Política Global

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  • Humillante actitud de DT; AMLO tibia respuesta
  • Trump le hace campaña sucia a Claudia
  • Quién podría contener a Donald: Scheinbaum o Ebrard

Juan Barrera Barrera

Está de regreso, o es que nunca se fue, pero Donald Trump anda en campaña. Y como ya es natural en las coyunturas electorales recientes de los Estados Unidos, México se ha convertido en un tema obligado en la agenda bipartidista (Partido Demócrata y Republicano) por el tema migratorio, la seguridad y la cuestión económica-comercial.

El tema México, no obstante su importancia, cobró mayor notoriedad en 2016 cuando Donald Trump se alzó con la candidatura presidencial por el Partido Republicano. Durante los debates internos de su partido ya perfilaba su talante agresivo, racista, vulgar, misógino y mentiroso que después trasladó hacia la frontera sur de su país.

Ya durante su campaña el magnate neoyorquino tomó como una de sus banderas a los migrantes mexicanos, especialmente, a los que se refirió como delincuentes, violadores y narcotraficantes. Algo así como el mal de todos los males de los Estados Unidos.

Trump agarró de piñata a nuestro país durante toda su campaña proselitista a tal grado de humillar al entonces presidente Enrique Peña Nieto, quien cometió el error de invitarlo, a sugerencia de su canciller y cerebro, Luis Videgaray, y darle un trato de jefe de Estado cuando apenas era candidato. Después el ex presidente estadounidense afirmó que México pagaría por el muro que pretendía construir en la frontera para contener las caravanas de migrantes.

En la administración de Andrés Manuel López Obrador no bajó el grado de ataques y presiones.

La migración centroamericana que se detonó al final del sexenio de Peña Nieto fue creciendo en este gobierno, a tal grado de que se convirtió en un tema central en la agenda de Washington. Y como el gobierno de AMLO al principio abrió las puertas de la frontera sur a las caravanas de migrantes colmó la escasa paciencia de su homologo.

México, otra vez piñata de Donald

La semana pasada en un mitin de apoyo en Ohio, Trump refirió con su clásico tono burlón, que en 2019 lanzó una amenaza arancelaria contra el gobierno de López Obrador que resultó en un cambio en la política migratoria de México. “Nunca he visto a nadie doblarse así”, en referencia al secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard. Aseguró, el magnate inmobiliario, que ante la amenaza de imponer aranceles a todas las importaciones mexicanas, el gobierno de AMLO aceptó de inmediato movilizar 28 mil soldados “gratis” para cuidar la frontera sur y norte de México.

Otra vez el bocón de siempre. En efecto amenazó con incrementar los aranceles a productos mexicanos. No fueron 28 mil soldados, acaso la mitad. Pero sabemos que Donald Trump siempre se maneja bajo la premisa de la mentira, el ataque y la bajeza.

Pero el asunto es que no hubo respuesta de parte del gobierno mexicano y López Obrador y Ebrard Casaubón aceptaron la humillación trumpista. El mandatario mexicano evadió de plano el tema y remitió a los interesados leer el capítulo de su libro “A mitad del sexenio” relativo a la relación con la administración Trump.

AMLO y Trump terminaron por intercambiar reconocimientos: “Es uno de los socialistas que más me gustan”, dijo el ex presidente estadounidense acerca del tabasqueño. “Él también me cae muy bien, a pesar de ser capitalista”, le reviró López Obrador y calificó la relación de buena, porque ambos se entendieron y eso “fue bueno para los dos países”.

Trump en campaña en favor de Scheinbaum

Sin querer, Donald Trump se sumó al trabajo sucio contra Marcelo, uno de los presidenciables (corcholatas) a los que se refirió AMLO la semana pasada como uno de los dos favoritos (la otra es Claudia Scheinbaum) cuando el ex mandatario estadounidense dijo que lo dobló por el caso del control de la zona fronteriza del sur y la aceptación del programa “Quédate en México”.

Justamente el martes el canciller mexicano decidió dar un paso adelante en sus aspiraciones presidenciales, al aceptar una comida con un veintena de diputados, en cuyo evento dijo estar “listo para comenzar su movimiento” en pos de la candidatura por Morena. Anunció que comenzaría a realizar giras por los estados de la República, especialmente en los seis en donde habrá elecciones en junio, para buscar apoyos de gobernadores, alcaldes, diputados y senadores, y promover su proyecto hacia el 2024.

Su principal contendiente, Claudia Scheinbaum, lleva un año en campaña, avalada y apoyada por el propio Ejecutivo de López Obrador. La jefa de Gobierno es una de sus más fieles colaboradoras del mandatario y sigue al pie de la letra los discursos más sensibles de su jefe y al mismo tiempo los replica “sin cambiarles ni una coma”.

Sin embargo, en un año de campaña Claudia no ha tenido los resultados esperados (para muestra ahí están los resultados electorales del 2021 en la ciudad de México), sino que han caído sus bonos porque no ha sabido aprovechar ese plus que le viene directamente desde Palacio Nacional. No tiene un discurso propio, políticamente depende esencialmente de López Obrador.

El encargado de la política exterior, en cambio, ha entregado buenas cuentas a pesar de que a veces tiene que ir a contracorriente de las decisiones del presidente López Obrador que lo han puesto en serios problemas cuando habla o asume posiciones sobre política exterior que como ya sabemos la diplomacia no es su tema.

Quién podría enfrentar a Trump: Claudia o Marcelo

Tanto Donald Trump como Marcelo Ebrard pueden coincidir como candidatos de sus respectivos partidos (Republicano y Morena) y volver a verse las caras ya como pares en 2024. Ambos se conocen. México, en el hipotético caso de que nuevamente Estados Unidos caiga en desgracia de llegar Trump a la presidencia, México requerirá de un mandatario que pueda hablar de tú a tú con un personaje agresivo. Quién podría hacerle frente al showman neoyorquino: Claudia Marcelo.

Potencialmente Marcelo Ebrard tiene amplias posibilidades de ser candidato, de preferencia por Morena, pero sí llegará a ganar la encuesta interna la pregunta es si el presidente le volvería a pedir que se bajara para darle el beneficio a Claudia Scheinbaum, como sucedió en 2012 cuando el responsable de la política exterior cedió para que López Obrador accediera a la candidatura.

En la fraseología lopezobradorista de que “amor con mor se paga”, en la coyuntura del 2024 el que estaría obligado a demostrar afecto sería el político tabasqueño y regresarle el gesto a Marcelo, pero…