Política Global

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  • La idea de “hacer una pausa” lastima la diplomacia
  • México-España: relaciones bilaterales profundas
  • Revisar contratos de empresas “saqueadoras”

Juan Barrera Barrera

Dice el presidente que no se refirió a romper relaciones diplomáticas con España cuando el miércoles propuso “pausarlas” hasta que termine su mandato en 2024 para que las autoridades y empresas españolas dejen de ver a México como un país de conquista. Declaración que de inmediato generó incertidumbre con relación a los lazos bilaterales, en medio de la visita de John Kerry, asesor del presidente Joe Biden para el cambio climático.

Hay consenso en que Andrés Manuel López Obrador es un genio en el arte de la comunicación.

Pero es sabido que el ser humano es un simulador por naturaleza y me parece que los políticos como los curas llevan delantera a los demás. ¿Fue una frase distractora por el asunto de la casa de su hijo José Ramón y de su esposa? Por supuesto que sí.

AMLO tiene una grave carencia en su método de comunicar: no se sabe expresar y eso provoca que tengamos que desmenuzar sus palaras y después tratar de interpretarlas. También tiene graves carencias en eso de la diplomacia y las relaciones internacionales. No le gustan, además, esos temas. Pero hace política externa como si fuera política doméstica.

Relación bilateral lesionada

Las relaciones México-España no atraviesan por su mejor momento desde la llegada de López Obrador a la presidencia. Tiene resentimiento contra la corona española por las consecuencias devastadoras que dejo la conquista entre la población indígena mexicana.

Por ello su frase de que México ya no es tierra de conquista, ahora económica, por el saqueo de las riquezas nacionales que han hecho las empresas ibéricas Iberdrola, Repsol y OHL, durante las tres administraciones que le antecedieron en connivencia con los gobiernos neoliberales en turno (de Vicente Fox y Felipe Calderón del PAN; y de Enrique Peña Nieto del PRI).

Qué debemos entender por “pausa” en las relaciones bilaterales México-España. El jueves matizó su dicho, pero demasiado tarde. La palabra ya había lesionado la relación bilateral. El daño estaba hecho. Con desparpajo AMLO llamó a serenarse a todos aquellos que se sorprendieron por la declaración mañanera.

El mandatario mexicano aclaró que no se refirió a una ruptura de relaciones con España, por lo que sólo se entra a una nueva etapa en donde se respeta la soberanía para que las empresas de ese país no vean a México como tierra de conquista. “Nosotros somos muy respetuosos del pueblo español, tenemos relaciones íntimas con el pueblo de España, pero en los últimos tiempos durante el periodo neoliberal empresas españolas apoyadas por el poder político tanto de España como de México abusaron de nuestro país y de nuestro pueblo”, afirmó.

El más sorprendido y agraviado fue naturalmente el gobierno español. El ministro de Asuntos Exteriores, Juan Manuel Albares Bueno, reaccionó extrañado pues dijo que no había una nota oficial sobre el tema por lo tanto no había motivo para una ruptura diplomática y rechazó las descalificaciones de López Obrador. En un comunicado la cancillería señala que España “trabajará siempre por mantener las mejores relaciones con México y reforzar los lazos con este pueblo hermano. El gobierno desea unas relaciones basadas en el respeto mutuo, como quieren los españoles y los mexicanos, sin este tipo de manifestaciones”.

Cancelar o romper relaciones con otro país no es un asunto sencillo, mucho menos cuando no existen motivos tangibles y con la península Ibérica, además de los lazos históricos, culturales, humanos, lingüísticos, de cooperación y comerciales que nos unen, ambos países son socios estratégicos a través de la Unión Europea.

Asuntos Exteriores destaca en su comunicado que España es el segundo inversor en México, cuyo monto superó los 70 mil millones de euros en el 2021 y cuenta con siete mil empresas en territorio mexicano, mientras que la de México supera los 25 mil millones de euros.

Que se investigue a empresas depredadoras

Los dos gobiernos son producto de un proceso democrático y pertenecen al espectro ideológico de izquierda, el Partido Socialista Obrero Español y el Movimiento de Regeneración Nacional. El primero lleva el sello socialista. Morena decidió, como toda la izquierda mexicana, han renunciado a los conceptos de socialista o comunista. Tanto Pedro Sánchez como Andrés Manuel López Obrador fueron elegidos en las urnas. Los dos líderes de izquierda están al frente de dos países en donde prevalece un régimen de producción capitalista, neoliberales, pues.

Para AMLO es un asunto histórico o económico y político. Después de que en 2019 se conociera una carta dirigida al rey, Felipe VI en la que solicitaba un perdón para los pueblos originarios por los agravios cometidos durante la conquista, las relaciones se han enfriado, lo que se confirmó el año pasado con las efemérides de la fundación de Tenochtitlán y la independencia de México de España.

Con el gobierno de Pedro Sánchez no ha habido química, así quedó asentado en su visita a nuestro país y el trato poco diplomático que se le otorgó desde Palacio Nacional. Pero el presidente mexicano tiene centradas sus baterías contra empresas ibéricas que desde su punto de vista se han beneficiado saqueando económicamente al país gracias a la complicidad de los gobiernos de ambos lados del Atlántico.

Si Iberdrola, Repsol, OHL y otras empresas más han sido beneficiadas de forma irregular, pasando por las reglas pues que se actué legalmente en consecuencia, pero esa situación no puede asumida como un motivo poderoso para lesionar las relaciones diplomáticas.

Acaso lo que le pura a AMLO es que Iberdrola haya incluido en su directorio a Felipe Calderón y a Georgina Kessel, que contaban con información privilegiada de la cual sacaron provecho en detrimento del patrimonio nacional.

De paso, el mandatario mexicano vuelve a meter en aprietos al canciller Marcelo Ebrard, fuerte y serio aspirante de sucederlo en el poder.