Política Global

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  • Las potencias llaman a la no proliferación de armas nucleares
  • China, país firmante, seguirá su carrera armamentista
  • ¿Imposible desaparecer riesgo de guerra nuclear?

Juan Barrera Barrera

Una tregua obligada en momentos de tensión mundial que involucra a las principales potencias: Estados Unidos, China Rusia, Reino Unido y Francia se pusieron de acuerdo para enviar un mensaje de aliento al mundo y se comprometieron a poner un alto a la proliferación de armamento nuclear.

Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, mediante un comunicado conjunto, este lunes, en el que coinciden en que “no se puede ganar una guerra nuclear y que esta no debe liberarse”. Expusieron que mientras existan estas armas deben utilizarse “con fines defensivos de disuasión y de prevención de la guerra”. Aún evocan la frase que se impuso en el encuentro Gorbachov-Reagan en 1985 cuando ambos líderes coincidieron en que “una guerra nuclear no tiene vencedor”.

El próximo martes los cinco gobiernos tenían concertada la realización de la décima conferencia de revisión del Tratado sobre la No Proliferación, en la sede de la ONU, en Nueva York, pero fue pospuesta para agosto próximo debido a la rápida expansión de la nueva variante del COVID-19, Ómicron.

China firma tregua, pero seguirá su plan nuclear

Las superpotencias, en su texto, subrayan su “voluntad de trabajar con todos los Estados para establecer un entorno de seguridad que permita conseguir más progresos en materia de desarme, con el objetivo último de un mundo sin amas”. Sin duda estas palabras no pasan de ser buenos deseos de los firmantes para este año.

En la carrera armamentista geoestratégica todos se miran con recelo, viéndose unos a otros para saber qué hace cada cual con sus arsenales, pero en realidad, ninguna de las potencias está dispuesta a deshacerse de los suyos mientras el otro no dé el primer paso y seguramente ninguno lo va a dar por una obvia razón: la seguridad nacional de cada país es primordial y no la pueden arriesgar.

En el juego geopolítico y ante la iniciativa de las cinco potencias de para comprometerse a la no proliferación, China, un día después, fijó su posición y dejo en claro que seguirá modernizando sus armas nucleares “con fines defensivos” y pidió a Estados Unidos y Rusia que sean ellos los que den el primer paso reduciendo sus arsenales. El gigante asiático tiene en su haber unas poco menos de 300 cabezas nucleares.

Riego de guerra nuclear no desaparece

Pero ¿cuántos tratados o acuerdos han firmado las dos superpotencias en medio siglo de negociaciones y cuáles han sido los resultados tangibles? Diversos estudios estiman que el desarme ha significado una reducción de 38 mil cabezas nucleares. En febrero pasado Joe Biden y Vladimir Putin firmaron un acuerdo para prorrogar su tratado de No Proliferación New STAR, firmado en 2010 y que limita el número de cabezas nucleares desplegadas por cada uno a un máximo de mil 550 y 700 sistemas balísticos en tierra, mar y aire.

La Federación de Científicos Americanos estima que EU cuenta con 3 mil 600 cabezas nucleares activas en sus arsenales y Rusia 4 mil 300, mientras que los demás que poseen no tienen más de 300. El Instituto de Estudios Estratégicos de Londres, señala que Estados Unidos y Rusia son los dos jugadores en los que recae la estabilidad nuclear mundial, ya que el 90% de las cabezas nucleares está en posesión de las dos superpotencias.

Sin embargo, en esta carrera nuclear han entrado otros jugadores que deberían ser integrarlos a las negociaciones de desarme. Antes eran dos, ahora son cinco, peo también tienen que tomar en cuenta a Irán y Corea del Norte por la razón de seguridad y estabilidad internacional. También están la India y Paquistán, entre otros. Pero al mismo tiempo se requiere de buscar nuevos mecanismos de negociación para el control de armas, ya que todavía perdura el viejo esquema aplicado en tiempos de la Guerra Fría.

Aunque todo esfuerzo geoestratégico para la no proliferación de armas nucleares es importante, ello no significa que el riesgo de guerra nuclear tienda a desaparecer.