Política Global

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  • Entra en vigor Tratado sobre Prohibición de Armas Nucleares
  • Las potencias lo rechazan; Japón también
  • Después de décadas de trabajo, gran logro de activistas

Juan Barrera Barrera

Después de más de dos décadas de intensas negociaciones de combate al armamentismo nuclear, el viernes 22 de enero entró en vigor el Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares, el cual establece una norma internacional por la que se prohíben las armas nucleares, considerando las catastróficas consecuencia humanitarias por su detonación.

Después de que Estados Unidos lanzó las bombas nucleares contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki al final de la segunda Guerra Mundial, se iniciaron campañas mundiales con el fin de evitar que estos terribles acontecimientos se repitieran.

Los estados que han ratificado el acuerdo no podrán, bajo ninguna circunstancia, desarrollar, ensayar, producir, fabricar o adquirir, poseer o almacenar armas nucleares u otros dispositivos explosivos de este tipo. “México está convencido que el TPAN contribuirá a complementar y fortalecer el régimen de no proliferación y desarme nuclear existente, cuya piedra angular es el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP)”, informó la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

El TPAN fue adoptado con el apoyo de 122 países, el 7 de julio de 2017, en Nueva York, y México fue el cuarto país en ratificarlo el 16 de enero de 2018. Posteriormente, Honduras depositó su instrumento de ratificación el 24 de octubre del 2020, convirtiéndose en el 50° Estado parte del Acuerdo, por lo que, 90 días después, posibilitó que el instrumento entrara en vigor este 22 de enero.

Hasta ahora el TPAN cuenta con 86 firmas y 51 ratificaciones. En América Latina y el Caribe son 28 los estados signatarios del Tratado, de los cuales 21 ya lo han ratificado. Así, en congruencia con la tradición histórica de desarme nuclear, la región de América Latina y el Caribe contribuyó con dos quintas partes de las ratificaciones necesarias para lograr la entrada en vigor de este instrumento multilateral.

Las potencias nucleares rechazan el Tratado, igual Japón

Hubo países que intentaron empañar este trabajo en favor de la paz, como ya se esperaba: las potencias. Los países que no firmaron el Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares son los poseedores de bomba atómica. Estados Unidos y Rusia (ambos cuentan con el 90 por ciento del armamento nuclear), China, Francia, Gran Bretaña, India, Paquistán, Israel y Corea del Norte.

Los primeros cinco son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con poder de veto.

El tradicional argumento de estos países para no firmar el Tratado es que son un arma de disuasión frente a sus enemigos. Pero sí suscriben al de No Proliferación que busca impedir la diseminación de las armas nucleares a otros países.

Pero a qué enemigos se refieren, sino a ellos mismos. Estados Unidos tiene grandes diferencias con China, Rusia y Corea del Norte, con esta última tuvo fuertes roces durante la administración Trump por las pruebas nucleares que realizaba el gobierno de Pyongyang, que afortunadamente no pasaron de palabras y amenazas mutuas. Entre India y Paquistán es bien conocida su rivalidad histórica y comparten una frontera muy delicada, siempre latente para una conflagración nuclear.

Japón, a 75 años de que EU lanzara sendas bombas atómicas sobre su territorio y único país del mundo que ha sufrido las consecuencias de un ataque nuclear, no firmó el tratado, por el momento, y cuestionó su eficacia mientras las potencias no se sumen a él. Puede ser comprensible la posición japonesa, pero no se justifica. Por la mente de sus líderes pasa la amenaza que representa para la región la capacidad armamentista de Corea del Norte, por ello Tokio no descarta desarrollar armamento nuclear para contrarrestar la amenaza de su vecino coreano.

En octubre del año pasado, el gobierno japonés aseguró que el Tratado sobre Prohibición de las Armas Nucleares no coincide con su enfoque. Entonces, el secretario jefe del Gabinete, Kato Katsunobu, fijo su posición: “Debemos avanzar hacia el desarme nuclear de forma paulatina y realista al mismo tiempo que afrontamos apropiadamente las amenazas a la seguridad”.

Activismo de décadas se anota un gran logro por la paz y la seguridad

“La realidad es que siempre que existan armas nucleares existirá el riesgo de que sean utilizadas y esto es irrefutable. Si se quiere tener un planeta seguro esas armas deben desaparecer”, afirma el director general de la Cruz Roja Internacional, Robert Mardini. Al igual que esta institución, la ONU y el Papa Francisco saludaron el acuerdo.

Mardini advirtió que uno de los riesgos reales de poseer armas atómicas es el de ciberataque, que podría provocar errores fatales que no respetaría fronteras como la pandemia del coronavirus.

Antonio Guterrez, secretario general de la ONU, consideró que “El tratado representa una etapa importante en el camino hacia un mundo exento de armas nucleares y da fe del apoyo resuelto que provocan las iniciativas multilaterales de desarme nuclear”.

En realidad las potencias no renunciarán por su propia mano a deshacerse de su arsenal nuclear, es parte de su esencia de dominación, de su estatus mundial, pero en la medida en que la comunidad internacional siga cobrando conciencia sobre las consecuencias humanitarias que causan estas armas seguirán cuestionando y presionando a las potencias poseedoras de armas nucleares.

La firma del tratado es una gran contribución a la paz, a la seguridad y protección colectiva. Entre los grupos que lucharon por llegar a un acuerdo de esta envergadura destaca la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares que le mereció el Premio Nobel de la Paz en 2017, activismo de décadas que se ve coronado ahora con la entrada en vigor del Tratado este 22 de enero.