¿Partero o enterrador..?
Francisco J. Siller
Estaba previsto, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, es hoy el presidente del Partido Revolucionario Institucional. Pasadas las 8 de la noche del domingo, el gobernador con licencia de Campeche, echó las campanas al vuelo. Su cuenta de Twitter anunció: #¡GANO! El primer ofrecimiento: En unidad y sumando voluntades vamos a regresar la grandeza al PRI.
Ocurre así dos horas antes del anuncio oficial del cierre del PREP priísta y del anuncio a las 10 de la noche de la Comisión Nacional de Procesos Internos de ese instituto político (CNPI), encabezada por Rubén Escajeda Jiménez. “Con el 59.5 por ciento de las casillas contabilizadas el 83.04 por ciento de la votación en favor de la fórmula de Alejandro Moreno Cárdenas; 9.11 por ciento, a la correspondiente a Ivonne Ortega Pacheco; y el 2.97 por ciento, en favor de Lorena Piñón Rivera”.
Sin lugar a duda un triunfo contundente del campechano –nacido el 25 de abril de 1975—que ha tenido un desempeño ascendente dentro de las huestes del tricolor a partir de su elección como diputado y senador en dos ocasiones respectivamente, y gobernador del Estado de Campeche –septiembre de 2015–, donde solicitó licencia el pasado mes de junio para contender por la presidencia del tricolor.
“Alito”, como lo llaman sus allegados ha sido miembro activo del PRI desde 1991 y hoy tiene en sus manos una gran responsabilidad por sacar adelante al partido político que detentó el poder durante 8 décadas y que perdió la oportunidad de gobernar por la corrupción de los gobiernos “de la Revolución”, el enriquecimiento inexplicable de muchos y el olvido de los intereses del pueblo, como primer propósito.
El PRI es hoy tercera fuerza electoral y de seguir por el mismo camino de errores sin rectificación, podría vaticinarse su virtual desaparición. Si no se analiza a profundidad ¿el porqué el PRI perdió en el año 2000? Y sus subsecuentes derrotas los siguientes 12 años, no habrá nada que salvar. Lo que venga será el paradigma de “una muerte anunciada”. El PRI de Peña Nieto, no lo quizo ver y vea usted el resultado.
La obligación de Moreno Cárdenas esta en encontrar los medios de convertir a su partido en una verdadera oposición al regimen de la 4T, conciliar los intereses del partido, con los de la población y demostrar que aún tiene con qué responder a los retos de hacer grande a México. Incluso debe aprender de la expreiencia lópez obradorista que lo aplastó inmisericordemente en las pasadas elecciones presidenciales.
El PRI tiene cinco años por delante para preparar nuevos cuadros políticos acordes a las necesidades actuales de la población. La estructura la tiene y los propmotores de su ideología, estan ahí, dormidos y sólo hay que despertarlos y motivarlos. Pero para ello se requiere de volver a unir los pedazos y recuperar el terreno perdido. La pregunta es: ¿Será capáz de lograrlo el nuevo dirigente del tricolor?
El PRI tendrá que demostrar que no es un elefante reumático para las elecciones intermedias y aquellas en dónde estén en juego las gubernaturas estatales, pero también debe conformar un equipo humano con arraigo entre la población que haga frente al impulso que tienen los candidatos de Morena, que para 2021 estarán mejor preparados para gobernar, de lo que están hoy.
En manos de “Alito” esta el lograr el renacimiento de su partido, como el Ave Fénix que resurge de entre las cenizas. Un nuevo parto… Pero también, de no corregir el rumbo, un entierro, que de fin a la era de la Revolución Mexicana…
Francisco J. Siller
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