Política Global

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  • Al rescate del Triángulo Norte de CA y México
  • CEPAL, proyecto de desarrollo civilizatorio
  • Ebrard, a prueba sus capacidades diplomáticas

Juan Barrera Barrera

Las migraciones forzadas y/o desplazamientos de grandes grupos de personas que atraviesan parte de Centroamérica y México con el objetivo de llegar a la frontera con Estados Unidos, huyendo de la desigualdad, pobreza, inseguridad y violencia, en busca de mejores oportunidades, han detonado un proyecto novedoso, de largo alcance: el desarrollo económico y social en el marco de una iniciativa subregional.

Además de las caravanas de migrantes en territorio mexicano que se incrementaron a partir del año pasado, la urgencia de diseñar un plan de desarrollo integral para la zona del Arco Norte de Centroamérica y México, ha sido la agresiva política antiinmigrante del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, uno de los motivos poderosos para este proyecto integracionista.

El lunes, la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL), Alicia Bárcena Ibarra, presentó el Plan de Desarrollo Integral El Salvador-Guatemala-Honduras-México, cuyos gobiernos le encargaron al organismo regional en diciembre del año pasado, trazó de manera puntual las causas estructurales de la situación actual de la subregión en las que se sustenta el amplio documento.

El objetivo de trabajar en el desarrollo de la zona bajo un enfoque regional, me parece, tiene como finalidad la estabilidad en un ambiente muy conflictivo que puede salirse de control, en tres países que comparten además de historia y orígenes, problemas asociados al injusto desarrollo socioeconómico, como la inseguridad y la violencia. El documento consta de un diagnóstico, áreas de oportunidad y recomendaciones de la CEPAL para la operación del plan de desarrollo.

El Plan de Desarrollo: una agenda civilizatoria

En el proyecto de la CEPAL-ONU se diagnostican las raíces estructurales de las migraciones con un marco conceptual que se centra en la urgente necesidad de un nuevo estilo de desarrollo para los países del Norte de Centro América (NCA), con especial énfasis en la macroeconomía para el desarrollo, la integración comercial y energética, la adaptación incluyente al cambio climático y la protección social universal, que permita encaminarse hacia un nuevo estilo de desarrollo sostenible en los países del NCA y México que aborde las causas estructurales de la migración.

“El texto incluye un anexo de recomendaciones sustantivas y programáticas organizadas según el mandato de los fondos, programas y organismos especializados del sistema de las Naciones Unidas en la región”, según la CEPAL. Para Alicia Bárcena, la integración energética “es la más fuerte que tenemos en esta propuesta, puede abaratar costos de energía, va a promover proyectos de infraestructura en gas natural”, subrayó.

Sin duda un proyecto novedoso como lo califica la misma CEPAL, pero que requiere incrementar la inversión total de los cuatro países del actual 19 por ciento a 25 por ciento del PIB, ya que solo en infraestructura se necesita invertir el 6 por ciento, esa es la meta que se ha impuesto.

La CEPAL enfatiza sobre la necesidad de aumentar sustancialmente las inversiones públicas y privadas para acelerar el cumplimiento de la Agenda 2030, una agenda civilizatoria. “Estamos convencidos de que este es el camino para enfrentar la crisis de desarrollo y migración que hoy vive la subregión y para construir en ella no solo una estabilidad nominal sino una estabilidad social de largo plazo. En este sentido, abogamos por nuevos pactos sociales y políticos para abordar los desafíos del desarrollo macroeconómico, productivo, social y ambiental en el siglo XXI”.

El enfoque cepalista sobre cómo abordar el fenómeno migratorio, sin embargo, contrasta radicalmente con el de la administración Trump. Mientras que el organismo regional propone una gestión integral del ciclo migratorio con seguridad humana, la versión estadounidense pone el dedo en cuanto a la seguridad nacional. Así lo confirmó Donald Trump, quien volvió, esta semana, a atacar al gobierno mexicano de no hacer nada por detener la migración ilegal que llega a su frontera.

A prueba las capacidades diplomáticas de Marcelo Ebrard

Marcelo Ebrard, en estas semanas tendrá que hacer una labor diplomática titánica para presentar el proyecto y convencer al gobierno de Washington y lo mismo que al Congreso. Ayer jueves sostuvo una plática con su homólogo Mike Pence, en donde seguramente trataron, entre otros temas, el proyecto centroamericano.

El secretario de Relaciones Exteriores informó que también presentará el plan (algunos analistas le han llamado el Plan Marshall mexicano) a Canadá, la Unión Europea y otros países “que nos han expresado su interés: el tema es organizar la gobernanza de este plan”, dijo. Y si Ebrard Casaubón ya conversó con los gobiernos de Alemania, Noruega y Japón, como ha dicho, pues ha dado pasos importantes en un corto tiempo en su tarea por atraer inversiones multimillonarias de quienes tienen interés en asociarse en la lucha contra la desigualdad, la violencia y la migración.

Este plan de desarrollo es una de las razones que tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador para no dejar de acudir a la reunión del G-20 a realizarse próximamente en Japón. Esperemos que sus asesores lo convenzan de salir de su isla.

Este miércoles, Marcelo Ebrard se anotó un punto a su favor con la firma de un convenio de colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat) para establecer las líneas generales de la asistencia técnica que esta agencia brindará a México sobre el ambicioso proyecto del Tren Maya que podría llegar hasta Centroamérica.

La subsecretaria de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos, Martha Delgado, resaltó que este instrumento permitirá al gobierno de México contar con asesoría sustantiva y técnica para uno de los proyectos de mayor envergadura para el bienestar económico y social del país. Con la firma de este acuerdo, México reafirma su compromiso por trabajar conjuntamente con las Agencias del Sistema de Naciones Unidas en la identificación de proyectos y programas que aporten al bienestar de la población, informó la SRE.

El gobierno de la 4-T lleva prisa, no quiere quedarse atrapado entre las presiones de Donald Trump y las migraciones centroamericanas. El calendario electoral estadounidense 2020 también apremia al gobierno mexicano y la construcción del muro fronterizo, cada vez más complicado, a su vez presiona a Trump, pues es una promesa de campaña hasta ahora incumplida a sus bases.
La participación económica de Estados Unidos es muy importante para hacer realidad el Plan de Desarrollo Integral del NCA y México por lo que el jefe de la diplomacia mexicana pondrá a prueba su capacidad diplomática.