Millennials, la generación que quiere pero no puede

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Al ser la generación del “aquí y ahora”, los jóvenes nacidos entre la década de los 80 y los 90 destinan una fuerte parte de sus gastos a su estilo de vida, por encima de metas a largo plazo como la adquisición de un auto o vivienda

José M. Gijón Anaya

Los millennials, grupo poblacional que generalmente engloba a aquellas personas que nacieron entre 1981 y 1995, se han constituido como una de las generaciones que presentan mayores problemas para administrar su dinero, generándoles problemas en distintos rubros.

Datos de la consultoría financiera Adulting arrojan que siete de cada 10 jóvenes de este grupo no sabe administrar sus quincenas, lo cual les genera una constante ansiedad por estirar el sueldo para cubrir sus gastos.

Entre dichos egresos se encuentran el uso de aplicaciones, idas a antros, viajes y servicios que no son de primera necesidad, los cuales llegan a representar hasta el 50 % del total de sus ingresos.

Aunado a esto, una encuesta publicada por la firma PricewaterhouseCoopers reveló que únicamente un 24% de los jóvenes tiene conocimientos básicos respecto al manejo de sus finanzas, por lo que ocho de cada 10 se pueden considerar como analfabetos financieros.

En el caso de los millennials de Estados Unidos, ocurre que más de un tercio de estos se ha visto influenciado por las imágenes y las experiencias que comparten sus amigos a través de redes sociales, lo que deriva en que realicen gastos más allá de lo que en realidad pueden pagar para “no perderse la diversión”.

Bajo la percepción de que las redes son la peor influencia respecto a cómo manejan su dinero, los jóvenes estadounidenses ponen mayor atención respecto a cómo gastan sus amigos, sin tener claro cómo son capaces de pagar viajes y comidas en restaurantes que muestran en sus perfiles.

En asuntos como la salud, los millennials no tienen como prioridad acudir a los consultorios médicos, pues tienen poca confianza en la atención que pudieran recibir y consideran elevados los costos.

Esta situación provoca que los millennials con gastos médicos fuertes terminen con mayor probabilidad de pagarlos mediante ahorros, tarjetas de créditos o retiros 401k (herramientas para el retiro en EUA) que con sus ingresos disponibles.

De acuerdo con la “2019 Modern Wealth Index Survey”, encuesta realizada por la corporación Charles Schwab, 48 % de las personas que comprenden esta generación realizan gastos excesivos para participar en experiencias similares a las de sus conocidos, lo cual puede generar un impacto a largo plazo en su estabilidad financiera.

Pese a esto, la encuesta también refleja que más de la mitad de los estadounidenses se consideran a sí mismos como ahorradores, con un 65% que afirma que está dispuesto a no gastar dinero en experiencias ahora para tener fondos en el futuro.

No obstante, esto no se termina de reflejar en sus finanzas, ya que la mayoría vive mes con mes (es decir, sin generar un ahorro real) y poco menos de la mitad carga con deudas en su tarjeta de crédito; además, sólo el 38 % tiene un fondo especial para casos de emergencias y en promedio llegan a gastar casi 500 dólares al mes en cosas no esenciales.

Entre las razones para esto se encuentra que únicamente tres de cada 10 jóvenes están elaborando un plan financiero, mientras que aquellos que no lo tienen lo aducen al hecho de que creen no tener suficiente dinero para necesitar un plan formal, consideran que es muy complicado o afirman no tener el tiempo para desarrollar uno.

Otro indicador destacado por el grupo Schwab, si los jóvenes tuvieran acceso a fondos considerables (un millón de dólares), más de la mitad tendría como primer gasto la adquisición de vivienda, seguida por la compra de autos y viajar. En menor medida se utilizarían los fondos para el pago de deudas, realizar inversiones y ahorrar.

En Europa las cosas no resultan muy distintas en términos de gastos. En el caso español, la generación del milenio destina una gran parte de su sueldo al alquiler (ya sea individual, en pareja o con roomies), con precios que pueden ascender a los 600 euros mensuales.

El gasto que le sigue es el ocio, ya que le llegan a destinar aproximadamente 80 euros mensuales a este tipo de actividades, ya sea yendo a conciertos, visitando museos, viendo películas, comprando libros, etc.

