Política Global

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  • Romero Deschamps: lujos, excesos, corrupción
  • AMLO exonera al líder petrolero desde Palacio Nacional
  • ¿El millonario sindicalista le devolverá al pueblo lo robado?

Juan Barrera Barrera

Cuando llegaron los agentes de la policía a un lujoso restaurante de la exclusiva colonia Polanco Carlos Romero Deschamps se asustó porque pensó que iban por él. No, para su fortuna. El arrestado resultó ser el abogado de delincuentes de cuello blanco, azul, negro, Juan Collado, hoy en la cárcel.

¿La detención del polémico abogado era un aviso del gobierno de la 4-T para el corrupto líder petrolero? Sí, seguramente. Porque quien esté realmente interesado en limpiar de corrupción a la paraestatal Petróleos Mexicanos, tiene que pasar necesariamente por la limpieza de su organización sindical, de su dirigencia, de lo contrario todo quedará en rimbombante discurso oficial.

Por supuesto que no será nada fácil limpiar al poderoso Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), por lo menos desde que Carlos Romero Deschamps asumió el control de este, desde 1993 hasta 2019 cuando decidió separarse del cargo “para garantizar la estabilidad del gremio.

Carlos Romero: renuncia padosa

A tres días del 83 aniversario de la expropiación petrolera, el presidente Andrés Manuel López Obrador, en conferencia mañanera claro, anunció que Romero Deschamps renunciaría de forma “voluntaria”, pero también por un “exhorto” de Palacio Nacional como trabajador activo de la expoliada paraestatal Pemex.

Pues resulta que el multimillonario estaba gozando de tres años de vacaciones acumuladas que no había podido tomar por atender sus responsabilidades sindicales. Los petroleros tienen un Contrato Colectivo de Trabajo de privilegio que ningún gremio de país desarrollado lo tiene y pueden sumar sus vacaciones cuando así lo quieran.

Realmente fue un anuncio terso de parte del mandatario, como terso será su retiro, es decir que la paraestatal lo jubilará con el cien por ciento de su salario, algo así como cien mil 170 pesos mensuales (otro poco iguala al del presidente), más otras jugosas prestaciones a las que tiene derecho, lo mismo que su familia, lo que no alcanza a ruborizar a los magistrados de la Suprema Corte de Justicia que votaron por imponerles un tope a las pensiones de los jubilados por el ISSSTE mediante las Unidades de Medición y Actualización (UMAs=89.62 pesos diarios) en lugar de salarios mínimos (141.70 pesos diarios), como hubiera sido lo justo.

Carlos Romero Deschamps había renunciado a su enésima reelección en 2019 luego de la detención de su abogado Collado, pero ha seguido con el control del organismo sindical, ya que a lo largo de su vida sindical, al lado de Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, heredó una estructura sindical corrupta y antidemocrática. En su lugar, por estatutos, quedó un incondicional, el diputado federal Manuel Limón Hernández, que le tramitará su jubilación.

Toda una vida de lujos exceso y corrupción

La democratización y limpia de las organizaciones sindicales es un asunto pendiente para el gobierno federal que encabeza el tabasqueño. El STPRM es el símbolo de corrupción e impunidad no solamente del sindicalismo mexicano, sino del sistema político mexicano. A través del gremio petrolero, los gobiernos del PRI triangulaban recursos de Pemex a candidatos de ese partido.

El caso más escandaloso, el Pemexgate, fue durante la campaña presidencial del 2000 cuando la paraestatal le giró a través del STPRM más de mil millones de pesos al candidato del PRI, Francisco Labastida Ochoa. En 2003 el partido en el poder fue multado por esa misma cantidad, pero debió hacerse acreedor de la pérdida de su registro, pero como era parte del poder fue arropado por el sistema político. Un juez dio por cerrado el caso.

El sindicato petrolero por cinco sexenios (de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Enrique Peña Nieto; y de los panistas Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón) fue pilar central del viejo sistema político mexicano forjado a fuerza de corrupción e impunidad.

Romero Deschamps era una suerte de capo de capos que compartía glorias con Elba Esther Gordillo del magisterio, Víctor Flores Morales de ferrocarrileros, Francisco Hernández Juárez de telefonistas y otros ya fallecidos. Siempre gozaron del amparo y privilegios del poder a cambio del control y del voto corporativo de los trabajadores. Se les permitía todo, eran parte del andamiaje corrupto del sistema.

Intocables y multimillonarios. Carlos Romero siempre priísta. Por esa formación política llegó a tres diputaciones federales y senador en dos ocasiones que lo protegía de cualquier acción penal. Sus exhibicionismos superfluos eran muy vistos, vulgares y ofensivos al México empobrecido. Dueño de mansiones costosas en Cancún, Acapulco y Miami. La frivolidad de su hija Paulina que viajaba en avión particular acompañada de sus perritos no tiene parangón, o el Ferrari de dos millones de dólares que el líder le regaló a su hijo José Carlos, son en extremo insultantes. Verdaderos mirreyes.

El líder corrupto no devolverá al pueblo lo robado

Carlos Romero Deschamps, Ricardo Aldana (tesorero del sindicato y pieza clave en las corruptelas de su jefe), los 36 secretarios generales y toda su estructura sindical, funcionarios, ex directores de Pemex y ex presidentes de la República son responsables del daño causado a la paraestatal y a México.

Pese a que desde 2018 la Fiscalía General de la República abrió 12 indagatorias contra el ex senador priista, sólo tres de éstas continúan y están relacionadas a presuntos actos de lavado de dinero, fraude y enriquecimiento ilícito, además de delincuencia organizada, huachicoleo y nepotismo.

Romero Deschamps, uno de los personajes más corruptos de México, debe ser investigado hasta sus últimas consecuencias y sujeto a proceso junto con sus cómplices. Pero no solo eso, sino que tienen que devolverle lo robado a México o de plano al menos que el presidente López Obrador ya tendió un manto protector sobre uno de los máximos delincuentes públicos del país.

Sería muy riesgoso para el presidente López Obrador y para su proyecto transformador que desde Palacio Nacional haya exonerado al corrupto Carlos Romero y por lo tanto a su pléyade. ¿Continuará el líder petrolero gozando de la protección e impunidad del poder como en el antiguo régimen?

Estará pensando AMLO en la frase desafortunada de su personaje histórico, Benito Juárez, para justificar su condescendencia hacia Carlos Romero: “A los amigos justicia y gracia, a los enemigos justicia”.