transporte Colectivo Metro ordenó su reparación. El gobierno de Mancera invirtió 3 meses de trabajo y gastó 15 millones de pesos. Esa columna fue la que colapsó.

Este martes escuchamos a Claudia Sheimbaum, jefa de gobierno de la CDMX, prometiendo investigaciones a fondo para dar con los responsables del terrible percance. Promesas que quizá queden en palabrería pura.

Lo que sí es un hecho es que la Línea Dorada se ha convertido en el símbolo más recalcitrante de la ignominia y la impunidad gubernamental en los nueve años que lleva de existencia.

Investigaciones e impunidad

La ignominia es una ofensa pública a los habitantes de la capital del país. Las autoridades de aquel entonces y las de hoy, viven en el descrédito y han perdido el respeto de un buena parte de la ciudadanía con sus acciones indignas o vergonzosas. Sólo demagogia ante la desgracia.

Si en verdad se investigará a fondo qué es lo que realmente pasa con la Línea 12 del Metro, el gobierno de la CDMX y el gobierno federal, deberían irse al inicio, es decir a la construcción de esa vía férrea. Desde entonces existían denuncias de diversas irregularidades financieras y desvío de recursos, documentados incluso por la Cámara de Diputados.

En este mismo espacio publicamos el 4 de febrero de 2015, que la trama de la fallida y costosa Línea 12 del Metro había sacado a la luz a los principales jefes de la gavilla de ex funcionarios que se sirvieron con la cuchara grande durante la construcción de esa obra, que involucró recursos no sólo del gobierno de la capital de la República, sino del propio gobierno federal.

Mencionamos en aquel entonces que “Quedo claro, al menos así lo reveló el informe de la Comisión Especial de la Cámara de Diputados para dar seguimiento al ejercicio de los recursos federales destinados a la Línea 12 del Metro, mismo que contiene las primeras investigaciones que realizó sobre este caso, que el ex jefe de gobierno, Marcelo Ebrard, y al ex secretario de Finanzas y actual senador, Mario Delgado, son los principales responsables de presuntos malos manejo de recursos, así como de las afectaciones de este transporte por falta de mantenimiento.

“De acuerdo con el documento, hay elementos para que la Procuraduría General de la República (PGR) y la Auditoría Superior de la Federación (ASF) puedan realizar una investigación a fondo y se finquen las responsabilidades penales y sanciones a que haya lugar”.

Sin embargo, nada pasó. La mencionada comisión especial investigadora, presidida por el diputado priista Marco Antonio Calzada Arroyo, se disolvió, Marcelo se desdibujó del mapa político por casi tres años y reapareció en el 2018 —poco antes de las elecciones presidenciales–, con total impunidad bajo el manto protector de su patrón.

Pasó de ser protagonista de la Línea Dorada al círculo dorado de AMLO en la nueva etapa de la carrera del tabasqueño que lo llevó a la Presidencia de la República.

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*Periodista, director de la Revista Hábitat Mx