Otras cosas en las que ocupan su dinero son las comidas, ya que tienen interés en conocer la gastronomía de otras culturas y comparar entre restaurantes; realizar compras, cuestión que relacionan con el ocio y que pueden hacer tanto en línea como acudiendo a tiendas físicas; y realizar viajes, con el deseo de conocer el mundo a través de experiencias low cost que les permitan gastar lo menos posible en cuestiones como el transporte o el alojamiento.

El caso mexicano, incluso con las distancias económicas que pudiera tener respecto a otras latitudes, resulta bastante similar: existe mucha información disponible pero poco control respecto a las finanzas personales y casi nada de interés en las inversiones, puesto que se busca obtener un beneficio inmediato de lo que se hace.

Un 63 % de los millennials mexicanos considera que el ahorro y la prevención son aspectos fundamentales dentro de la cultura financiera, pero sólo 24% consideraría realizar una inversión en caso de contar con dinero extra y el 20% preferiría gastarlo que ahorrarlo.

En su vida cotidiana, los patrones de consumo de los jóvenes mexicanos resultan parecidos al caso estadounidense y al caso europeo. Destinan 34.1% de sus ingresos mensuales al consumo de alimentos y bebidas y hasta 18.8% a su transportación. 14% se destina a servicios de educación y el resto se dispersa en gastos en tecnología, moda y entretenimiento (principalmente en tiendas virtuales).

Estos gastos, como es el caso en otras partes, también acarrean consigo ciertos problemas. Dos de cada 10 jóvenes gasta en artículos que no necesita, puesto que prefieren gastar antes que ahorrar, y poco más de la mitad acostumbra realizar compras que se salen de su presupuesto. En algunos casos, el desembolse se realiza sin comparar precios ni establecimientos.

La vivienda, sólo un sueño guajiro

En un ejercicio similar al realizado por Charles Schwab, una encuesta realizada De las Heras Demotecnia arrojó qué gastos harían los millennials si contaran con un millón de pesos. En primer lugar se manifestó la intención de comprar una casa, con un 36%, seguida de la de viajar, con un 18 %.

La elección no resulta una cosa nimia para esta generación. Entre el 60 % y 70% de jóvenes de este rango de edad que viven en la Ciudad de México terminan optando por adquirir una vivienda en el Estado de México, ya que sus ingresos únicamente les permiten adquirir vivienda usada en la periferia.

Una de las razones es que, pese a que podrían ser candidatos para obtener un crédito hipotecario del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), los millennials no conocen los requisitos necesarios para acceder al mismo.

Lo anterior resulta en que la solución habitacional más sencilla para los jóvenes mexicanos sea la renta de inmuebles, dado que cuenta con una estructura contractual más flexible y les evita la tramitología de quienes adquieren una casa nueva.

Pese a esto, durante los últimos tiempos la tendencia se ha ido revirtiendo y hoy día el 48% de los compradores de vivienda en México son parte de la generación millennial, modificando de paso a la propia industria.

De acuerdo con el estudio Homebuyer Insights Report del Bank of America, este grupo actualmente se encuentra redefiniendo sus prioridades de vida, posicionando la propiedad de vivienda por encima de otras metas como contraer matrimonio o tener hijos.

Ahora se asimila la propiedad de vivienda con el éxito personal y financiero, por lo que se convirtió en la meta de un 72% de los encuestados, tan solo detrás del 80% que prioriza jubilarse.

Aún con tendencias como los tours de realidad virtual y realidad aumentada, además del uso de distintas plataformas que agrupan las diferentes opciones de vivienda disponibles en el mercado, los millennials se acercan cada vez más a los asesores inmobiliarios para resolver dudas específicas.

La idea de que los jóvenes no quieren comprar casa responde a las condiciones laborales que no les permiten la posibilidad de adquirir una propiedad, explica Federico Sobrino, consejero del Instituto de Administradores de Inmuebles.

«Esto surge porque hoy los contratos no llevan consigo las prestaciones que se tenían antes y los millennial dicen no querer comprar casa. Sin embargo, reconocen que no pueden comprar, no es porque no quieran», aseveró Sobrino Bracamontes.

Con miras a conseguir hogares energéticamente eficientes e inteligentes, tecnológicamente avanzados para responder a los deseos y necesidades del usuario, los millennials sólo se quedan en la aspiración de contar con un techo propio, y la angustia de apenas poder cubrir el resto de sus gastos.